Exquisitas pinceladas y brochazos de grueso trazo. No entiende el Deportivo Alavés de términos medios. Si una semana deslumbra con una genialidad, a la siguiente la sorpresa llega desde el punto de vista negativo con un borrón inesperado. Regular en su irregularidad. Capaz de destaparse un día como aspirante al ascenso para al siguiente volver a despertar dudas sobre su potencial. Unos síntomas preocupantes los que irradia un equipo que, pasada ya media temporada, sigue sin tener demasiado claro todavía el camino que tiene que seguir.

El de ayer en Zubieta es un nuevo ejemplo de esta repetitiva tendencia. La oportunidad se presentaba pintiparada tras la brillante victoria ante Osasuna, pero ni así. No es ya el hecho de no encadenar un par de victorias consecutivas que aporten un poco de tranquilidad, es que en apenas siete días el equipo se volvió totalmente irreconocible. El que viese un partido y otro dudaría seriamente de que el equipo vitoriano fuera el mismo en ambos compromisos.

"No podemos ser un equipo que viene y va como la marea", aseveraba José Carlos Granero en una entrevista a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA antes de que arrancara el año competitivo. Pues, de momento, no es así. Pleamar y bajamar se suceden una a otra sin solución de continuidad y sin que el equipo sea capaz de encontrar una solución. O está en la cresta de la ola o se lo lleva la corriente. No encuentra la manera de quedarse en la cima durante más de una semana. Siete días después de la alegría, reaparecen siempre las mismas inquietantes dudas.

Esta peligrosa tendencia entraña sus serios riesgos y para comprobarlos basta con echar un vistazo a una tabla clasificatoria que ni de lejos refleja lo que el alavesismo esperaba de su equipo. El liderato, esa especie de tramplín hacia el ascenso, es una utopía y para alcanzar la segunda plaza también sería casi necesario un milagro. Dos inalcanzables y dos a tiro, pero con muchos invitados inesperados en una pugna en la que el club vitoriano no consigue dar el aldabonazo definitivo.

En la fase de separar el grano de la paja, el Alavés sigue metido en el cesto de las incertidumbres. El play off duerme, momentáneamente, a un punto de distancia, pero no menos cierto es que son demasiados los equipos que se han metido en esa puja por ocupar los dos puestos que aún se encuentran accesibles. Necesita el conjunto albiazul una regularidad en lo positivo de la que ahora adolece para, por fin, disipar las dudas propiciadas por estos preocupantes síntomas.