Vitoria - Dos victorias consecutivas han servido para estimular los ánimos de un alavesismo que andaba alicaído con sobradas razones. La llegada de Abelardo ha coincido con el primer encadenado ganador del curso, seis puntos seguidos que han servido para que la temporada no se haya tirado ya a la basura en el mes de diciembre. Un par de triunfos que, echando ahora la vista atrás, han sido trascendentales para que el equipo vitoriano no se haya quedado descolgado de la pelea por la permanencia de manera prematura y que le dan ese hálito de vida que ya se le venía escapando. Esta noche, en su estreno en el nuevo estadio Wanda Metropolitano, El Glorioso buscará algo más que encadenar su tercera victoria consecutiva. Ganar supondría mucho más que sumar tres puntos y permitiría encarar el tramo final de año que a punto está de concluir con la opción de abandonar la zona roja en la que se reside de manera permanente desde la segunda jornada liguera.

La visita al campo del Atlético de Madrid es uno de esos partidos en lo que, a priori, no se cuenta con sacar nada positivo. Puntuar en el nuevo feudo colchonero ya sería un buen resultado; ganar sería increíble. Es evidente, y menos ante la actual versión de los de Diego Simeone, que no va a resultar tarea sencilla ni lo primero ni mucho menos lo segundo, pero este Alavés ha conseguido reactivarse y quiere emular esa versión de su predecesor, que la pasada campaña fue capaz de sembrar en terror en los escenarios más inesperados. Precisamente, todo aficionado albiazul recuerda aún con una sonrisa en los labios cómo fue el partido que supuso el regreso de su equipo a la máxima categoría en el estadio Vicente Calderón, saldado con un empate ante los rojiblancos con un gol de Manu García en el último minuto del partido.

La puntería, clave Con toda una semana entera de trabajo a sus espaldas, Abelardo tiene la oportunidad de que su equipo siga creciendo sobre el verde. La remontada en Girona y el sólido encuentro firmado ante el Las Palmas, además del pleno de puntos desde su llegada, han servido para que el equipo haya recuperado unos ánimos que había echado por tierra con las dos catástrofes consecutivas perpetradas ante Getafe y Eibar. Entonces, además de los puramente futbolístico, falló la fe que en la etapa reciente siempre ha acompañado a este equipo. Un corazón albiazul que volvió a bombear con la remontada en Montilivi, base para entender el enorme crecimiento en el juego que se vivió en el último partido contra el Las Palmas.

El de esta noche es un partido para seguir creciendo en esa sensación de equipo y, con los argumentos recientemente mostrados, tratar de sorprender a un equipo que no conoce la derrota en el actual torneo liguero y que acumula ya diecinueve partidos consecutivos -una vuelta entera- invicto en la competición doméstica. Además, ha regresado el Atlético a su versión más efectiva, cerrando vías en defensa hasta ahogar a sus rivales para tratar de aprovechar al máximo su calidad arriba a golpe de contraataque, velocidad y verticalidad.

Precisamente, con esas mismas armas tratará El Glorioso de hacer frente a su oponente. Presión, cierre de líneas, búsqueda de recuperaciones y contragolpe son las armas que se han mostrado más efectivas para hacer frente a equipos que, como el colchonero, no se encuentran cómodos con el balón y viven mejor cuando se encuentran con espacios por delante para poder correr. Si se puede desarrollar el guión que establecerá Abelardo y la magia de Antoine Griezmann no aparece, los rojiblancos pueden verse metidos de lleno en un atasco difícil de resolver y del que tratarían de beneficiarse los propios albiazules.

Ante rivales de semejante calibre, el valor de los detalles se incrementa todavía más. No cometer fallos absurdos, cuidar muy bien las posiciones, mantener un grado elevado de atención durante todo el encuentro, poner sumo cuidado en las acciones de estrategia... Por si fuera poco, estadios como el nuevo Wanda Metropolitano son de los que imponen a los visitantes por su magnitud. No pocos son los que se empequeñecen en este tipo de escenarios, error que resulta fatal cuando se busca un buen resultado.

Todo hace indicar que el preparador alavesista mantendrá un once prácticamente idéntico al que dispuso en el último partido contra el Las Palmas. La única duda radica en la figura de un Burgui que podría ser sacrificado esta noche en beneficio de un jugador de un perfil más físico como Wakaso para apretar al rival desde la primera línea.