La historia de Álava merece ser contada por quienes la protagonizaron. Arabartxibo, el proyecto impulsado por Fundación Vital con la colaboración de las cuadrillas y municipios alaveses y la asistencia técnica de Labrit Patrimonio, nace con el propósito de garantizar la transmisión del saber acumulado por las personas mayores del Territorio.
Un auténtico tesoro del patrimonio cultural de Álava que, a través de los testimonios recogidos, permite conocer a una de las generaciones que más transformaciones ha vivido en el último siglo. Es el archivo de la memoria oral de la provincia. Además, el proyecto no solo está ligado a la historia de los pueblos alaveses, sino que también se vincula con la identidad de cada uno de ellos. Con esos elementos compartidos entre las localidades, pero también con aquello que hace único a cada lugar. Identidades que, en su conjunto, conforman la diversidad y riqueza de Álava.
Vivencias que forman parte del imaginario colectivo, costumbres, vocabulario local, fiestas populares o la intrahistoria de cada localidad: Arabartxibo recopila testimonios sobre conocimientos tradicionales, creencias, rituales, prácticas ceremoniales, manifestaciones musicales y sonoras, formas de alimentación, expresiones de sociabilidad y estructuras organizativas.
Metodología definida
Las personas entrevistadas han sido seleccionadas en función de criterios temáticos vinculados a los últimos cien años de historia de Álava, y sus aportaciones, en formato audiovisual, conforman un retrato vivo del siglo XX de nuestros pueblos y su gente.
Beatriz Gallego, antropóloga e integrante del equipo de trabajo, subraya que el proyecto nació con el objetivo de “recopilar testimonios de vida para salvaguardarlos y luego transmitirlos”. Como ella misma afirma, “no tiene sentido que estén bien guardados en un cajón”. Para Gallego, muchas veces conocemos aspectos de culturas lejanas, pero ignoramos la riqueza de lo que tenemos más cerca. “Lo importante es recopilar porque es una fuente que se acaba”, recalca.
Arabartxibo nació con el objetivo de “recopilar testimonios de vida para salvaguardarlos y después transmitirlos”
En esa línea, Arabartxibo ofrece un altavoz a las personas mayores para contar sus historias, y al mismo tiempo, permite a la juventud acercarse a sus raíces. “Tal vez nunca se han parado a pensar en ello o nunca le han dado valor, pero está ahí, forma parte de su cultura”, afirma Gallego. El proyecto pone en valor las historias con minúsculas, aquellas que, sin formar parte de los grandes relatos oficiales, reflejan cómo era la vida cotidiana: desde la interpretación del mundo hasta cómo se enfrentaban a las dificultades o se divertían.
Experiencia única
El proceso de recogida de testimonios no ha estado exento de retos. Aunque el equipo cuenta con experiencia y una metodología consolidada, Gallego destaca que uno de los desafíos ha sido lograr que las personas se impliquen y que sus relatos sean comprensibles para todas las generaciones. “A veces cuesta vencer cierta vergüenza o pudor, porque no están acostumbradas a hablar de su vida delante de una cámara. Pero la verdad es que, una vez empiezan, el momento se convierte en una experiencia gratificante para ambas partes”, señala.
El proyecto se centra en las historias que, sin formar parte de grandes relatos oficiales, cuentan cómo era la vida cotidiana
Hasta la fecha, el proyecto ha recogido 25 testimonios, pero sus impulsores tienen la intención de continuar ampliando el archivo. “Lo realmente importante ahora es sensibilizar a las cuadrillas y a los ayuntamientos para que se sumen, y que aporten los relatos de sus vecinos y vecinas. Así podremos construir un repositorio digital que sea una muestra significativa de cómo era la sociedad alavesa a mediados del siglo XX e, incluso, antes”, explica Gallego.
La antropóloga se muestra satisfecha con el trabajo realizado, pero insiste en que Arabartxibo apenas ha comenzado su camino. “En un puzzle normalmente empiezas por las esquinas, lo tienes acotado. Aquí es justo al revés: comenzamos por el centro, y la idea es extenderlo lo máximo posible. Llegar a cuantos más sitios mejor, con cuantos más testimonios mejor, para que esa memoria recibida sea también lo más amplia posible”, concluye.