Vitoria. Montaña rusa de sensaciones. Así fue la jornada de ayer para el Deportivo Alavés y, especialmente, para los tres empresarios que desde hace semanas tratan de alcanzar un acuerdo que permita al Glorioso seguir latiendo con fuerza en el corazón de sus miles de aficionados. Durante más de veinticuatro horas intensificaron al máximo los contactos, por momentos las primeras volutas de la fumata blanca asomaron por la chimenea, en otros la posible entente rozó la ruptura absoluta y, finalmente, todo quedó pendiente de una nueva reunión que tendrá lugar a lo largo de la mañana de hoy en la que, sin más posibilidad de prórroga, adoptarán una decisión definitiva.
El motivo de este nuevo aplazamiento no es otro que las dudas planteadas en el último momento por uno de los posibles socios. Y es que mientras que Alfredo Ruiz de Gauna (Viajes Bidasoa) y Fernando Ortiz de Zárate se han dado el mutuo O.K. -siempre supeditado a que sean tres las patas que conformen a partes iguales el nuevo consejo de administración albiazul-, Guillermo Asarta (restaurante Olárizu) mostró serias reticencias que complican la posibilidad de desenlace satisfactorio. Según indicó el propio empresario a la conclusión de la reunión de casi hora y media que mantuvieron en la tarde-noche de ayer, el principal obstáculo que observa es "la inmediatez" con la que debería realizarse el importante desembolso económico.
Pero antes de llegar a ese punto -y seguido de momento- se habían producido muchísimos movimientos que conviene tener en cuenta. El carrusel se inició el martes cuando, a última hora de la tarde, Guillermo Asarta regresó a Vitoria del viaje de negocios que le había tenido en Sudamérica durante los días anteriores. Casi sin tiempo para dejar la maleta, se citó con Alfredo Ruiz de Gauna y en un encuentro que se prolongó hasta la madrugada intercambiaron opiniones sobre la situación del club y su posible entrada en el mismo tras haber estudiado la documentación económica que les había facilitado su actual rector.
Optimismo inicial Pese a ser conscientes de lo delicado de la situación, de esa reunión salieron aparentemente con un talante optimista y esperanzador. Tras unas pocas horas de descanso -y quién sabe si de pesadillas también-, los contactos se prolongaron durante la mañana de ayer. De esta manera, se sucedieron las conversaciones y se citaron para comer juntos y tratar de cerrar todos los flecos pendientes. A esa comida no pudo acudir Asarta por tener programada con anterioridad otra cita profesional pero sí lo hicieron Ruiz de Gauna y Ortiz de Zárate.
Tras continuar el encuentro en las propias oficinas del Deportivo Alavés, la luz verde se encendió con intensidad por vez primera. De esta manera, a las seis de la tarde, ambos comparecieron ante los medios de comunicación para anunciar públicamente que habían alcanzado un acuerdo definitivo para repartirse el control económico del club. La salvación del Glorioso parecía una festiva realidad. Sin embargo, pronto salió a la luz un pero.
El representante de Viajes Bidasoa matizó que el entendimiento era absoluto siempre que al mismo se sumase también Guillermo Asarta. Su compromiso pasaba por que el control se repartiese equitativamente entre tres socios y no solamente dos, por lo que la presencia del restaurador era imprescindible. Habían comenzado de la mano esta aventura y sólo estaban dispuestos a concluirla de idéntica manera.
A priori, se antojaba un mero trámite más formal que otra cosa, Así, desde el Paseo de Cervantes se desplazaron al hotel Gobeo Park donde debía unírseles Asarta. Allí, el tiempo de espera se prolongó bastante más de lo previsto y comenzaron a hacerse presentes las primeras sombras. Finalmente, poco antes de las siete y media de la tarde, y cuando Zárate y Gauna estaban a punto de abandonar el recinto, se presentó la tercera y crucial ficha del puzle.
Hora y media de reunión En ese momento arrancó en una de las mesas del comedor reservada especialmente para la ocasión la que parecía destinada a convertirse en cumbre definitiva para lo que podría catalogarse casi de refundación albiazul. Durante cerca de hora y media los tres empresarios debatieron negro sobre blanco la situación y se intercambiaron todo tipo de preguntas y aclaraciones. Era el momento de la verdad y todo apuntaba a que de esa cita saldría la ansiada decisión definitiva. Sin embargo, no fue así.
Cuando poco antes de las nueve de la noche se levantaron de la mesa para emprender sus respectivos caminos no les acompañó la fumata blanca. Tampo la negra. Y es que el resultado final podría catalogarse de una tonalidad gris que a lo largo de la jornada de hoy se definirá hacia un color u otro. El único que realizó una valoración pública de lo sucedido fue el hombre del que todo el alavesismo está pendiente en estos momentos. "Ha sido una primera toma de contacto. Acabo de llegar de un viaje y casi no he podido estudiar los números. El principal obstáculo es la inmediatez con la que habría que poner el dinero pero mañana -por hoy- nos volveremos a reunir y tomaremos una decisión", desveló Guillermo Asarta. El futuro del Glorioso depende de ella.