La Estrategia Klima Araba 2050 se ha presentado a la sociedad alavesa por el diputado general, Ramiro González, y el diputado foral de Medio Ambiente, Josean Galera. El documento ha sido aprobado en el Consejo de Gobierno de la Diputación. A partir de ese momento, deberá contar posteriormente con el visto bueno de las Juntas Generales de Álava. “Reforzar la capacidad de Álava a la hora de afrontar las consecuencias del cambio climático es nuestra prioridad. Tenemos que anticiparnos y acelerar la necesaria y urgente transición que debemos acometer para cumplir con los objetivos que viene marcado desde Europa. Ahora iniciamos la recta final para su aprobación y actuaremos con responsabilidad y flexibilidad para ensanchar todo lo posible el apoyo de una estrategia que busca garantizar nuestro futuro”, destacó Ramiro González.

Klima Araba propone la transformación del territorio para adaptarse a un modelo socioeconómico y energético bajo en carbono. Un documento referente que marcará la hoja de ruta para los próximos 30 años, que intensifica y ratifica la apuesta por integrar la mitigación y adaptación de la resiliencia del territorio al cambio climático. Es, por tanto, un instrumento de gestión y gobernanza de carácter transversal e interinstitucional para dar respuesta a la diversidad y potencial de Álava, alineado con los objetivos y horizontes marcados desde la Unión Europea.

La estrategia alavesa de lucha contra el cambio climático establece los cuatro principios que han de impregnarse en todas las líneas de trabajo. Concretamente son los referidos a la protección y promoción de la salud pública, la protección del medio ambiente y la sostenibilidad ambiental, la precaución y la resiliencia y la cohesión social.

En opinión de González, “aspiramos a ser pioneros en alcanzar las metas de descarbonización de nuestra economía y nuestra sociedad. Para ello hemos elaborado una estrategia y queremos que cuente con el más amplio consenso político posible. El tiempo apremia, así lo manifiesta el mundo científico. Es tiempo de urgencia. Y está en juego la pervivencia de nuestro entorno, Araba, nuestro espacio común, nuestra calidad de vida, nuestro futuro y el de las generaciones venideras”.

La estrategia se ha diseñado partiendo de las conclusiones aportadas tras un inicial diagnóstico energético y de mitigación donde se detalla la evolución de las emisiones de los gases de efecto invernadero y cuál es su evolución dentro del sector de la energía, un sector con una influencia notable en el territorio. Y por otro, desde la perspectiva de la adaptación donde se presentan los principales riesgos al cambio climático teniendo en cuenta la caracterización socioeconómica y biogeográfica alavesa.

En este sentido, para Galera, el diagnóstico elaborado ha sido contundente y señala que “la previsión de un aumento de la temperatura media en Álava en casi 4 grados para el periodo 2071-2100 y, concentración de las precipitaciones en un menor número de días”. Todo ello podría provocar en el futuro el desplazamiento de cultivos, una merma en la productividad industrial, afecciones a la salud de las personas, y también a la biodiversidad, entre otros efectos.

Las distintas actuaciones de Klima Araba 2050 se encuentran articuladas en nueve metas, 20 líneas estratégicas y más de 100 acciones asociadas. Esta propuesta integral aborda entre otros aspectos el fomento del autoabastecimiento para aminorar la dependencia de fuentes exteriores, el impulso de las energías limpias y renovables y un nuevo modelo de conectividad y movilidad que priorice las alternativas al vehículo privado. Las metas establecidas dirigen al territorio hacia una transición energética justa y fortalecen los valores históricos como son su potencial ecológico, agrario e industrial.

Disminuir los gases de efecto invernadero (GEI), y el aumento de la resiliencia del sector primario y del sistema alimentario, son otros de los retos que aborda la propuesta. Un documento que también señala el papel relevante que tendrán las infraestructuras verdes, la multifuncionalidad de los ecosistemas y la conservación de la biodiversidad, como ámbitos fundamentales de ejecución. En este sentido, Álava es una reserva de agua superficial y subterránea, muy valiosa para hacer frente a periodos secos más longevos y que serán vitales en la lucha contra el cambio climático.

El desarrollo del plan ha incorporado un proceso participativo en el que han tomado parte Administraciones, agentes y grupos de influencia de diferentes sectores y ámbitos del territorio. Se han cuestionado diversas temáticas como el transporte y la movilidad, la industria, la salud, el medio natural, el urbanismo, la educación o la gestión el agua. La metodología para la confección del documento ha contemplado entre otros aspectos la elaboración de una encuesta para conocer el grado de percepción de la ciudadanía alavesa sobre el cambio climático. Así, el 93,3% de las personas participantes considera que el cambio climático provocará cambios importantes con consecuencias graves para el planeta. Concretamente, preocupan las consecuencias en Álava, centradas principalmente en el incremento de las épocas de sequía, de las olas de calor y la frecuencia e intensidad de eventos extremos de precipitación.

Un sistema de evaluación y seguimiento medirá el grado de avance y ejecución de las líneas estratégicas para proponer mejoras y nuevas directrices con un reporte bianual. Para ello se creará el Observatorio de Cambio Climático y Transición Energética que estará conformado por un Comité de Dirección, un Comité Técnico de Gestión y Seguimiento, una Mesa de Cooperación local-comarcal y una Mesa de Participación social. El asesoramiento de un grupo de personas expertas y científicas, relacionados con el cambio climático y la transición energética, completarían el Observatorio.