DESPUÉS de quedarse con la miel en los labios en la campaña de su regreso a la categoría de bronce, el Deportivo Alavés afrontó la temporada 1991-92 con el firme objetivo de dar el salto definitivo a la Segunda División. Con un mayor conocimiento ya del medio y la confianza de haber luchado por el ascenso siendo un debutante, el club del Paseo de Cervantes optó por mantener el bloque y sellar su punto de mira en lo que sucedería en los meses de mayo y junio.

Sin embargo, el guión comenzó a torcerse demasiado pronto. De esta manera, el combinado del Paseo de Cervantes no fue capaz de sumar su primera victoria liguera hasta la séptima jornada (2-1 ante el Hospitalet). En ese tiempo, firmó cuatro empates y dos derrotas. Un balance evidentemente pobre que provocó que los nervios hicieran acto de presencia de manera alarmante. La situación no mejoró demasiado con el paso del tiempo y eso terminó costándole el puesto a Luis Astorga. El técnico que había sacado al Glorioso del pozo de la Tercera no pudo continuar con el sueño y cedió el testigo a Tomás Balbás, que había llegado al club para entrenar a un equipo cadete y realizar los análisis de los rivales.

Con el relevo en el banquillo, se produjo una mínima reacción y finalmente el Alavés consiguiño el pasaporte para los play off, aunque con muchos más apuros de los que se pensaba inicialmente. Y es que la clasificación final estuvo comandada por el Sant Andreu con 54 puntos, seguido de Manlleu (49), Girona y el conjunto vitoriano (ambos con 48). Por detrás, el Hospitalet fue quinto con 46. De esta manera, el equipo y la afición afronta la fase final de la campaña con bastante menos esperanza de éxito que un año antes.

El preparador albiazul, que inicialmente era una solución interina pero acabó completando el curso, es actualmente embajador del Athletic en Álava y trabaja junto a Andrés Garai en la escuela de tecnificación que el club rojiblanco tiene en el Aurrera. En su memoria, aún guarda frescos los recuerdos de aquella época. "Como los resultados fueron buenos y no se encontró a otro entrenador de renombre aguanté toda la temporada. Entramos cuartos en esa liguilla tan injusta porque no te servía de nada haber hecho una buena temporada. Empezamos bien ante el Badajoz en su casa y dominamos todo el partido, pero tuvimos un fallo y perdimos después de haber controlado todo el encuentro. Y cuando ya empiezas a remolque...", rememora el inquilino del banquillo local de Mendizorroza entonces.

Otro que conoce de primera mano aquella historia es Peio Agirreoa. Y nunca mejor dicho además. Porque el guardameta vizcaíno fue el protagonista del error que le costó al Alavés los dos puntos en juego en Badajoz. Poco después de la media hora de juego, el pacense Mínguez remató a la media vuelta desde dentro del área, el balón botó y el cancerbero albiazul erró gravemente al intentar blocarlo. A partir de ahí el equipo lo intentó pero no pudo equilibrar el marcador.

Agirreoa, actualmente técnico de las categorías inferiores del Athletic, desvela una de las claves que motivaron el segundo asalto fallido del Alavés a la Segunda División. "Nos faltó un poco de experiencia para afrontar esas liguillas. No pudo ser entonces y el club tuvo que esperar unos años pero cuando dio el paso no se quedó en Segunda sino que llegó hasta la final de Dortmund. Yo creo que ahora se puede repetir la historia, porque el sitio de la institución no es ni siquiera la categoría de plata, tiene potencial para ser de Primera", destaca.

Uno de los aspectos en los que se basa el exguardameta para hacer esta afirmación y que permanece inalterable más de dos décadas después es el apoyo de la afición. "Lo que más recuerdo de entonces es la ilusión de la gente, era tremendo. Se vivía un ambientazo enorme, todo el mundo gozaba con El Glorioso y eso mismo está sucediendo ahora. Estuve en San Mamés el día del partido contra el Athletic B y la verdad es que fue espectacular. Las siguientes jornadas ha sido parecido y con esa afición es muy complicado que el equipo no haga un esfuerzo extra", alaba.

Dejando por un momento el pasado para centrarse en el presente y el futuro, Agirreoa se muestra optimista respecto a las posibilidades de éxito del conjunto vitoriano este año. "Yo creo que va a conseguir el ascenso por la vía rápida, a la primera. En un play off es muy importante ser sólido. No importa tanto jugar bien aunque está claro que jugando mal no subes", reflexiona.

Otro que compartió vestuario durante aquella temporada con el vizcaíno y que tras colgar las botas también se decantó por las labores técnicas es Iñaki Ocenda. Vinculado durante muchísimos años al Deportivo Alavés en todos sus ámbitos, acaba de incorporarse al proyecto del C.D. Elgorriaga La Fundación para continuar trabajando con el fútbol base. El que fuera central albiazul echa la vista atrás para recordar una etapa que no fue excesivamente agradable en lo personal para él. "Me pasé prácticamente toda la temporada lesionado y casi no jugué nada", rememora. Los maltrechos cartílagos de sus rodillas tuvieron la culpa. A la conclusión del curso y tras el doble sinsabor personal y colectivo, se retiró de la práctica activa del fútbol y se incorporó al cuerpo técnico alavesista. Al menos, tres años después pudo desquitarse conquistando el ansiado ascenso como segundo de Txutxi Aranguren.

"Cada año que llegábamos a la fase de ascenso pensábamos 'a ver si es esta vez' pero al final se nos quedaba cara de tontos. En este tipo de eliminatorias los pequeños detalles influyen mucho y cada vez nos pasaba algo diferente", recuerda Ocenda. El error de Agirreoa en el duelo inicial de esta serie en Badajoz es el mejor ejemplo de ello. Después de ese tropiezo el equipo se rehízo para doblegar al Cartagena en Mendizorroza (4-1) pero cayó en el duelo de vuelta (2-0) y una nueva derrota ante el Badajoz (1-2 en el Paseo de Cervantes) provocó que los dos duelos finales ante el filial del Sporting (ambos saldados con triunfo vitoriano) resultasen intrascendentes.

"Pagamos la ansiedad en los momentos importantes de esos partidos, que eran muy distintos a los que habíamos jugado durante la temporada. El Badajoz era un equipazo, pero si hubiéramos ganado el primer partido...", argumenta Iñaki Ispizua, dedicado ahora a la representación de futbolistas y por aquel entonces al frente de la dirección deportiva del club.

Entre los aspectos extradeportivos, volvió a ser protagonista, como había sucedido en la primera fase de ascenso, el calor. Especialmente en Badajoz o Cartagena. "Fue una pasada", recuerda Ispizua. Y no menos dañinos fueron los viajes que tuvo que hacer el equipo, como rememora entre sonrisas Tomás Balbás: "En el viaje a Cartagena inauguramos las camas-litera de Autobuses Alegría. Que vaya en descarga de los jugadores porque fueron no sé cuántas horas de viaje".