Agricultores y ganaderos llevan años vendiendosus productos a precio de coste o con un mínimo margen de beneficio. La cuerda se ha tensado tanto que el sector primario ya no tiene margen de maniobra, a no ser que los costes de producción dejen de subir y se estabilicen ya. Un descomunal problema agudizado primero por la pandemia y después por la invasión rusa de Ucrania que coloca al campo alavés en una situación "agonizante", define Javier Torre, presidente del sindicato agroganadero alavés UAGA.
Hoy es un día especial para el sindicato UAGA que, como cada 19 de marzo, celebra asamblea general, este año en Estíbaliz. Relata Torre que en Álava hay agricultores que ya han decidido no sembrar este año sus campos de remolacha y otros se están pensando hacer lo mismo con las fincas de patatas; igualmente están en entredicho maíz, alfalfa... En general, todos los cultivos de regadío o necesitados de un fuerte aporte de abonos, fertilizantes y herbicidas. Otros labradores sopesan pasarse al girasol porque los gastos de producción son menos a corto plazo.
Igualmente, hay ganaderías de leche que van a cerrar para siempre y otros que se van a pasar a las vacas de carne o a las ovejas. Todos los subsectores de la agricultura y ganadería están mal, pero son los cultivos de regadío y las granjas de leche los que mayor riesgo tienen a día de hoy de quedar desiertos. "En Álava se han perdido muchas hectáreas de remolacha, cada vez hay menos cultivos de regadío y los productores que tienen que elevar el agua con bombas no pueden regar al precio que están el gasoil y la luz", apunta Torre. Lo mismo ocurre con las granjas: "No pueden parar porque los animales comen todos los días, pero los piensos se han disparado de precio, al igual que la luz, lo que hace inviable mantener las salas de ordeño", señala.
El porqué está claro: la subida disparatada de los precios, y no sólo de uno, de todos: luz, gasoil, abono, fertilizantes, piensos, herbicidas, ruedas de tractor, recambios para maquinaria agrícola, botellas para embotellar vino, regadío, plásticos para enfardar, etc. "Es la suma de muchas cosas lo que está provocando un nerviosismo e incertidumbre que nos tiene a todos desquiciados", describe Torre. "Una cosa es tener que apretarnos el cinturón y otra no tener ni cinturón como el Gobierno no regule un tope de precios porque de inflación del 5%, para nosotros nada, es mayor", sostiene.
suma y sigue
El gasoil agrícola ha pasado de 0,40 euros el litro en pandemia (su punto más bajo) a 1,33 euros por litro, una diferencia que para quien llena el depósito del tractor supone pasar de tres mil euros a algo más del doble; la luz se ha multiplicado por cuatro; el coste de las ruedas de los tractores y piezas de la maquinaria agrícola, en general, se ha incrementado entre un 40 y 50%; el abono ha pasado de 200 a 735 euros la tonelada; una garrafa de veinte litros de herbicida valía hace un año cien euros, ahora 156; el rollo de plástico para enfardar ha subido de 50 a 80 euros... Y todo eso más el IVA.
"Son verdaderas salvajadas las que estamos viendo", califica el presidente de UAGA. "Un vendedor de piensos le dijo el otro día a un ganadero: que sepas que a partir de la próxima semana te va a suponer siete mil euros más al mes dar de comer al ganado", narra.
Cierto que algunos productos del campo también se venden ahora a mejor precio, como la leche, aunque sólo unos quince céntimos más, y el trigo, que ha duplicado su precio. "Los cereales en general se han disparado por miedo a no poder importar de Rusia y Ucrania, país conocido como el granero de Europa; aun así, la subida de los gastos ha sido mayor", compara Torre.
"Es lo que tiene producir un poco de todo y no ser autosuficiente en nada", dice. Por eso, cree que Europa tiene que dar un giro a la política agraria comunitaria. "Es en momentos de crisis, como la pandemia o ahora la guerra cuando nos damos cuenta de lo dependientes que somos", considera el presidente de UAGA. "Ya sé que la política agraria no se puede cambiar en un día de cero a cien, pero algo hay que hacer para no depender tanto del exterior, al menos tener alguna reserva", indica.
"Si Rusia no nos da fertilizantes y Ucrania no tiene trigo, nos tendríamos que ir a otros países a buscar, pero ¿qué ocurre? Que muchos países no cumplen la normativa comunitaria, por ejemplo, no se pueden traer a Europa alimentos transgénicos; ahora se empieza a sopesar flexibilizar algunas medidas para que puedan entrar barcos de Argentina, Brasil o Estados Unidos porque lo que no queremos es que haya escasez de nada, eso es lo que hay que intentar evitar", apunta Torre.
"En España no somos autosuficientes, no tenemos de sobra de nada, salvo vino -que también importamos- y quizá aceite de oliva, y en Álava, vino y ahora huevos, que hemos pasado de no tener prácticamente nada a autoabastecernos", explica el presidente del sindicato agroganadero.
No obstante, Torre subraya también que, a veces, "el mayor peligro está en nosotros mismos porque se está especulando con el miedo que tenemos, no hace falta mas que ver cómo en los últimos días, pese a bajar el combustible, en las gasolineras no bajan los precios, o lo que ha pasado en los supermercados con la compra masiva de aceite de girasol; a ver si también tenemos un poco de cordura, que la agricultura va a seguir dando de comer a todos, como siempre".