No fueron pocas las cosas que ocurrieron a lo largo de los más de 100 minutos en los que el Alavés logró imponerse al Valencia en Mendizorroza, pero la mayor parte de la acción se condensó en unos primeros seis minutos de locura y casi inverosímiles, que afortunadamente terminaron de forma feliz para los albiazules y resultaron decisivos en la consecución de los tres puntos.
Aún estaban llegando a sus asientos algunos de los casi 17.000 seguidores que arroparon al equipo en su fortín cuando el Valencia, con errores garrafales de hasta tres de sus futbolistas, sirvió el gol en bandeja al cuadro gasteiztarra. Tras un saque de banda de Gayá en la primera acción visitante, Cenk sirvió un pase blando y sin un destinatario claro hacia su propio área. Diakhaby, su compañero en el eje de la zaga, y Mamardashvili no reaccionaron ante el mal pase del central turco y Rioja, aprovechando la falta de concentración de la defensa valencianista, se adelantó a los dos.
Mamardashvili llegó tarde y, pese a que el autopase de Rioja fue largo y se iba hacia línea de fondo, arrolló al extremo andaluz. Penalti favorable al Deportivo Alavés a los 37 segundos de juego, el más rápido en un partido de LaLiga desde el cometido por Silvio a Tissone en un Atlético-Mallorca de 2011. “¡Vamos, no me jodas!”, se le pudo leer perfectamente en los labios a Rubén Baraja.
Sin embargo, el gol aún se haría de rogar. Kike García, repleto de confianza, colocó el esférico en el punto de penalti, pero lanzó la pena máxima con poca fuerza al lado derecho y Mamardashvili acertó la dirección del disparo y logró enmendar su error anterior con una buena parada.
Afortunadamente para los locales, Diego López, no satisfecho con los tres errores anteriores de sus compañeros, forzó que se repitiera el penalti al entrar en el área antes de tiempo, algo que no fue pasado por alto por el VAR. Kike García, en toda una demostración de galones y determinación, volvió a colocar el balón en el punto de castigo, pero lo que le sobró de valentía le volvió a faltar de acierto. Esta vez lo lanzó algo mejor, pero Mamardashvili ya le tenía comida la moral y volvió a sacar una gran mano, esta vez al lado contrario. No sucedía algo así desde que hace un año Masip le paró un penalti y su repetición a Iago Aspas con el Valladolid.
Premio a la fe
Aunque tenía motivos de sobra para hundirse anímicamente, el ariete babazorro no cejó en su empeño de buscar la portería valencianista y tuvo su recompensa en la acción posterior al lanzamiento del penalti. Duarte recibió el balón pegado a la banda izquierda, puso un centro al primer palo y el manchego se lanzó con todo, adelantándose a Diakhaby. No consiguió contactar bien con el balón, pero sí forzó otro fallo de Cenk, que estaba siguiendo su marca e introdujo el cuero en su propia portería cinco minutos después del pase que provocó el penalti.
El turco se empeñó en que el Alavés se pusiera por delante en el inicio y lo consiguió, aunque le costó ser cambiado al descanso por un desesperado Baraja. Pese a que no logró sumar tantos a su casillero, el partido de Kike García fue fantástico y su determinación propia de una mentalidad de hierro. Cenk, sin buscarlo con tanta persistencia, hizo el único gol del choque.