Mendizorroza es un fortín inexpugnable. El Deportivo Alavés ha derrotado esta tarde al Valencia en una batalla de altos vuelos donde los pupilos de Luis García han realizado un ejercicio inconmensurable de madurez, sacrificio en todos los metros del verde y, sobre todo, de un fútbol reconocible que ha vuelto a propiciar una fiesta en el Paseo de Cervantes.
El colmillo del Glorioso se hizo notar desde el pitido inicial. Sin alcanzar el primer minuto el Glorioso olió la sangre de un Valencia que saltó al verde de Mendizorroza con evidente nerviosismo. Luis Rioja, el más pillo de la clase, supo leer a la perfección un erróneo pase entre la defensa del Valencia y provocó un penalti tras ser embestido por Mamardashvili, quien le dejó malherido durante varios instantes.
Kike García fue el encargado de disparar desde los once metros. La referencia ofensiva del Alavés asumió la enorme responsabilidad dada su experiencia y la confianza que atesora en este tipo de escenarios. Sin embargo, el primer tanto albiazul tuvo que esperar puesto que el guardameta valencianista adivinó hasta en dos ocasiones la ejecución del delantero babazorro.
Primero lo hizo tras leer la ejecución de Kike García, pero el penalti se repitió por la entrada de Diego López al área antes del pitido. En la segunda pena máxima, que pudo haber sido la redención del manchego, Mamardashvili también acertó su tiro. El guardameta ‘ché’, como si hubiera hechizado la mente de Kike, adivinó los dos lanzamientos del delantero babazorro.
Mentalidad indestructible
El Alavés, eso sí, no bajó los brazos tras sufrir el duro revés desde los once metros y Mendizorroza animó a Kike García mientras que el equipo seguía dominando el ritmo del encuentro. Tras un centro lateral de Duarte, en el quinto minuto de la contienda, llegó el ansiado tanto para el Glorioso. Pese a que el gol se lo metiera en propia el valencianista Cenk, Kike García fue quien se desmarcó a la perfección entre la zaga ‘ché’ para acabar molestando en el despeje al zaguero turco.
El Alavés trató de insuflar oxígeno a través de sus momentos con el balón. La presión del Glorioso se mantuvo como una de las señas de identidad en una primera parte en la que Kike García no dejó de incordiar en al área rival. El conjunto de Luis García, ordenado en un bloque medio, disfrutó con la recuperación del balón en el centro del campo y las consiguientes carreras de Luis Rioja y Alkain en los carriles.
El Valencia, no obstante, se fue asentando con el paso de los minutos y Sivera tuvo que trabajar en su portería para evitar el empate. Alcanzado el minuto 40, el Glorioso volvió a amenazar mediante las transiciones y una jugada individual de Kike García acabó estrellándose contra la cepa del poste. De este modo, los 22 protagonistas enfilaron el túnel de vestuarios con el 1-0 en el marcador y, también, con la sensación de que el Glorioso pudo haber materializado algún acercamiento más.
Segundo asalto de altos vuelos
Tras el descanso, el Alavés se ciñó al plan de partido y en la enésima carrera por el carril izquierdo, en esta ocasión protagonizada por Luis Rioja, el Glorioso estuvo cerca de firmar el segundo tanto de la tarde. El Valencia, nutrido de jugadores jóvenes y técnicamente aseados, merodeó el área de Sivera, pero el cuadro vitoriano supo achicar aguas ante el arreón del equipo ‘ché’. En el 58’, Sivera, todo un Santo sobre la línea de cal, detuvo de manera magistral la más clara del Valencia, que estuvo en las botas de Diego López.
El Alavés clamaba la entrada de algún jugador de refresco y en el 67’ el primer cambio albiazul fue el de Sola, debutante con la elástica albiazul, por Alkain, quien ofreció una notable actuación en Mendizorroza. El recién ingresado fue protagonista en otra clara ocasión del Glorioso, pues envió un centro medido a la cabeza de Kike García que se fue por un costado tras el remat del manchego.
Hora de los debuts
Los siguientes en dar su relevo fueron Tenaglia, de vuelta en la que es su casa, y Samu Omorodion, quienes reemplazaron a Sedlar y Kike García respectivamente. Esta ventana de cambios, de hecho, provocó el éxtasis en unas gradas que no dejaron de alentar a los suyos. El partido discurrió por un derrotero de altos vuelos y se alcanzó la recta final con una abrumadora igualdad entre ambas escuadras.
A cinco minutos para la conclusión del tiempo regular llegó el esperado debut de Ianis Hagi y la entrada de Benavídez, que aportó músculo en la sala de máquinas. El Glorioso, consciente de la valía del botín, apretó los dientes en las tareas defensivas y ofreció una de sus versiones con mayor madurez. Tras un final de partido convertido en una constante batalla de duelos individuales y con un tiempo de alargue que se fue hasta los seis minutos, Mendizorroza volvió a saborear un nuevo triunfo balsámico para afrontar el parón de selecciones con una incontestable tranquilidad.