Vitoria - Tiempos convulsos los que se ciernen sobre el fútbol alavés. En un escenario a tres bandas entre el Ayuntamiento, el Deportivo Alavés y varios clubes de la provincia, la temperatura del fútbol más modesto amenaza con terminar en tormenta si algunos de los afectados en esta partida, o todos, no están dispuestos a flexibilizar sus posturas en los próximos días. A pesar de que el problema en cuestión ya viene de lejos, el fútbol más modesto no oculta su hartazgo. Sirva como ejemplo el último comunicado que el viernes a media tarde lanzó el Deportivo Alavés contra la decisión de conceder el campo de Olaranbe al C.D. Vitoria -club convenido del Eibar- para que la próxima temporada dispute en las instalaciones de la carretera de Otazu sus partidos como local. Un punto de vista que ha generado una monumental bronca y que ayer llevó a la directiva rojilla a salir al paso con otro comunicado en el que defendió su “independencia” y exigió “respeto” a la entidad que gobierna Josean Querejeta. Sea como fuere, este encontranazo es solo la punta de un iceberg que amenaza con volver a chocar muy pronto porque, como se decía anteriormente, las brasas hace ya tiempo que fueron encendidas en el escenario del fútbol alavés.

la compra de betoño en el origen El pasado lunes, este diario publicó algunos de los detalles de la operación que desea sacar adelante el Alavés en las instalaciones municipales de Betoño a lo largo de los próximos años. En concreto, la entidad albiazul habría acordado un pago de siete millones de euros al Ayuntamiento para hacerse cargo de su propiedad a través de una primera fórmula de cesión de uso de dichos campos durante el primer trienio -a razón de cerca de medio millón de euros al año para las arcas municipales-. A partir de ahí, el plan sería dar paso al proceso de venta definitivo que se ejecutaría en 2020, una transacción en la que en cualquier caso el Ayuntamiento tiene claro que ha de cumplir escrupulosamente con la legalidad y tendrá que desarrollar un proceso de licitación para sacar las instalaciones a concurso público de libre concurrencia.

En este escenario de aparente oportunidad tanto para la ciudad de Vitoria como para el propio club existirían, sin embargo, una serie de clubes afectados por la llegada del Alavés a las citadas instalaciones municipales. Tras la contundente negativa de hace unas semanas del Aurrera a vender sus instalaciones de Olaranbe a la directiva albiazul a cambio de que ésta se hiciera cargo de su histórica deuda, la necesidad de activar un plan b en las oficinas del paseo de Cervantes se ha convertido en un asunto capital. Tal es así que el Alavés ha puesto en marcha toda su maquinaria para desembarcar en Betoño lo antes posible, a poder ser para el 1 de septiembre, con la idea de instalar allí, y en solitario, su nueva ciudad deportiva. Y es precisamente aquí donde surgen los problemas. Varias aristas de orden organizativo que chocan de frente con la presencia en Betoño de al menos tres clubes -amén de otra serie de eventos deportivos que se suelen celebrar en dichas instalaciones a lo largo del año como varias citas relacionadas con el rugby o torneos deportivos de diversas modalidades, por ejemplo- que en estos momentos aglutinan a más de treinta equipos y forman a 550 futbolistas, aproximadamente. Jugadores y familias que en el caso de prosperar el proyecto del Alavés deberían buscarse acomodo en otros campos la próxima temporada no ya solo para poder seguir entrenándose a lo largo de la semana sino incluso para poder disputar sus partidos oficiales. Un extremo que a fecha de hoy se niegan a aceptar en rotundo tanto el Betoño, como el Salburua y el Gasteizko Neskak de fútbol femenino, al que nadie se ha dirigido de momento para explicarle las condiciones de la posible llegada del Glorioso a los campos donde habitualmente se entrenan sus numerosos equipos. Estas tres entidades serían las afectados de manera directa por esta cuestión pero no las únicos, porque de un modo implícito, un hipotético exilio de todos esos equipos a otras instalaciones de la ciudad supondría la alteración del día a día en los campos donde hasta ahora vienen entrenándose el resto de clubes y que ya presentan un elevadísimo índice de ocupación. Es decir, sería trasladar un problema de un lugar en concreto a otro en vez de buscarle una solución.

cita municipal Así y todo, éste de la convivencia no sería ni mucho menos el inconveniente de mayor grado en caso de prosperar esta iniciativa por cuanto como ha quedado claro en los últimos días, la solidaridad y la unión de todos los clubes del fútbol alavés respecto a este tema es palmaria. “El Alavés está enfadado porque se piensa que al resto de clubes no nos gusta la operación que va a llevar a cabo en Betoño, pero no es así; lo único que pedimos en todo este tema es una salida digna a los clubes que se van a ver afectados”, sostenía ayer a este periódico un directivo de larga trayectoria en el fútbol alavés.

