- Una de las metas que la actual dirigencia del Deportivo Alavés se marcó a su desembarco en las oficinas del Paseo de Cervantes allá por 2011 fue marcar un cambio en la tendencia de un club que históricamente, y menos en su etapa reciente, no se había caracterizado por el trabajo con la base en busca de rendimiento directo en el primer equipo. El salto entre Ibaia y Mendizorroza ha sido un peldaño casi imposible de superar durante muchísimo tiempo. A veces, por la falta de producto de calidad en una cantera en la que durante mucho tiempo el trabajo no fue sencillo por simple falta de recursos monetarios. En otras, lo que es peor, por la escasa confianza que desde la dirección del buque insignia de la entidad se ha mostrado en los jóvenes valores que despuntaban en la ciudad deportiva. En el primero de los casos, la inversión monetaria a lo largo de los últimos años en infraestructuras, personal técnico y futbolistas con proyección ha sido muy importante. Y la tendencia también ha variado de manera significativa desde el primer equipo, con el paso por el banquillo de entrenadores a los que no les ha temblado el pulso por apostar por las perlas de la cantera. Por eso, los goles de Borja Sainz y Martin Aguirregabiria que ataron el triunfo ante la Real Sociedad propiciaron que en los despachos de mando de Mendizorroza, y sobre todo en aquellos que tienen una relación más directa con el fútbol base, se esbozase una enorme sonrisa de satisfacción.

Por empezar por el veterano, Martin encarna a la perfección la figura del canterano que llega al primer equipo y consigue asentarse. Su temporada no está siendo la más brillante, pero en su tercer año en la élite ha evidenciado que es una pieza de confianza para los entrenadores. Quizá le está faltando esa frescura que mostró en su primer año, cuando Javi Cabello le dio la alternativa en Copa y Abelardo decidió que sería su lateral derecho titular, lo que evidencia que tan difícil es llegar como luego mantenerse. Internacional sub-21, campeón de Europa de dicha categoría y moviéndose en una cifra importante de partidos cada temporada, el vitoriano representa a la perfección el sentimiento albiazul y ese sueño de trabajar en Ibaia desde muy pequeño para debutar en Mendizorroza tras pasar por todos los equipos de categorías inferiores. La pasada campaña marcó un gol en Copa y ante la Real se estrenó en esa faceta que en su caso se sale de lo habitual. Como tampoco para nada es habitual ver goles de un canterano albiazul.

El hecho podría catalogarse de anecdótico, pero pasa directamente a la categoría de inaudito cuando la otra diana de la tarde llevó la firma de Borja Sainz. Su estreno goleador en la máxima categoría, el quinto más joven en la historia del club -19 años y 138 días, solo superado, según los datos del especialista Pedro Martín, por Iborra, Lecue, Trillo y Erdocia, todos ellos antes de 1955-, vino a completar una actuación excepcional, dentro de una temporada en la que está rompiendo barreras.

Si Martin representa a los alaveses que se han formado en Ibaia y desde muy pequeños tienen la ilusión de jugar en el Alavés, Borja se engloba dentro del trabajo de detección de talento en el entorno y aprovechamiento de las oportunidades en un escenario muy complejo por la competencia que supone tener cerca transatlánticos del calibre de Athletic, Real Sociedad y, en menor medida, Osasuna. El extremo de Leioa vio que no tenía futuro en Lezama y eligió Ibaia para seguir creciendo. Y lo ha hecho a pasos agigantados, con plaza ya en el primer equipo y minutos importantes siendo un jugador aún en edad juvenil.

La tercera vía de trabajo en el fútbol base pasa por la detección de talento lejos de las fronteras de Álava y su entorno. El escenario donde más pesa tener ojos avispados que detecten el talento, ya sea a nivel estatal o internacional, antes de que lleguen otros más poderosos en cartera. Poco a poco, la red de ojeadores del club se ha ido ampliando y los frutos, forjados en ese elemento de cohesión fundamental que encarna la residencia en la que conviven, ya asoman. Por ejemplo, la apuesta que en un primer momento se hizo por jugadores canarios puede tener su premio en breve, ya que todo hace indicar que Javi López va a debutar con el primer equipo en este esprint final del curso e, incluso, podría estrenarse mañana mismo en Vigo. Y podría no ser el único, pues a las órdenes de Garitano trabajan también a la espera de su oportunidad dos productos internacionales como el panameño José Luis Rodríguez y el mauritano Mahmoud Abdallahi.

Los goles de Borja Sainz y Martin ante la Real no dejan de ser una rareza, pues el archivo no ofrece muchas muestras de canteranos que hayan conseguido protagonizar momentos de alegría en los últimos tiempos. Durante la actual etapa en Primera, el único en conseguirlo había sido Gaizka Toquero, aunque con todas las particularidades que se le quieran añadir a un delantero que pasó por todas las canteras vascas y que acabó desembarcando en la élite de la manera más extraña que se pudiese esperar para firmar una trayectoria excepcional que culminó en su casa.

El año del ascenso a Primera, quien durante muchos años fue uno de los más firmes valores de Ibaia, Sergio Llamas, resultó clave con sus goles en la visita al Numancia y frente al Valladolid tras haberse estrenado en esta faceta la temporada anterior ante Osasuna. En la etapa de Segunda B, fue uno de los últimos grandes productos de Ibaia -en la época gloriosa alternó el filial con el primer equipo y Mané le hizo debutar en la máxima categoría con 19 años- ya de regreso a casa en el tramo final de su carrera, Asier Salcedo, quien tuvo protagonismo con seis dianas en sus tres campañas.

No obstante, el más prolífico en este apartado durante los que fueron los años más negros del club en su etapa reciente fue Igor Martínez. Una docena de goles en sus tres temporadas en el primer equipo antes de ser traspasado al Athletic y protagonista de los dos últimos precedentes con dos dianas de un canterano en un mismo partido: frente a Cultural Leonesa y Eibar, en la campaña 2009-10. En ese mismo curso, logró su único tanto otro de los grandes nombres de esa camada, Jonathan Reguero; mientras que tras el descenso había hecho las maletas con rumbo a Bilbao la tercera pata de ese tridente que tanto destacó en Ibaia, Óscar de Marcos. La irrupción del extremo de Laguardia fue una de las más impactantes que se recuerdan en Mendizorroza. Con su habilidad y capacidad para el desborde, fue de los pocos capaces de dar aire a un equipo hundido y consiguió tres dianas en una veintena de partidos.

Antes de los goles el jueves de Borja y Martin y del ya citado caso de Toquero, las últimas dianas que llevaban la identidad de Ibaia en Primera correspondían a Josu Sarriegi, aunque el central ya llegó a la capital alavesa para enrolarse en el filial tras haber destacado en el Beasain. Sus dos tantos en la temporada 2005-06 ya tienen herederos.