La Semana de Música Antigua de Álava es una propuesta que Carmen Martínez Guerra conoce bien. Ahora afronta una nueva edición al frente del certamen impulsado por la Diputación Foral de Álava, mientras, además, inicia una nueva etapa profesional como gerente de la Sociedad Coral de Bilbao. En realidad, su labor dentro de la gestión cultural daría para escribir muchas líneas gracias a su trabajo junto a nombres como los de Fernando Velázquez e Idoia Asurmendi. Todo ello al tiempo que su flauta travesera descansa, por lo menos de cara al público.

¿Qué espera de esta edición de la Semana? 

Espero que las nuevas propuestas sean bien acogidas. Por ejemplo, la grabación en directo del podcast El Vomitorio o la propuesta infantil Quixote, En un lugar de la música; también las nuevas localizaciones a las que llegamos, Antezana y Quintanilla de la Ribera. A partir de ahí, la idea es darle continuidad a una Semana que tiene mucho valor y prestigio. La Semana es un tesoro para el territorio. 

Hay ciudadanía a la que se le habla de música antigua y, de primeras, cree que eso no tiene nada que ver con ella. ¿Cómo se le engancha a esa gente que se siente ajena?

–Desde que hace quince años empecé en el mundo de la gestión cultural, se está todo el rato intentando agradar a todo el mundo y se quiere llegar a todos los públicos. Pero yo creo que no tenemos que obsesionarnos con la idea de que la música clásica o la música antigua tengan que ser para todo el mundo. Creo que llega en diferentes etapas de la vida de una persona, en momentos distintos y que para eso existe un abanico de festivales, ya sean de música antigua, de rock, de jazz... Cada persona tiene que encontrar su hueco. Por nuestra parte, hay que hacer lo máximo posible para pillar esos momentos de la vida de las personas. Las nuevas propuestas como el podcast o el montaje para el público infantil hacen que también puedas llegar a otros públicos. Pero no nos tenemos que obsesionar con cierto público que quizás justo ahora no está en el momento de encontrarse con nosotros. 

Con todo, se hacen propuestas en esta Semana tan diversas como una marcha senderista con música en directo como pasará en Okina el próximo sábado. 

–Las propuestas de senderismo musical son algo que ya se viene haciendo en otros festivales. Es muy agradable. Es disfrutar de la música desde otra perspectiva al tiempo que estás en contacto con la naturaleza. Es también una forma de acercarse a ese público que no puede estar quieto en una silla escuchando.

“La Semana de Música Antigua de Álava tiene mucho valor y prestigio. Es un certamen que es un tesoro para el territorio”

¿La gente joven tiene que ser un objetivo o, como decía, no hay que obsesionarse? 

Puede estar entre nuestros públicos de diferentes maneras, pero es verdad que no hay que estar pendientes de que vaya a todos los conciertos. Puede que en el momento vital de algunos y algunas jóvenes no esté el llegar justo ahora a este tipo de música. No pasa nada. Ya llegarán a ella.

Programa variado

Hay propuestas muy diferentes dentro del programa. Para, decirlo de alguna manera, los y las puristas, ¿qué recomendaría? 

–Tienen Forma Antiqva, Tamar Lalo... tienen intérpretes de prestigio internacional, aunque en esta edición son todos nacionales. Hay muchas propuestas en este sentido, como Belén Vaquero & Pérgamo Ensemble –que fueron ganadores del Sello FestClásica–, Cantoria, Jone Martínez, Il Fervore, Pablo y Daniel Zapico... De hecho, es muy purista todo (risas).

“Está es una música muy delicada. Eso no implica que no podamos ir a una plaza de cualquier pueblo o a cualquier lugar”

¿Y qué le propondría a alguien que tenga curiosidad por asistir a alguna actuación de las previstas pero no se atreva a elegir algo? 

–A mí me parece que una excursión es algo muy fácil. No creo que exista alguien a quien le espante la música como para tener que salir corriendo hacia el otro lado. Pero en estos senderismos musicales estás en el campo y puedes escuchar o ir más a tu aire en un momento dado. Propuestas abiertas como ésta pueden ser interesantes. Pasa también con el espectáculo inaugural, de música y danza, que se podrá ver el viernes en la plaza de la Provincia. O con Euskal Barrokensemble, que es fusión con folklore. Son propuestas tan agradables que no pueden no gustar a nadie.

Hay escenarios más habituados a acoger actuaciones, pero la Semana también tiende a buscar espacios nada convencionales. ¿Complicado adaptarse a estos últimos? 

