Vitoria - La casualidad ha querido que el hecho de que el Alavés se juegue esta noche el pase a semifinales de Copa ante el Valencia coincida en el tiempo con una efeméride similar de la que estos días se cumplen veinte años. Concretamente, el pasado domingo, 21 de enero. En aquella fría noche de 1998, el Glorioso era un equipo de Segunda División que apuraba entonces en Liga su asalto a la élite del fútbol español y protagonizaba en el torneo del KO la campanada de la jornada al eliminar contra todo pronóstico al poderoso Real Madrid en su propio feudo. Como tantas otras veces ha ocurrido en la historia del fútbol, de nuevo la soberbia fue la perdición del conjunto que entonces entrenaba Jupp Heynckes, incapaz de derrotar al conjunto babazorro en el partido de ida en Mendizorroza (1-0 con gol de Manolo Serrano) ni mantener su puerta a cero en el de vuelta. Un gol de Pedro Riesco al comienzo del partido fue suficiente para apear a los blancos de la Copa y sellar un histórico pase a semifinales tras defender con bravura y suma dignidad las embestidas merengues, que por dos veces perforaron la meta que entonces defendía Paco Leal. Firmó aquella fría noche de enero el Deportivo Alavés su primera gran gesta de la era moderna después de sobrevivir al Madrid, a sus estrellas y a la mística de su estadio. El desconcierto se apoderó de la entidad que entonces presidía Paco Sanz y la humillación fue monumental. Un equipo de provincias pintaba la cara a una pléyade de multimillonarios entre los que estaban Bodo Ilgner, Roberto Carlos, Fernando Redondo, Suker, Raúl, Morientes o Christian Karembeau, exótico centrocampista francés que precisamente debutó con la camiseta blanca en el partido de ida.

nació el ‘matagigantes’ Fue la machada del Bernabéu, en definitiva, la consecuencia de una temporada brillante que culminó con el ascenso a Primera 42 años después y con el equipo eliminado de la Copa cuando ya acariciaba la final. Tras desbancar al Madrid en octavos, el siguiente en pasar por la guillotina albiazul fue el Deportivo, el mejor Dépor de su historia, al que también superó antes de quedar emparejado con el Mallorca de Héctor Cúper en semifinales. Ahí fue donde terminó el sueño y comenzó la leyenda del Matagigantes.