Vitoria - La aeronave alavesista vuelve a enfilar su morro hacia el cielo y en esta ocasión no puede volver a permitir que su despegue sufra un aborto. En las seis ocasiones precedentes en las que la victoria ejerció de combustible para iniciar el vuelo hacia las alturas, la operación quedó frenada a las primeras de cambio. La incapacidad de este Deportivo Alavés para encadenar dos victorias consecutivas es la que le ha mantenido fluctuando constantemente por la zona media de la tabla clasificatoria, pero siempre con un ojo atento a los puestos de peligro. Con casi toda la segunda vuelta por delante, el equipo de Alberto tiene ante sí la posibilidad definitiva de poner tierra de por medio con respecto a los puestos coloreados en rojo, asegurarse de esta manera una cuota de tranquilidad muy importante y, de paso, mirar hacia arriba de manera definitiva para tratar de afrontar el complicado, que no imposible, objetivo de alcanzar los puestos de privilegio. La visita a Sabadell de esta tarde ofrece semejante abanico de posibilidades, todas ellas positivas, que la palabra tropiezo no puede entrar en el diccionario albiazul después de una semana de éxtasis tras la exhibición protagonizada ante el Zaragoza.

En la retina de todo alavesista está todavía cristalina la imagen de su equipo avasallando a un claro aspirante al ascenso el pasado domingo. No es la primera vez que tal cuestión se produce, ya que este Glorioso casi siempre ha sacado sus mejores versiones ante los mejores equipos de la Liga Adelante. El problema ha sido la falta de continuidad en los buenos resultados, la incapacidad para sumar un par de victorias seguidas y cimentar de esta manera el edificio de la calma. Visto el nivel de este equipo, pensar en una posibilidad de descenso suena a quimera, pero el objetivo es convertir esa posibilidad en una cuestión imposible de manera inmediata. Ya habrá tiempo después para soñar y pensar en posibles cuentas de la lechera con el play off como destino.

En este sentido, la visita al Sabadell presenta dos vertientes en ese objetivo de la permanencia. Por un lado, superar al cuadro arlequinado supondría sentenciar prácticamente una de las cuatro plazas de descenso. Por otra, acumular tres nuevos puntos y alcanzar los 35 -con un partido aún pendiente- supondría un salto hacia arriba colosal, dejando la permanencia a simple distancia de tiro de piedra.

Con todos los precedentes bien conocidos de este equipo, la confianza queda desterrada de antemano. Ya se han vivido episodios de ánimos desatados con anterioridad y justo después de las victorias más brillantes llegaron las crisis más severas. La clave es seguir haciendo el buen trabajo defensivo de las últimas semanas y poner la chispa en ataque necesaria para incendiar la ofensiva. Aspecto este último que le ha fallado al cuadro vitoriano en sus últimos desplazamientos, sobre todo el partido en Huelva que, en el plano ofensivo, tiene que ser un ejemplo de lo que no se puede repetir en la Nova Creu Alta.

El objetivo primero es mantener de nuevo la portería de Manu Fernández imbatida y, a partir de ahí, tratar de morder a un rival que se juega el todo por el todo. El equipo de Juan Carlos Mandiá camina ya por la cuerda floja sin margen alguno de seguridad. Colista, con una victoria en los últimos quince partidos, una cifra de puntos que hace ciertamente complicado creer en la salvación, un nivel defensivo paupérrimo. Poca cosa buena se puede decir de los arlequinados, pero el orgullo del Sabadell está herido y en el partido de esta tarde se jugará una de sus últimas cartas. Manejar los tiempos y aprovechar los errores del rival serán aspectos clave.

Para buscar ese objetivo de la segunda victoria consecutiva, no se prevé que Alberto realiza demasiados cambios con respecto a la alineación titular que bordó el partido contra el Zaragoza. Si finalmente el preparador alavesista se decide a realizar algún cambio -la convocatoria es la misma de la última jornada, ya que no se ha recuperado ningún lesionado-, la única duda posible radica en la figura de Juanma, que quizá no se adapte tan bien al perfil de un partido en el que el cuadro albiazul seguramente no tendrá tanto balón y tratará de ahogar a su rival.