Podemos adaptarnos a casi cualquier sitio. Está es una música muy delicada y es cierto que para disfrutar el detalle, se tiene que producir en un sitio acondicionado. Eso no implica que no podamos ir a una plaza de cualquier pueblo o a cualquier lugar y expandir la música antigua, que es otro de los retos, llegar a la ciudadanía de lugares donde casi no hay oportunidades de escuchar esta música.

Después de 43 ediciones, ¿cómo se innova? 

–Las cosas que van ocurriendo en nuestro entorno nos dejan hacer innovaciones, por así denominarlas. El tema del podcast, por ejemplo, es la primera vez que se hace en la Semana. Aunque para otros tipos de música no sea algo novedoso, que en la música clásica haya un podcast que haya dicho que viene a grabar en directo, es algo muy innovador.

Además no se trata de un podcast sesudo y exigente. 

–No, no. Mario Marzo y Nacho Castellanos son muy divertidos y majos. Llevan a tierra el jugo de la música. Además, cuentan algún cotilleo, alguna cosa divertida de los músicos. Es interesante. 

“El haber sido nombrada gerente de la Sociedad Coral de Bilbao es algo que afronto con mucha ilusión dentro del reto que supone”

En el plano personal, ¿lo más complicado del trabajo viene antes de la Semana o es durante del certamen? 

–El previo es muy intenso. Por ejemplo, antes se hacía todo en la iglesia de San Pedro. Tener un lugar fijo donde se hace todo es bastante cómodo. La deslocalización hace que todo se complique mucho. Es un reto. De hecho, la edición de este año es la primera en la que no vamos a estar en San Pedro.

Nuevos retos

Cuando se está preparando la Semana, Carmen Martínez Guerra es nombrada gerente de la Sociedad Coral de Bilbao. Otro reto más que afronta...

Lo afronto con mucha ilusión dentro del reto que supone llevar mi trabajo a una institución con tanto nombre, trayectoria y con tantas administraciones y empresas privadas involucradas.

Por cierto, ¿dónde queda la Carmen Martínez Guerra intérprete de flauta travesera? 

Me encantaría seguir tocando, pero todo no es posible. No quiero decir que no lo vaya a retomar, pero, desde luego, la gestión cultural me absorbe. Pero sigo practicando (risas).

Carmen Martínez Guerra DNA

¿Qué le atrae de la gestión cultural para dejar a un lado ese camino de intérprete? 

–Me gusta mucho trabajar con personas y la gestión cultural me da eso. Cuando eres músico, te metes mucho en las notas musicales y menos en la socialización. La gestión me da esa parte social que no tiene quizás la interpretación. El ser intérprete, además, me ayuda a saber elegir ciertos grupos, espectáculos y propuestas. 

Pero es un trabajo en el que no existe el aplauso del público. 

–Es una labor que la gente no percibe. Eso ocurre sobre todo cuando te dedicas a la representación de artistas. No hay aplausos, pero sí se genera un vínculo muy fuerte con los artistas

“Me gusta mucho trabajar con personas y la gestión cultural me da eso. Cuando eres músico, te metes mucho en las notas”

En esa labor, ha afrontado montajes y proyectos de envergadura en escenarios muy grandes y propuestas en lugares pequeños como, por ejemplo, pasa en la Semana. ¿El espacio marca? 

–Es igual de importante el espectáculo, por ejemplo, en Quintanilla de la Ribera que un BEC. Para mí es también muy importante ver lo que el público vive, las emociones que la música crea, sea en un gran espacio o en uno pequeño. Ir a los pueblos, a lugares pequeños, y conocer cuáles son sus sentimientos, me aporta mucho.

¿Qué le aporta ser también intérprete a la hora de su labor como gestora? ¿O son áreas separadas? 

–Todo. Desde saber que no le puedes poner una silla con brazos a un intérprete de fagot hasta saber apreciar el nivel de detalle de una interpretación, te ayuda en todo.

Son muchos los músicos, de cualquier ámbito, que para poder desarrollar su camino asumen también funciones de administrativos, gestores, comunicadores... ¿Cuenta el País Vasco con una red de gestores culturales suficiente o se necesitan más profesionales en este sentido para que los intérpretes se dediquen solo a tocar? 

La precariedad del músico hace que no se pueda permitir el pagar a una persona que le lleve la contabilidad, la comunicación... Y es muy importante que se profesionalice el sector de la gestión cultural.

El paso de los días dirá cómo transcurre la Semana. Pero antes de que empiece, su objetivo prioritario es... 

Tener todo perfectamente controlado para que haya los mínimos imprevistos posibles, aún asumiendo que los habrá.