Todos los caminos de Vitoria parecía ayer que conducían hacia Armentia, donde, con motivo de la festividad del patrón de Álava, una marea de vitorianos y alaveses cumplieron la tradición desde primera hora de visitar al santo en su día en una romería, de las más multitudinarias que se recuerden, ya que abarrotó tanto el paseo hacia su escultura como los alrededores de la basílica, gracias al buen tiempo de la jornada, exceptuando las gotas que cayeron de 15.00 a 15.30 horas. “Ha salido un día perfecto. El meón nos ha respetado. Las ventas nos van muy bien”, destacaba Iñaki, del puesto Txustarra (con taberna en la calle Gorbea), célebre por sus bocatas, pintxos y, sobre todo, por sus “champis” a la plancha, donde a más de uno sacó una sonrisa cuando le veían agitar, con gran salero, una enorme botella de plástico con el “mejunjito” que echa a sus hongos, “el mejor de Euskadi y el que diga lo contrario, miente”, al grito de: “Esta es la madre del cordero, la mejor del mundo entero”.

La feria daba mucho de sí porque además de los clásicos puestos de rosquillas y talos, también los había de promoción del Araba Euskaraz y hasta de asociaciones protectoras de animales de Vitoria, como el de Betilagun. “Es el primer año que estamos aquí. Estamos vendiendo muchas cosas, como pendientes hechos de arcilla, accesorios para perros con materiales reciclados o bolsos artesanales. Las ventas nos irán bien porque se ve mucha gente”, detallaba Petri Molinillo.

Reivindicación

Cerca del templo en honor de San Prudencio, el cual fue el centro religioso alavés más importante de la Alta Edad Media por ser la primera catedral del País Vasco y sede del obispado, también había espacio para la reivindicación, como la de los trabajadores de los autobuses urbanos de Tuvisa que exigían mejoras en esta sociedad municipal tras una pancarta que llevaba el lema Invirtiendo en Tuvisa, marchamos mejor. Basta ya de tanta mentira. En el día de la Seguridad y Salud en el trabajo, también alzaron su voz empleados de Indesa y de residencias privadas. Varios de estos últimos fueron identificados por la Ertzaintza tras protestar con pitidos y gritos a la comitiva que se dirigía a misa.

Y es que el gran día de Álava también lo fue de procesiones pero, sobre todo, de reencuentros, como el de las amigas Rosa y Esperanza, que nunca fallan en su quedada en Armentia. “Solemos venir pronto, para las diez o a las once de la mañana, para que no haya tanta gente y nos vamos en cuanto esto se llena, pero de jóvenes nos quedábamos”, recordaban entre risas.

Pese a ello, les dio tiempo para todo: “Al llegar nos hemos hecho la foto con el santo, hemos dado la vuelta para ver los puestos y hemos aprovechado para hacer las compras que teníamos pensadas, como las rosquillas que le encantan al padre de Esperanza, que las compra todos los años, y un pareo porque me hacía falta, pero no para la playa, sino para el sofá porque nos acordábamos que aquí suelen ser más bonitos y más baratos. Lo que más nos gusta de este día es el ambiente de la romería y el poder disfrutar sobre todo cuando hace un día bueno”.

San Prudencio, en definitiva, aún conserva la esencia de esta fiesta, la misma que atrae también todos los años hasta Armentia al matrimonio vitoriano formado por Arantxa y Txetxu. “El ambiente de este año es muy bueno porque el tiempo lo mejora todo. El año pasado hizo más frío. Nuestro plan es dar una vuelta, comprar alguna cosa y para casa. Lo que más nos gusta es el ambiente de las campas, como el deporte rural”, explicaban al poco de llegar a las campas.