Vitoria. La decisión del consejo de administración del Deportivo Alavés de sancionar económicamente a toda la plantilla por su escaso rendimiento a lo largo de la temporada, amparada por "dañar o atentar contra la imagen de la entidad", sitúa a los futbolistas a los pies de los caballos. Desde la gestión del club del Paseo de Cervantes se trata de demostrar de puertas para afuera que son los jugadores los responsables de la crítica situación deportiva en la que se encuentra el club. Con opciones, aunque no muchas, de disputar el play off de ascenso, los futbolistas se encuentran en el disparadero. Y no es la primera vez esta temporada que sucede algo parecido.
Tras una reunión mantenida en el seno del vestuario antes del inicio del entrenamiento de ayer en Ibaia, los integrantes de la plantilla han optado por un estado de mutismo absoluto a la hora de abordar el tema del expediente sancionador, del que de momento solo tienen constancia a través de la comunicación que Dani Barroso les hizo el lunes. Silencio total, lo que no exime que el enfado en el seno del vestuario sea bastante evidente, hasta que el club dé el paso de transmitir a la plantilla por escrito el expediente y sus motivaciones, tratando de evitar de esta manera una guerra de declaraciones que los futbolistas entienden que no beneficiaría en nada sus opciones, quiméricas pero reales, de estar en el play off de ascenso.
La apertura del expediente sancionador supone, en todo caso, un último paso en el proceso de deterioro que ha vivido la imagen de los futbolistas a lo largo del presente curso. Quien más quien menos, todo alavesista esperaba un rendimiento deportivo mucho mejor de este equipo, pero el paso de las semanas ha servido para evidenciar que no hay mucha más cera que la que arde y los méritos contraídos no son, ni de lejos, suficientes para estirar la temporada.
No es la primera vez que los jugadores se convierten en la diana de las críticas, pero sin duda el actual es el momento en el que los futbolistas se han encontrado en una situación más complicada. El técnico Luis de la Fuente fue el saco de los golpes en el inicio del curso, pero desde la llegada de José Carlos Granero las críticas han ido dirigidas principalmente a la plantilla.
críticas perennes Fue precisamente el preparador valenciano el primero que puso a sus pupilos entre la espada y la pared con la decisión de suspender el entrenamiento previo al choque contra Osasuna B al no ver a los jugadores lo suficientemente concentrados. También hasta el cierre del mercado invernal estuvo el preparador valenciano reclamando cambios profundos en su equipo, al que no veía preparado para alcanzar el objetivo marcado. Por si fuera poco, muchas han sido las comparecencias posteriores a los partidos en las que ha evidenciado su malestar con el rendimiento del equipo, dejando incluso por el camino aquella frase en la que aludía a la propiedad de cierto equino.
De forma más comedida, el propio presidente, Avelino Fernández de Quincoces, hizo patente tras el ridículo en Aranda de Duero, sin duda el mayor de toda la temporada, su disgusto con el rendimiento de un equipo que, a su juicio, no dio "el mínimo que es exigible" dentro de un "espectáculo difícilmente explicable" solo entendible "desde la falta de autoexigencia y la falta de convicción sobre lo que uno tiene que hacer y cómo tiene que afrontar su responsabilidad como miembro de este club". Entonces era de palabra y ahora son los hechos los que sitúan a los jugadores alavesistas contra las cuerdas.
Precisamente tras ese compromiso perdido contra la Arandina también arreciaron las críticas por parte de algunos aficionados. Primero a través de pintadas en Mendizorroza. Poco después, el 22 de febrero y tras el empate contra el Guijuelo, un grupo de aficionados interrumpió un entrenamiento en Ibaia para solicitar a la plantilla "una mayor implicación", mostrando una pancarta que rezaba el lema Orgullo y cojones. A lo largo de los últimos partidos, la parroquia de Mendizorroza ha mostrado en varias ocasiones su disgusto con la actuación del equipo.
A los pies de los caballos quedan los jugadores para afrontar el partido del sábado contra el Lemona, en el que la victoria es imperativo legal y en el que el ambiente en Mendizorroza amenaza con ser desolador. La apertura del expediente sancionador redundará, a buen seguro, en contra de la plantilla. Buena parte del alavesismo de a pie ve con buenos ojos las multas, aunque también hay quien no las comparte y apunta más alto en sus críticas al considerar que tan cierto es que el equipo no está dando el rendimiento esperado como que la planificación de la temporada no ha sido la mejor posible.
futuro impredecible Después de la apertura de este expediente, lo único que queda por comprobar es cuál es la respuesta que ofrece tanto el equipo como la afición en los partidos venideros. Desde el vestuario alavesista se han defendido en todo momento las opciones de disputar el play off, incluso en los momentos más complicados, y en esta ocasión el discurso no ha variado en nada. La plantilla confía en sacar adelante los dos próximos partidos para acercarse a la cuarta plaza, así que sería de extrañar que ahora llegase una bajada de brazos definitivos tras la multa. Eso sí, con buenos resultados o sin ellos la intención del club es llegar hasta los últimas consecuencias con el proceso que inició el pasado lunes.
Otra cosa será conocer la respuesta de los aficionados. Apoyo no le ha faltado al equipo en lo que va de curso, pero no sería de extrañar una espantada masiva o que las críticas contra los futbolistas arrecien en los próximos partidos si se finiquitan las opciones de disputar el play off. Eso sí, los seguidores albiazules tienen claro que no solo de los futbolistas es la responsabilidad de la mala campaña perpetrada.