vitoria. La renuncia pública del Baskonia a tomar las riendas del Deportivo Alavés fue recibida con sensaciones enfrentadas en las oficinas de Mendizorroza. La familia Gauna, que daba por hecho el acuerdo y su consiguiente traspaso de poderes con el grupo inversor liderado por Josean Querejeta, recibió "con sorpresa" el adiós lanzado por el presidente del club azulgrana, cansado de esperar los 2,5 millones de euros procedentes de la entidad financiera. Con todo, lo que la cúpula albiazul quiso ayer dejar bien claro es que de ninguna forma van a desistir de sacar adelante su proyecto. De hecho, desde la junta directiva presidida por Alfredo Ruiz de Gauna deslizaron ayer que, conocido el no del Baskonia, ha iniciado contactos para recabar el apoyo económico necesario para salvaguardar el futuro del Alavés tras una renuncia baskonista que en el estadio del Paseo de Cervantes dan por definitiva.
"Ahora tenemos aún más ganas de hacer las cosas bien. Llegados al punto que estábamos nos esperábamos cualquier cosa, aunque nosotros nos habíamos hecho a la idea y las escrituras estaban ya en el notario", explicó Vanessa Ruiz de Gauna, que no quiso entrar a valorar detenidamente el anuncio del grupo inversor. "Ya no vamos a entrar en guerras con nadie ni a poner sobre la mesa ningún agravio comparativo. Hemos empezado a movernos en todas las direcciones, y durante los próximos días esperamos retomar reuniones y buscar los apoyos necesarios", apuntó la consejera delegada del equipo albiazul.
Así las cosas, a la espera de que la cuerda, tensada ya al máximo de lo posible, se corte definitivamente, Alfredo Ruiz de Gauna ha logrado ganar tiempo para sacar adelante un proyecto que, en su opinión, tiene la base suficiente para mantener con vida al Alavés, siempre y cuando disponga de los apoyos institucionales pertinentes -los convenios con Ayuntamiento y Diputación se retomaron recientemente- y sea capaz de aglutinar a su alrededor la ayuda económica de terceros que, según aseguró ayer, ha empezado a recabar para evitar la disolución de un club que asiste ahora a la llegada del 30 de junio, día destinado a abonar los salarios de la plantilla, como inminente fecha clave para el futuro de una entidad abocada a vivir en un estado de permanente indefinición.