Restan únicamente cinco jornadas para que finalice la temporada y los últimos resultados, acompañados de la imagen del equipo sobre el césped, han permitido que el Alavés no solo continúe con opciones reales de lograr la permanencia, sino que, además, la confianza de todos sus integrantes -incluida la afición- en conseguir ese objetivo sea absoluta. El encargado de recuperar esa ilusión ha sido Javi Calleja, que, pese a contar con muy poco tiempo para inculcar sus ideas, ha conseguido en solo cuatro partidos darle la vuelta a la delicada situación en la que se encontraba el Glorioso y, a su vez, rescatar viejas señas de identidad que parecían olvidadas desde que se reanudó la competición en junio de 2020.
Uno de los rasgos más característicos del conjunto gasteiztarra en los últimos años había sido el rechazo de sus jugadores a bajar los brazos. Gracias a esto, los alavesistas pudieron disfrutar -y sufrir- como visitantes de diferentes partidos épicos como el de La Victoria (2-3) o el de Montilivi (2-3) y también de otros tantos en Mendizorroza, aunque estos estuvieran más caracterizados por un gol tardío que por una remontada como los dos anteriores.
Ahora, tras casi un año protagonista por su penuria, el Alavés está volviendo a demostrar ese gen ultracompetitivo que permite no perder la cara a ningún partido y, además, ha vuelto a hacerse fuerte en los últimos instantes. Buena muestra de ello es que tres de los cuatro tantos que ha marcado el Glorioso con el técnico madrileño en el banquillo han llegado cuando el cronómetro del marcador ya había superado el minuto 75, lo que se asemeja sobremanera a la primera vuelta de aquel equipo de Abelardo que luchó por una plaza europea.
En la campaña 2018-19, los goles de Ibai Gómez en el minuto 93 contra el Real Valladolid en el José Zorrilla, Manu García en el 95 frente al Real Madrid en Mendizorroza y Borja Bastón en el 94 ante el Villarreal -también en el estadio albiazul- significaron tres de los nueve triunfos que lograron los babazorros en la primera mitad de la liga y, a raíz de eso, la escuadra del Pitu se convirtió en una de las más temidas de la competición durante los epílogos de cada duelo.
No obstante, a pesar de que la mentalidad de los habituales haya mejorado sobremanera, no solo ha sido este el único cambio que ha permitido al Alavés sacar rédito de las rectas finales. Otro de los puntos positivos de Calleja ha sido la importancia y la confianza brindada a los suplentes, que hasta la llegada del madrileño habían sido meros espectadores de lo que hacían los 12-13 futbolistas usuales cada jornada.
Pons, Martín o Guidetti son los mayores ejemplos de jugadores con muy poca o nula participación que ahora están teniendo protagonismo, minutos y, por qué no decirlo, también buenas actuaciones. Tener enchufada y mentalizada a la plantilla al completo -o casi- es una de las tareas más complicadas, pero si se consigue, como bien ha dicho el entrenador alavesista en varias de sus comparecencias, lograr el objetivo es mucho más sencillo.
Las aportaciones de Edgar, Pons o Guidetti desde el banquillo han sido claves para ver un ‘Glorioso’ más incisivo en los últimos 15 minutos