El Pirineo y las Tierras de Lleida conquistan al visitante con el poder de su gastronomía, hablándole con pasión a través de sus sabores. Allí, el turista que busca una experiencia gastronómica auténtica y vinculada al territorio encontrará un mosaico de productos con sello de calidad. Es el caso de la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Les Garrigues, que cumple 50 años y destaca por ser la más antigua del Estado. En sus almazaras se elabora un aceite de oliva virgen extra intenso y fruto de un proceso artesanal.

Para ahondar en este exponente del sabor, elevado a la categoría gourmet, nada como tomar parte en las propuestas de Oleoturismo de Lleida. El sabor de la tierra y así degustar los mejores aceites y disfrutar de experiencias gastronómicas en los molinos.

El turista encontrará en Lleida un mosaico de productos con sello de calidad, desde vinos y aceites hasta quesos, mantequilla, peras y turrón

Los fértiles terrenos de la demarcación son generosos también en frutas. Así, la D.O.P. Pera de Lleida certifica una fruta dulce, fresca y de textura única, símbolo de los campos de frutales y su entorno. Y la D.O.P. del Queso y Mantequilla del Alt Urgell y la Cerdanya aporta una gama de lácteos elaborados a partir de leche de vaca de montaña, con una calidad reconocida a nivel nacional e internacional.

A todo ello se suma la Denominación de Origen (D.O.) Costers del Segre, que permite adentrarse en un mundo de vinos singulares y con carácter propio. Asimismo, la Ruta del Vino de Lleida es el marco perfecto para saborear los vinos de la D.O. y recorrer las bodegas copa en mano. Además, la Indicación Geográfica Protegida del Turrón de Agramunt conserva una tradición centenaria e ideal para los más golosos.

La experiencia gastronómica se completa en los mercados, que son una explosión de colores y aromas. Allí pueden adquirirse de manos de sus productores desde frutas como la pera o el melocotón, hasta los quesos artesanos y embutidos típicos, con mención destacada al preciado aceite de oliva virgen extra y los vinos que se elaboran en el territorio.

En suma, el sentido del gusto se recrea en un viaje sensorial a través del sabor de los productos de proximidad y los platos que con ellos elaboran los lugareños en cualquiera de los numerosos restaurantes que encontrará el visitante allá por donde se mueva. Los caracoles, la coca de recapte o la cassola de tros dan buena cuenta de ello.

Estany d’Ivars i Vila-sana. Carles Fortuny

Belleza natural

En la recta final del verano, quienes buscan paisajes espectaculares para dar agradables paseos o, realizar rutas accesibles y para todas las edades, tienen parada obligada en escenarios geográficos singulares, como es el caso del Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Se trata del único espacio natural de Catalunya con esta distinción y este año precisamente celebra su 70 aniversario.

Singulares estampas quedan igualmente al descubierto en los parques naturales del Alt Pirineu y del Cadí-Moixeró. O bien adentrándose en el Estany d’Ivars i Vila-sana, un bello lago de aguas cristalinas, o conociendo de primera mano los secanos de Mas de Melons o la confluencia entre los ríos Segre y Cinca. En el Pirineo y las Tierras de Lleida hay de todo y para todos los gustos.

Igualmente, son puntos de interés para admirar las mejores vistas de la Cerdanya los 20 miradores que ponen en valor los paisajes de la comarca.

Cicloturismo por Montfalcó Carles Fortuny

Estos son solo algunos de los numerosos espacios que regala la naturaleza en Lleida. Una delicia para la vista durante el día y también por la noche. Y es que el cielo muestra sus tesoros de forma privilegiada en zonas como el Montsec. El Parque Astronómico situado en Àger, La Noguera, es el mejor lugar de Cataluña para observar el firmamento. No en vano, junto al Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de Sant Maurici, son los espacios de Lleida que cuentan con el sello Starligh. Ambos acercan al visitante al turismo de las estrellas, permitiendo vivir auténticas experiencias astronómicas.

Despertar emociones

Cuando además de la observación, los/as visitantes buscan despertar emociones y descargar adrenalina, Lleida cuenta con un total de 279 empresas de turismo activo que facilitan la práctica de actividades en tierra, agua o incluso en el aire. Como ejemplos, el parapente en Áger o en Organyà, el rafting por los ríos Noguera Pallaresa, Nogera Ribagorçana, Segre y Garona, las rutas en BTT, gravel y carretera o el senderismo donde cada cual podrá elegir la ruta en función de su exigencia o nivel de dificultad.

Parapente en la Val d'Ager. La Noguera. Oriol Clavera

Son muchos los paisajes por descubrir y en cada uno de los escenarios naturales hay ocasión para desconectar, sumergidos en el silencio del bosque, y respirar aire puro. Aventuras a la carta o puro relax contra la agitada vida urbana se ofrecen a elección del turista.

Cautivados por la cultura

Cualquier rincón de Lleida atesora un legado cultural palpable en sus pueblos. En verano se suceden los festivales de música así como ferias y otras actividades ligadas a las tradiciones y la historia. Allí se dejan ver joyas patrimoniales como las iglesias románicas de La Vall de Boí, declaradas Patrimonio de la Humanidad, la imponente Seu Vella de Lleida ciudad, el poblado ibérico de Els Vilars de Arbeca, los castillos de la Segarra y del Urgell, el santuario del Miracle de Riner o el conjunto rupestre de El Cogul, que también es Patrimonio de la Humanidad.

En este sentido despunta, en Lleida ciudad, un museo de referencia como el nuevo Morera, de Arte Moderno y Contemporáneo, que estrenó sede el año pasado. Destacable es su importante colección de pintura, escultura, arquitectura, dibujo y artes de la estampación. Además expone piezas de diseño gráfico y publicitario, fotografía, vídeo y otros medios audiovisuales.

Una vez en la capital, muy recomendable resulta el viaje en el Tren dels Llacs, cuyo itinerario traslada a sus pasajeros al pasado en un recorrido a bordo de este convoy histórico que conecta las Tierras de Lleida con el Pirineo. Desde él se obtienen las mejores vistas del territorio.

Con todo ello, el viaje al Pirineo y las Tierras de Lleida se convierte en un prisma de emociones para los cinco sentidos.

La Seu Vella de Lleida. Carles Fortuny