Vitoria. Con la amenaza de la subasta de las propiedades de Ibaia en el horizonte tras la ejecución por parte de la Tesorería General de la Seguridad Social de la hipoteca que tenía sobre dichos terrenos, la directiva alavesista quiso justificar ayer de manera pública los pagos que ha realizado a dicho organismo durante los últimos meses. Los mismos alcanzan un montante de 85.000 euros, pero se quedan lejos de la cantidad total (alrededor de 350.000 euros de deuda privilegiada) a los que el club tenía que haber hecho frente antes del vencimiento del primer plazo de pago del concurso el pasado 19 de noviembre.
Desde su entrada en el club, la directiva presidida por Ruiz de Gauna ha desembolsado 85.000 euros a la Seguridad Social tal y como demuestran los justificantes de las transferencias bancarias que se hicieron públicos ayer desde la entidad del Paseo de Cervantes. En concepto de abono del privilegio del Alavés, el club desembolsó 35.000 euros a finales del mes de marzo y posteriormente realizó pagos de 10.000 euros en los meses de junio (dos pagos, uno de 7.000 euros y otro de 3.000), julio, agosto, septiembre y octubre.
A pesar de estos últimos desembolsos llevados a cabo por la directiva presidida por Ruiz de Gauna, que servían para cumplir el pacto del pago fraccionado de la deuda privilegiada del concurso de acreedores, la Tesorería General de la Seguridad Social decidió a finales del pasado mes de noviembre ejecutar la hipoteca que tenía sobre las instalaciones de Ibaia. El organismo decidió entonces sacar a finales de enero a subasta pública dichos terrenos por un montante inicial de dos millones de euros, precio en el que están tasadas las instalaciones de Ibaia, para intentar de esta manera recuperar el dinero que todavía se le adeuda y que tenía que haber sido abonado, como parte del privilegio, antes del 19 de noviembre.
Si antes de la subasta de los terrenos de Ibaia, fijada para el próximo 26 de enero, los rectores albiazules no pagan a la Seguridad Social los alrededor de 250.000 euros que tiene pendientes de pago, el Alavés corre el serio riesgo de quedarse sin uno de sus dos principales patrimonios y sin las instalaciones en las que de manera habitual todos sus equipos, desde la cúspide hasta la base, llevan a cabo sus entrenamientos.