Vitoria. Los números nunca mienten, aunque pueden resultar confusos. En el fútbol, la clasificación dicta sentencia, y no importa si un equipo transmite buenas o malas sensaciones sobre el terreno de juego. En el caso del Alavés, las estadísticas -comparadas en su día con los bikinis por el profesor Aaron Levenstein porque "lo que muestran es sugerente, pero lo que esconden es vital"- camuflan una realidad muy poco atractiva para la escuadra albiazul. Máximo goleador del grupo II de Segunda B con doce goles, el equipo de Luis de la Fuente pasa por ser el segundo Alavés más goleador de los últimos diez años a estas alturas de campeonato.
Tras siete jornadas disputadas, solo el plantel albiazul de la campaña 2004-05, la del ascenso a Primera División, había anotado más goles (14) que los doce conseguidos hasta la fecha por la escuadra alavesista, la misma cifra alcanzada por Tomé la pasada campaña a estas alturas. El problema reside, una vez más, en la endeble defensa que atesora este curso el Glorioso, erigido en el segundo Alavés más goleado después de siete jornadas en la última década, superado únicamente por el de la temporada 2002-03, cuando el equipo ocupaba el tercer puesto por la cola con 18 goles encajados en la máxima categoría. Cifras, al fin y al cabo, que devuelven a este equipo las reminiscencias de años ya olvidados en los que la afición sufrió las primeras penurias que acabarían llevando al equipo al pozo de la Segunda B. Un infierno que ahora lucha por abandonar a pesar del que está siendo su peor arranque liguero de su historia reciente en la categoría.
El año pasado, con Tomé en el banquillo, el equipo vitoriano era tercero con quince puntos y sin conocer aún el sabor de la derrota. Hace dos temporadas, incluso el Alavés del ínclito y posteriormente destituido Javier Pereira marchaba también tercero en la tabla con catorce puntos. Su primera derrota había llegado precisamente en la séptima jornada, al caer por 2-0 frente al Racing de Ferrol. De hecho, ni siquiera durante los casi seis meses que el ahora segundo entrenador del flamante colíder de Primera, el Levante, estuvo sentado en el banquillo del Alavés, el cuadro de Mendizorroza descendió tan abajo como hasta ahora en la clasificación. Así las cosas, no es de extrañar que, cuando los seguidores contemplan a su equipo en la segunda mitad de la tabla a dos puntos del descenso, los nervios se apoderen de la grada del estadio del Paseo de Cervantes, donde De la Fuente no volverá a sentarse al menos hasta el día 12, cuando el Alavés reciba al Amorebieta. Eso, siempre y cuando la Gimnástica Segoviana o el Albacete no dicten antes sentencia. Por el momento, plantilla y cuerpo técnico retoman hoy los entrenamientos. En cinco días llegará la primera batalla.