El próximo jueves, en el Estadio de Balaídos, se romperá una racha negativa. Puede ser la del Deportivo Alavés, quien no ha sumado aún lejos de su estadio, o la del Celta de Vigo, cuyo rédito en casa ha sido nulo en los tres compromisos previos. Hay, eso sí, una gran diferencia respecto a anteriores semanas, y es que ambos llegan al partido después de una derrota, por lo que la necesidad de dar un paso al frente va a ser bastante mayor.
Dirigidos por el mítico Rafa Benítez, los celestes han arrancado el curso con dudas. Si bien han sido capaces de ofrecer bastantes minutos de buen juego, la falta de constancia les ha hecho perder todo lo que han disputado en su feudo, por donde han pasado Osasuna, Real Madrid y Mallorca. Algo que, al empatar en Anoeta y vencer en Almería, no parecía tan preocupante, pero que ahora, después de caer en el Lluís Companys, sí que lo es más.
Para el Celta, la visita del Alavés es su gran oportunidad de empezar a hacer de Balaídos un fortín y, desde ahí, construir una temporada más tranquila y optimista que las anteriores. Pese a que el curso acaba de arrancar y, por tanto, todavía es pronto para asegurar por qué objetivo va a pelear cada escuadra, en tierras viguesas no quieren oír hablar de la permanencia en un año, el de su centenario, que debe ser especial para ellos.
Además, superar al conjunto babazorro les ayudaría también a olvidar el varapalo sufrido el sábado en la casa temporal del Barça. Los celestes llegaron al minuto 81 con 0-2 a su favor y, antes de cumplirse el 90, vieron cómo se escapaban todos sus puntos. Una remontada así hace mella y puede provocar que los pupilos de Benítez salgan en tromba desde el inicio, pero con esa necesidad, claro está, también puede jugar el Glorioso.
ESCENARIO TRÁGICO
Balaídos no es, eso sí, un escenario que le traiga buenos recuerdos al Alavés, al menos de manera reciente. Se marchó derrotado de sus últimas tres visitas allí y, en dos de ellas (2019-20 y 2021-22), fue goleado (6-0 y 4-0). Afortunadamente, las rachas están para romperlas, tal y como demostró el Athletic el viernes en Mendizorroza, donde llevaba 20 años sin ganar.