Vitoria - El cambio de año en el calendario marca el regreso de la competición en el fútbol español, pero en nada ha cambiado la necesidad del Deportivo Alavés de diciembre a enero. Las vacaciones han tenido que servir para recargar unas baterías que en algunos casos ya estaban bajo mínimos y ahora llega el momento de volver a aplicar la máxima intensidad en un segundo tramo de temporada en el que habrá que seguir sumando con regularidad para no llegar a las últimas jornadas del curso con apuros. No es que esté sufriendo en exceso el cuadro albiazul en la presente campaña, pero hay partidos destinados a marcar un devenir. Y uno de esos es el de esta tarde contra el Mirandés, en el que una victoria serviría para confeccionar un mullido colchón de tranquilidad antes de afrontar un complicado final de primera vuelta ante dos claros candidatos al ascenso como Valladolid y Las Palmas.
Se abre 2015 en Mendizorroza con un derbi vecinal que en los tiempos recientes siempre ha acabado con alegría rojilla y decepción alavesista. El Mirandés se ha convertido en las últimas temporadas en la particular bestia negra de un conjunto vitoriano incapaz de ganar en casa a este incómodo vecino. Y tampoco será nada sencillo en esta ocasión. Tras un arranque de curso complicado al tener que retocar la plantilla a toda velocidad para ajustarla a la exigencia del retorno a Segunda División por el descenso administrativo del Murcia, el equipo dirigido por Carlos Terrazas ha puesto velocidad de crucero. Así acumula dos meses sin conocer la derrota con siete partidos consecutivos invicto y 15 puntos ganados de los últimos 21 que se han puesto en juego. Una cifra colosal que le ha permitido dejar atrás la zona roja y situarse en una cómoda parte media de la tabla, superando en ese ascenso a un Alavés que ha sido más regular en sus resultados pero al que le sigue faltando encadenar una buena racha que le permita dar un gran salto.
Aunque parezca ya lejano en el tiempo, El Glorioso cerró el año con dos partidos consecutivos sumando. Cuatro puntos con la victoria ante el Albacete y el empate en Girona. Dos encuentros en los que el cuadro albiazul no dio su mejor nivel, pero así son las paradojas del fútbol. Mucho más ha merecido el equipo vitoriano en otras ocasiones, pero en esos dos señalados compromisos se encontró con esa pizca de fortuna que tantas veces le había dado la espalda. No obstante, y dejando los puntos a un lado, las sensaciones no fueron las mejores y el equipo evidenció que necesitaba descanso.
En esos últimos partidos del año se vino abajo repentinamente la seguridad defensiva que había sido la mayor virtud del equipo dirigido por Alberto López. La cantidad de goles encajados se incrementó de manera peligrosa, aunque como contrapartida en la balanza hay que situar también la mejoría de cara a la portería rival, con un acierto antes desconocido.
Ese acierto sirvió para empatar en Girona sin merecerlo y para superar apuradamente al Albacete en un duelo que era trascendental. Casi del mismo nivel que el de esta tarde contra el Mirandés, otro rival directo en esa pelea por pasar un curso tranquilo. Alcanzar los 26 puntos con dos partidos de la primera vuelta aún por jugarse supondría dejar los deberes hechos con antelación y poner mucha tierra de por medio con la zona peligrosa.
Peligro por el hielo Alberto no tendrá que darle demasiadas vueltas a la cabeza para componer su alineación inicial, ya que en algunos casos, como en el entramado defensivo, las alternativas ni siquiera existen. Galán, Laguardia, Einar y Castillo son inamovibles en la zaga y todo hace indicar que por delante repetirán de nuevo Beobide y Toribio. Los movimientos y cambios de nombres quedarán, una vez más, para la vanguardia. Toti y Juli parecen fijos y habrá que ver si el preparador irundarra apuesta por una referencia fija en punta como Barreiro u opta de nuevo por la movilidad del recuperado Vélez.
Por parte del Mirandés el derbi vecinal de esta tarde también es sumamente relevante. El cuadro rojillo ha dejado atrás los problemas del arranque del curso por las premuras que supuso confeccionar la nueva plantilla cuando en agosto se anunció su regreso a la Liga Adelante y Carlos Terrazas ha conseguido crear un equipo de enorme solidez, muy serio en defensa y que saca un rendimiento extraordinario a cada gol que marca. Urko Vera lleva ocho dianas de las 17 (solo el Llagostera marca menos) que llevan los burgaleses y es el gran peligro de un equipo muy potente desde el punto de vista físico y que últimamente siempre ha sembrado el pánico en sus visitas a Mendizorroza.
Con respecto al estadio, o más bien al estado del césped, hay cierto temor en el seno alavesista de que la banda de la Tribuna Principal se encuentre helada a la hora del partido. Según las previsiones meteorológicas, las temperaturas nocturnas no iban a ser tan bajas como las de los últimos días y a la hora del partido incluso habrá una temperatura que puede considerarse agradable a estas alturas, pero esa zona del terreno de juego no recibe luz en todo el día. El equipo se ejercitó ayer expresamente en Mendizorroza para adaptarse a esa posibilidad de que el césped esté helado.