En el mundo del fútbol lo que dictan sentencia son los resultados. Eso mismo, además, es lo que mueve a los técnicos de los banquillos y en el caso del Alavés el quita y pon ha sido un movimiento sistemático desde el regreso a la élite del deporte rey. Josean Querejeta no se ha distinguido nunca por la paciencia cuando ha tenido que cortar por lo sano a la hora de propiciar una reacción del equipo pero el crédito ganado por Javi Calleja al final de la pasada temporada está postergando la toma de una decisión drástica que en cualquier otra circunstancia ya se habría producido. Claro que esta paciencia tiene un límite si no se ve acompañada a corto plazo por un cambio de tendencia.
El técnico madrileño, que llegó a Vitoria en un momento extremadamente delicado por la crítica dinámica que atravesaba el Alavés bajo la batuta del Pitu Abelardo, salvó a la escuadra del Paseo de Cervantes mediante unos resultados más propios de un aspirante a la Europa League. Europa LeagueY esa evidente mejoría del equipo le llevó a lograr la salvación una jornada antes del cierre de la temporada, con un notable bagaje de resultados como fueron las cuatro victorias, tres empates y dos derrotas en los nueve partidos en los que estuvo al frente del Glorioso.
La heroica salvación, además, le permitió aumentar su vínculo contractual hasta junio de 2023, lo que ilusionó tanto a la parroquia albiazul -que por fin podría atisbar la ansiada continuidad en el banquillo- como al propio entrenador madrileño, que finalmente podría disfrutar de cierta estabilidad y recibir un voto de confianza para liderar un proyecto dentro del cruel contexto en el que se manejan los entrenadores de la Primera División.
Sin embargo, lo que comenzó como una temporada ilusionante con el regreso de la afición al estadio y con la presencia de Calleja al frente del timón se está convirtiendo, tras apenas ocho jornadas, en una auténtica pesadilla para los buenos alavesistas. Se incorporó gente joven pero sin un gran nombre en la categoría que, teóricamente, reuniría el hambre y las ganas de demostrar su valía para competir en el máximo nivel. Esta lista de futbolistas talentosos compuesta por nombres como Manu García, Pellistri, Iván Martín y Miguel de la Fuente debía acoplarse al núcleo duro de las pasadas temporadas, integrado por Laguardia, Rubén Duarte, Pachecho, Luis Rioja, Ximo Navarro y Joselu.
De no producirse una reacción de forma inmediata, el volantazo en el banquillo se perfila como la única baza para frenar el desplome
El técnico madrileño está tocando todas las teclas posibles pero los recursos de la plantilla también son limitados en la zona ofensiva
Sin embargo, esta conexión aún no ha propiciado el efecto deseado en lo que a resultados se refiere, pese a que Calleja haya intentado por activa y por pasiva dar con la tecla, cambiar las piezas en el once para conseguir un equipo con mayor presencia en la línea de tres cuartos y, en definitiva, hacer todo lo posible por revertir una dinámica preocupante para los intereses del club de Mendizorroza.FALTA DE GOL Uno de los aspectos que mayor preocupación ha generado en el entorno alavesista es, sin lugar a dudas, la ausencia de gol que está acusando el equipo en estos primeros meses de competición. Además de que el Alavés continúa como el equipo de las cinco grandes ligas que en menor número de veces ha visto la portería rival, las sensaciones que ofrecen los jugadores ofensivos del Glorioso es la de no encontrarse en el campo. Frente al Betis se vio cómo el equipo tuvo una gran vocación para atacar el área de Rui Silva: incorporó a los laterales para enviar centros, Calleja salió de inicio con dos extremos que reúnen desparpajo como Rioja y Pellistri e introdujo en el once titular a una pareja de delanteros de la talla de Joselu y Miguel, lo que fue una valiente declaración de intenciones de que en Mendi
De este modo, la incapacidad para concretar jugadas en los metros finales provocó que las embestidas de los extremos carecieran de recompensa, precisamente por la falta de llegada del resto de compañeros. De hecho, en las pocas ocasiones en las que Rioja pudo combinar con Toni Moya para triangular cerca del área rival se percibió realmente una amenaza de gol. Incluso la mala suerte se está cebando con el Alavés, que mandó el balón al larguero en dos ocasiones frente al Betis. Y el partido no pudo concluir de peor forma para los intereses del conjunto local. Cerca del minuto 90, cuando un sufrido punto ya estaba en el zurrón de los babazorros tras un generoso despliegue físico, un pésimo repliegue tras un córner a favor volvió a suponer un misil directo al corazón del alavesismo.Aún y todo, el fútbol siempre ofrece segundas oportunidades y el Glorioso afronta en la próxima semanas dos choques de una importancia sideral ante sendos rivales que, a priori, son de la misma liga que el Alavés. Los pupilos de Calleja deberán demostrar este sábado ante el Cádiz que el equipo está capacitado para competir hasta el último suspiro y apenas tres días después recibirán al Elche de Lucas Pérez. De no producirse una reacción inminente, un volantazo en el banquillo emerge como la solución más lógica para contener la caída a los infiernos.