Con este caldo de cultivo y en aras de poder encontrar una solución, la sede de la Federación Alavesa de Fútbol acogió esta semana dos reuniones en las que han estado presentes directivos del organismo que rige los designios del fútbol alavés, los siete clubes que conforman su Comisión Delegada -Aurrera, Betoño, Lakua, Ariznabarra, San Ignacio, Iru Bat y San Prudencio- y varios representantes del Ayuntamiento. “El Alavés quiere destruir construyendo a costa de varios clubes que ahora mismo desarrollan su trabajo alllí junto a cientos de familias y por ahí no vamos a pasar”, advirtió el directivo de uno de los clubes presentes a la salida de la primera reunión.

Después de varias horas de reunión, la Comisión Delegada entiende que no existe un compromiso municipal para que la totalidad de esos siete millones de euros que el Alavés aportaría a las arcas del Ayuntamiento se destinen íntegramente a cubrir las necesidades del fútbol más modesto (reformas y mejoras, cambio de césped en algunos campos, construcción de nuevas instalaciones...). Por lo tanto, sin ese compromiso y con dudas arrastradas del pasado, las consecuencias de la llegada del Alavés a Betoño continúan siendo a día de hoy inciertas.

Desde entonces, y con una patata caliente realmente incómoda entre las manos, representantes municipales tratan de buscar una alternativa donde encajen todas las piezas del puzzle.

alternativas al CD betoño Así, una de las opciones para albergar al Club Deportivo Betoño (23 equipos y 350 chavales) sería el traslado parcial de sus equipos a las instalaciones de Adurtza, donde en estos momentos existen ya dos campos y donde el Ayuntamiento contempla una reforma de uno de ellos además de una posible construcción en una parcela colindante de una cancha de fútbol siete. Agua. El club que preside José Andrés Fernández se niega en rotundo a trocear su estructura deportiva y repartirla por numerosas instalaciones de Vitoria. Otra opción contemplada, quizá la menos mala de todas aunque llena de matices, sería la de Ibaia, cuartel general en la actualidad del Alavés, y donde el desembarco del C.D. Betoño tendría sentido si el Ayuntamiento o el propio Alavés se hicieran cargo de los costosos gastos de mantenimiento anual que suponen, para empezar, tres campos de hierba natural y uno de césped artificial. A este respecto, la entidad albiazul habría llegado a insinuar al Betoño un posible alquiler a cambio del uso de sus campos, siempre y cuando el Glorioso dejara dichas instalaciones libres en su totalidad desde el principio, en lugar de tener dos frentes abiertos como Ibaia y Betoño mientras durasen las obras de mejora previstas en este último emplazamiento.

Y existiría una tercera vía para dar cabida a los 23 equipos del Betoño -cabe recordar que restarían por ubicar los equipos del Salburua y el Gasteizko Neskak, entre doce y trece, aproximadamente- que agradaría al club afectado en detrimento, previsiblemente, de los intereses del Alavés. Una solución transitoria que consistiría en seguir trabajando en las antiguas instalaciones deportivas de Michelin mientras durasen las obras de reforma previstas por la entidad albiazul -con quien compartiría algunos entrenamientos- y a la conclusión de las mismas trasladarse en bloque a unas instalaciones de nueva construcción que bien podrían estar ubicadas en alguna de las parcelas que el Ayuntamiento tiene en los barrios de Zabalgana y Salburua. “Sería lo más sensato para todos, porque a finales de julio lo que no podemos hacer es planificar la próxima temporada por bloques: tres equipos aquí, otros tres allá...”, habría sugerido un represente de este club, que curiosamente se encuentra en estos momentos en conversaciones para renovar su acuerdo de colaboración con el propio Alavés. Sin embargo, la opción de Zabalgana, que era la más plausible para todos los clubes de la ciudad, parece quedar en el aire al no haber sido contemplada por el Ayuntamiento en la reunión con los representantes locales: “Eso nos dejó absolutamente descolocados porque gran parte de nuestras expectativas pasaban por ahí”, reconocen algunos de los presentes.

Así pues, ante la negativa rotunda de los clubes afectados a dispersarse por campos de Vitoria como consecuencia de la llegada a Betoño del Alavés, cuyo desembarco parece ofrecer de momento pocas dosis de flexibilidad para con los clubes afectados, el gobierno municipal se enfrenta a la nada sencilla tarea de tratar de encontrar con urgencia una solución que satisfaga a todas las partes para sofocar este incendio antes de que el viento de cola termine por descontrolarlo.

Tres entidades. A fecha de hoy son tres los clubes que tendrían que salir del área de Betoño tras el desembarco del Alavés: el Betoño, el Salburua y el Gasteizko Neskak.

350

Chavales forman parte de la estructura del Betoño en sus 23 equipos, a los que habría que sumar otros cien del Salburua (ocho equipos) y otros tantos en las chicas del Gasteizko Neskak.