El primer test del Alavés tras el cambio de inquilino en el banquillo llega hoy a partir de las 14.00 horas. El Sadar acogerá un duelo que se podría considerar como una auténtica final para los babazorros, quienes se aferran a un cambio drástico en el timón para poder firmar una remontada de ensueño en las ocho jornadas que restan para que concluya el campeonato liguero. Las derrotas del Granada y Cádiz tuvieron su contrapunto en la victoria del Mallorca ante el Atlético, por lo que la permanencia se sitúa ahora a siete puntos.
El choque ante Osasuna será también el debut de Julio Velázquez en Primera, el clavo ardiendo al que se agarra el club y la afición para recuperar algo de aliento. Con su aterrizaje, la primera incógnita que surge es el planteamiento que efectuará. Tras la primera toma de contacto con sus pupilos, el técnico salmantino explicó que tenía un "diagnóstico" sobre el equipo. Solo él tiene la potestad de decidir si mantiene una línea continuista con su predecesor o si, por el contrario, apuesta por unos cambios radicales e introduce savia fresca con el ingreso en el once inicial de futbolistas denostados por Mendilibar como Miazga, Moya, Manu García o Pellistri.
Velázquez necesita dar cuanto antes con la tecla para que su llegada tenga un efecto balsámico y los jugadores vuelvan a creer en un objetivo cada vez más teñido de dificultades. El preparador salmantino necesita inyectar más mordiente a la línea ofensiva y corregir una de las mayores debilidades del Alavés a lo largo de la temporada como la fragilidad defensiva.
Y es que cabe recordar que el Glorioso es, tras el Levante, el segundo equipo más goleado de toda la categoría con 52 tantos encajados. Lejeune y Laguardia no han mostrado la solvencia deseada y, lo que es más preocupante aún, el equipo a nivel colectivo se ha hundido con el primer golpe en contra, un factor que Velázquez debe enmendar cuanto antes. Al margen de los aspectos futbolísticos, el relevo técnico también debe espolear a la plantilla en el plano psicológico.
El primer equipo que medirá las pulsaciones del Alavés de Velázquez no es otro que Osasuna, en tierra de nadie y con la permanencia prácticamente asegurada. El cuadro rojillo, que se encuentra en la zona más tranquila de la clasificación con 38 puntos, destaca por la solidez grupal. Los de Jagoba Arrasate, gracias a la presencia del imponente David García en la retaguardia, exhiben una superioridad abrumadora en los duelos aéreos, una virtud que el Glorioso también necesita recuperar.
Además de ello, los navarros tienen una gran capacidad para generar ocasiones a través de las bandas y desde los lanzamientos fuera del área, lo que a menudo suele desembocar en las "segundas jugadas", donde la zaga alavesista deberá mostrar una absoluta concentración.
El punto de inflexión del Alavés debe llegar hoy ante Osasuna, un oponente con menos urgencias que los gasteiztarras. Precisamente ese desigual estado de necesidad debe marcar el desarrollo de un partido sin vuelta atrás para los albiazules.
La fugaz etapa de Mendilibar en las filas babazorras ya es historia y, teniendo en cuenta que la distancia del Glorioso respecto a la permanencia es de siete puntos, el primer golpe de efecto ha de llegar cuanto antes. Las últimas ocho jornadas que restan para el cierre de temporada serán un sprint en la lucha por la salvación pero, de no lograr un triunfo balsámico, las pocas opciones del Glorioso podrían esfumarse incluso mucho antes de la jornada final.