Vitoria. La Copa del Rey ha proporcionado al Deportivo Alavés algunos de los momentos más intensos de su nonagenaria historia. Sin embargo, en los últimos tiempos, una dolorosa maldición parece haberse adueñado de la relación entre esta atractiva competición y la entidad del Paseo de Cervantes. En las tres temporadas más recientes, el contacto albiazul con el torneo del K.O. ha resultado de lo más efímero posible. Es decir, que ha dicho hola y adiós en el mismo encuentro cayendo a las primeras de cambio en todas y cada una de las ocasiones. Pero es que en la oportunidad más cercana en la que fue capaz de superar ese escollo inicial -en el ejercicio 2007-08-, la alegría tampoco le duró demasiado, puesto que El Glorioso fue eliminado en la siguiente ronda. En resumen, que el torneo con el que va a reencontrarse el cuadro de Luis de la Fuente esta tarde se presenta como un inmejorable momento para quebrar una dinámica negativa que se ha prolongado ya durante demasiado tiempo.
De hecho, hasta el siempre caprichoso azar ha ofrecido indicios para el optimismo. Y es que el sorteo quiso que el Alavés tuviera la fortuna de quedar exento en la primera ronda de la competición y que su adversario en este segundo turno perteneciese a la Tercera División. Una circunstancia bien diferente a lo que había acontecido en las dos anteriores temporadas, en las que el estreno albiazul fue frente a rivales de su mismo grupo destinados, a priori, a compartir pelea también por el ascenso.
De esta manera, el año pasado, el plantel de Miguel Ángel Álvarez Tomé estrenó la competición oficial el 25 de agosto -tres días antes de recibir y vencer al Caudal en la primera jornada de Liga- midiéndose en Mendizorroza a la Unión Deportiva Logroñés. Una escuadra de reciente creación pero que con el apoyo del empresario Félix Revuelta trata de recuperar los éxitos del histórico -y desaparecido como consecuencia de sus problemas económicos- Logroñés. Así, nombres importantes como el exalavesista Nacho Fernández o el veterano Óscar Arpón integraban un conjunto de campanillas que se presentó en Vitoria dispuesto a no dejar pasar la ocasión de dar un puñetazo sobre la mesa.
Objetivo que cumplió por completo. Un gol de Cervero de penalti en el minuto 26 de la contienda le sirvió para hacerse con la victoria y dejar en la estacada a un adversario que prácticamente en ningún momento ofreció las sensaciones y el nivel suficientes como para poder pensar en darle la vuelta a la situación.
Película repetida De esta manera, los aficionados locales abandonaron el coliseo del Paseo de Cervantes con un regusto amargo en el paladar que, sin embargo, no les resultaba en absoluto desconocido. Y es que apenas doce meses antes había experimentado una situación prácticamente idéntica. Entonces, fue el Palencia al que le correspondió ejercer de inesperado verdugo. También unos días antes de que arrancara la Liga, el conjunto castellano arribó a Vitoria dispuesto a romper la teórica supremacía albiazul como consecuencia de su condición de recién descendido. Y antes incluso de que el plantel que adiestraba Javier Pereira se colocase sobre el césped, su oponente ya había colocado la eliminatoria muy a su favor gracias a un gol de Paulino en el minuto 2.
El Alavés buscó la remontada con ahínco y durante algunas fases del choque tuvo al rival a su merced. No obstante, únicamente fue capaz de performar la portería palentina en una ocasión -Geni firmó la igualada en el minuto 55- y el duelo se encaminó a la prórroga. En el tiempo suplementario el marcador tampoco se movió y la lotería de los penaltis decidió propinar un nuevo sopapo al Glorioso, que únicamente fue capaz de transformar uno por los cuatro de su oponente.
De nuevo, en la calle a las primeras de cambio. Lo mismo había sucedido un año antes. Entonces, con el Alavés todavía en Segunda División, el conjunto albiazul debutó frente a un contrincante de su misma categoría -el Elche- y como visitante. El desplazamiento al Martínez Valero, en el que el hoy albiazul Óscar Rubio jugó la última media hora del choque, se saldó con una clara derrota (2-0) que abría el camino de la maldición actual.
En el ejercicio 2007-08, al menos, el equipo había logrado superar su primera eliminatoria -frente al Nástic de Tarragona (1-0) en Mendizorroza con gol de Wellington Paulista- pero el segundo escollo ya resultó insalvable. Así, el Hércules del ínclito David Vidal le dio un contundente repaso pese a que el marcador final registró un ajustado 2-1.
Para encontrar la última noticia positiva del Glorioso en la Copa hay que remontarse al ejercicio 2006-07. Esa campaña, tras deshacerse de Tenerife, Poli Ejido y Celta, el sorteo de los octavos de final le emparejó con el Barcelona. Pese a la lógica eliminación -0-2 en Mendizorroza y 3-2 en el Camp Nou-, el cruce reportó notables beneficios. Derrotar hoy al UCAM Murcia debe ser el primer paso para repetir el sueño.