Durante décadas ha sido una práctica habitual depositar todo tipo de residuos, principalmente restos de escombros y desechos voluminosos, en puntos de vertido ilegales repartidos por todo el territorio alavés, fruto de la escasa conciencia medioambiental que hasta no hace tanto era regla general en la sociedad. Además del daño paisajístico que suponen estos puntos de vertido, también son focos de contaminación y de erosión de los suelos. Se trata de espacios que han proliferado ante la dificultad de sorprender in fraganti a quienes rehusan acudir a los vertederos legales, tanto por comodidad como para evitar pagar las tasas correspondientes. En todo caso, sí se puede actuar para recuperar estos espacios, y en ese sentido el Departamento Foral de Sostenibilidad, Agricultura y Medio Natural ha invertido en los últimos siete años 2.157.631,31 euros, cofinanciados al 40% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional FEDER, en restaurar 59 emplazamientos en 25 municipios del territorio, que suponen una superficie total de actuación de 40,67 hectáreas.
Degradación del entorno
Se trata de espacios donde el vertido había provocado una degradación y simplificación acusadas del entorno natural, existiendo zonas con una degradación o incluso desaparición de la vegetación y con un grave riesgo de erosión. Son puntos localizados en localidades como Berantevilla, Fontecha, Berganzo, Azáceta, Vírgala Mayor, Bujanda, Kontrasta, Ullíbarri-Arana, Izarra, Caicedo Yuso, Zalduondo, Sobrón, Lagrán, Aspárrena, Santurde o Tobera.
Estas zonas se han reforestado con pratenses y leñosas autóctonas , tales como, encina, coscoja, quejigo, haya o abedul, lo que supone también potenciar la capacidad del territorio como sumidero de CO2 al recuperar superficies de bosque natural. El incremento de los sumideros de carbono es uno de los objetivos de mitigación incorporados en la Estrategia Klima Araba 2050 al jugar un papel importante en la lucha contra el cambio climático.
“Seguiremos trabajando con el deseo de que este tipo de prácticas desaparezcan ya en breve”
En este sentido, la diputada Amaia Barredo señalaba en el pasado Pleno de control al Gobierno foral que “en los últimos años se ha avanzado mucho en lo que se refiere a eliminación y restauración de áreas problemáticas con deficientes condiciones ambientales y fuerte impacto ambiental, y seguiremos trabajando en esta misma línea en los próximos años, con el deseo de que este tipo de prácticas desaparezcan ya en breve”.
216 emplazamientos en 2016
Hasta el año 2016 la Diputación había realizado labores relacionadas con la retirada, limpieza y acondicionamiento de puntos de vertido incontrolado y escombreras, principalmente en las zonas más sensibles del territorio. Ese mismo año fueron identificados y visitados 216 emplazamientos donde se había registrado actividad de vertido, con una superficie total de 189 hectáreas. De estos emplazamientos, se había intervenido con labores de restauración en 104 de ellos (93 hectáreas).
Ya en 2017, en el marco de planificación y redacción del Plan de Prevención y Gestión de Residuos Urbanos de Araba-Alava (2017-2030), se aprovechó para realizar una actualización del inventario de escombreras y puntos de vertido incontrolado de Álava.
A partir de entonces se inició una planificación oficial para la restauración ambiental de las zonas de vertido incontrolado pendientes. Los trabajos consistieron entonces en la retirada y transporte a vertedero autorizado de residuos, la remodelación de los terrenos afectados por vertidos para su apropiada adaptación y ajuste morfológicos a la fisiografía del entorno, la impermeabilización y sellado en su caso de superficies mediante aporte y extendido de arcillas, la realización de aportes de tierra vegetal, así como preparaciones del sustrato para la implantación vegetal y siembras o hidrosiembras de especies pratenses y leñosas.
Cambio legal
Los trabajos que se vienen realizando en los últimos años en el marco de este plan, y los que se seguirán realizando, explicó Barredo, se centran únicamente en la restauración ambiental de estas zonas (no en la recogida de los residuos), enfocada principalmente a la adaptación morfológica y impermeabilización, así como a la posterior restauración con cubierta vegetal de especies arbustivas y arbóreas autóctonas que fijen por completo el terreno de estas antiguas áreas degradadas y permitan recuperar su funcionalidad ecológica. Esto es así porque con la entrada en vigor de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados, los responsables de la vigilancia e inspección en materia de residuos urbanos son los ayuntamientos, y por lo tanto deben proceder a su recogida en la forma en que establezcan sus respectivas ordenanzas.