Con todos los usuarios ya redistribuidos por otras residencias para poder trabajar sin ocasionar molestias, el diputado general ha visitado el complejo ubicado en un extremo de la localidad de Samaniego y ha conformado que este año se acometerán las obras para su remodelación integral ya que es uno de los más antiguos centros residenciales que gestiona del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS).

La intervención forma parte del plan de reforma y modernización de los centros forales, financiado por los Fondos Next Generation EU, en el marco del Plan de Transformación, Recuperación y Resiliencia. Para la rehabilitación completa del edificio, se destinarán 9,6 millones de euros, lo que convierte a esta reforma en la de mayor envergadura de las que se llevan a cabo en las residencias forales.

El proceso en el que se viene trabajando desde hace meses pasa ya de los papeles a la construcción y la semana que viene, el martes, está previsto que se apruebe en Consejo de Gobierno, a propuesta del Departamento de Políticas Sociales, el expediente de licitación de las obras, que se espera puedan dar comienzo en el mes de julio. El plazo máximo de ejecución será de 18 meses, por lo que se prevé que la reforma podría estar concluida para finales de 2024 o principios de 2025.

Para oficializar ese paso, el diputado general acudió a Samaniego acompañado por Cristina González y Emilio Sola, responsables de los departamentos de Fomento del Empleo, Comercio y Turismo y Administración Foral, y de Políticas Sociales, respectivamente, y el director gerente del IFBS, Patxi Antón, entre otros representantes institucionales, así como por el arquitecto jefe del Servicio de Arquitectura, Javier Olmeda, y la redactora del proyecto, la arquitecta del mismo servicio Nerea Otaduy.

Ramiro González anticipó que “va a convertirse en otra residencia, completamente renovada y adaptada a las necesidades actuales”. “Inicialmente, el perfil de las personas mayores era de cierto nivel de independencia personal. Pero este perfil ha ido cambiando y ha pasado a asumir personas con deterioro cognitivo de la zona de Rioja Alavesa. Las personas mayores que viven en los centros residenciales forales son más mayores, más dependientes, más frágiles y presentan, con frecuencia, diferentes grados de deterioro cognitivo y enfermedad mental. Por ese motivo, aunque la residencia se ha ido adaptando a estas nuevas necesidades, es necesario contar con unidad de psicogeriatría para atender personas mayores con demencia”, ha explicado.

Fases de la obra

La remodelación consiste en una reestructuración completa de los espacios. Esto incluye la demolición total del interior de la residencia, así como una ampliación de las plantas baja y primera, con lo que la residencia ganará 765 m2.

Con estas intervenciones, el edificio se adaptará, en primer lugar, a las actuales necesidades y parámetros de atención residencial a personas mayores, que buscan espacios más hogareños y familiares. La ampliación permitirá que la mayor parte de las habitaciones sean individuales, frente a la distribución actual, con todas las habitaciones compartidas. Al finalizar la rehabilitación, 37 de las 39 habitaciones serán individuales. Esta ampliación de espacios y mejora de la intimidad de las personas residentes implica la reducción total de plazas, que pasarán de las 48 actuales a 41, distribuidas en dos unidades convivenciales reducidas, de 21 y 20 residentes. El centro se completa con 4 plazas de atención diurna.

En segundo lugar, la reforma permitirá que el edificio esté adaptado a la normativa actual vigente, tanto en materia de accesibilidad y protección contra incendios, como en sostenibilidad energética.

Con este planteamiento, la reorganización de la residencia es completa y consigue optimizar la distribución de las habitaciones y su relación con los espacios comunes de convivencia. La nueva distribución se organiza en torno a dos unidades convivenciales. La planta baja estará destinada a personas con perfil asistido, y contará con una zona pública junto al acceso al edificio situado a cota cero, lo que permitirá la accesibilidad total del edificio. En la primera planta tendrán su residencia las personas con perfil psicogeriátrico. Estas dos plantas de convivencia contarán con terrazas y pérgolas.

La planta segunda y entrecubierta dará servicio a otros usos, como son el administrativo, salas de terapia, biblioteca y usos múltiples, y la planta sótano se destinará a servicios y almacenes.

La ampliación en la fachada norte consiste en la creación de un nuevo núcleo de comunicaciones que conecte todas las plantas del edificio, con escalera y ascensor montacargas. Este volumen adosado se aprovecha para generar un porche sobre la entrada principal al edificio. En la fachada sur, el anexo de ampliación servirá para aumentar el espacio de las habitaciones en la planta baja y en la primera, que serán en su mayoría individuales.

Etiqueta energética

Todos los espacios en los que se prevé el uso por parte de las personas residentes se dimensionan para permitir el movimiento de camas o elementos de gran tamaño. Asimismo, será posible la instalación de una decena de grúas para el traslado de las personas mayores. Por necesidades de evacuación, se necesitan dos escaleras protegidas frente a los incendios, que se ubicarán en puntos opuestos del edificio.

El edificio contará con sistema de climatización de aire, y el sistema de calefacción será mediante suelo radiante, con generación de calor y refrigerante a partir de fuentes renovables, que combinan geotermia y aerotermia. Se instalarán placas fotovoltaicas en la cubierta para la producción de energía eléctrica. El edificio contará con una etiqueta energética A.