todo aquel que conocía a Geni Suárez y su trayectoria antes de recalar en el Deportivo Alavés sabía que lo vivido por el delantero asturiano la pasada temporada en Vitoria tenía muy poco de normal. Cinco goles en todo el curso, en el que disputó 37 partidos ligueros y 2.895 minutos en la competición de la regularidad, no era una cifra acorde a la categoría de un ariete acostumbrado a registros mucho más deslumbrantes. Ahora, en su segunda campaña con la camiseta albiazul, el actual capitán del Alavés ha comenzado a demostrar su capacidad con goles. Ayer consiguió dos, que se añaden al que marcó en la jornada inaugural de la temporada contra el Caudal. Tres goles en apenas cuatro partidos, ya que los otros siete no los ha podido disputar por encontrarse lesionado.
Precisamente, el de ayer fue el día del regreso de Geni a los planes de Miguel Ángel Álvarez Tomé. La lesión de rodilla que sufrió cuando apenas se habían cumplido diez minutos del partido contra la Real Sociedad B pasaba definitivamente a la historia y lo hacía a lo grande. Se enfrentaba el asturiano al club en el que se formó, un Oviedo que comprobó de primera mano que la sequía de la pasada temporada fue un espejismo, que Geni vive su particular reencuentro con el gol.
Con estas dos dianas, el capitán del Alavés iguala a Esparza, Casares y Jito en el particular pichichi de un equipo que ha marcado en todas las jornadas. Los cuatro acumulan tres goles por cabeza, con lo que demuestran que Álvarez Tomé cuenta con un completo y variado arsenal ofensivo.
Eso sí, analizando los números al detalle, el que mejor parado sale es un Geni que ha marcado tres goles en cuatro partidos, pero lo que es más asombroso es que esos tres tantos han llegado apenas habiendo jugado 234 minutos. El balance es asombroso, ya que el asturiano acumula una media de un gol marcado por cada 78 minutos de juego.
Ayer hizo una demostración de esta eficacia convirtiendo las dos ocasiones de que dispuso. Primero a través de un cabezazo espléndido, una de sus especialidades, y después con un suave toque para superar la salida de Aulestia tras haber roto el fuera de juego. El depredador se ha reencontrado con el gol.