- Navaridas ha completado la señalización, accesos e información del yacimiento arqueológico de Santa Eulalia, una impresionante necrópolis, previsiblemente medieval, donde no solo se pueden ver numerosos espacios tallados en la roca, sino también los procesos que se seguían para horadar la piedra y para lograr las tapas de las tumbas.
Apenas 500 metros antes de llegar al acceso a Navaridas, procedente de Leza, un cartel indica la presencia de la necrópolis con una entrada que permite acceder con los vehículos y aparcarlos, gracias a una cesión de terreno realizada por Juanje Valdelana, el bodeguero de Elciego enamorado de todas las antigüedades de la comarca. Un cartel informativo en ese mismo lugar da a bienvenida a los visitantes y aporta los primeros datos de lo que se puede visitar en el cerro.
Desde ahí, una leve ascensión al yacimiento convertida en un camino, al que se le han plantado una hilera de cipreses, lleva hasta la necrópolis que era conocida, pero que no mostró toda su importancia hasta que los expertos de Qark Arqueología estudiaron una buena parte del terreno, aunque no todo, ya que es previsible que bajo las viñas cercanas haya más enterramientos, así como los restos de una ermita y hasta de un poblado.
Otro cartel informativo a la entrada explica, casi a la sombra de un frondoso alcornoque, lo que se ve del yacimiento, 27 tumbas abiertas, sin restos humanos a la vista, aunque hay algunas que permanecen con sus tapas. Antes de iniciarse el trabajo arqueológico solo eran visibles una decena y está documentada la existencia de otras dos tumbas antropomorfas bajo la carretera Leza-Elciego, que se estudiaron, fotografiaron y quedaron bajo la calzada. Para quienes quieran ir más lejos de la simple visión de las rocas talladas se van a encontrar con una clase magistral a la vista de cómo se trabajaba la roca. Se aprecia perfectamente en el suelo como se excavaba con una gubia cóncava para ir deshaciendo la roca y poder encajar las losas que la cerraban; también se aprecian las numerosas perforaciones para ir abriendo el hueco para el enterramiento, pero también los que se hicieron para sacar losas casi cuadradas y de 9/10 centímetros de grosor, y otras comenzadas a excavar, pero que no se terminaron y por lo tanto no se ocuparon. Esto significa que los arqueólogos han encontrado toda la secuencia de cómo se hace una necrópolis, lo que convierte el yacimiento de Santa Eulalia, en Navaridas, es un espacio casi único, al menos en Álava para estudiar ese tipo de construcciones, ya que, en otros enterramientos, como Remelluri, excavado por Armando Llanos; Valdegovía o Peciña, en San Vicente de la Sonsierra, no los tienen.
Según el director de Qark Arqueologia, Leandro Sánchez Zufiaurre, el enterramiento se puede datar entre los siglos IX al XI, pero "no sabemos cuándo se despobló Santa Eulalia", una de las aldeas que con el tiempo configuraron la actual Navaridas. Lo que está claro es que el yacimiento es "el cementerio del pueblo, aunque no tenemos ni idea de dónde estaba el pueblo, aunque no muy lejos".
Toda aquella zona es muy rica en historia, aunque de momento solo está documentada en viejos legajos. A los pies de Sierra Cantabria había muchas pequeñas poblaciones y con el paso de los años y los sobresaltos de los ataques que sufrían, sus habitantes se fueron trasladando a poblaciones fortificadas, como es el caso de Laguardia, donde se podía vivir más protegido de las incursiones del enemigo o de malhechores. En el caso de Navaridas, los vecinos fueron concentrándose en las inmediaciones de la iglesia de la Inmaculada Concepción en lo que es hoy el pueblo de Navaridas y, según creen los expertos, fue el lugar elegido para protegerse por parte de los residentes de las extintas aldeas de Navaridas de Yuso y de Suso y de Santa Eulalia.
Qué ver. Un cartel informativo a la entrada explica, casi a la sombra de un frondoso alcornoque, lo que se ve del yacimiento, 27 tumbas abiertas, sin restos humanos a la vista, aunque hay algunas que permanecen con sus tapas. Antes de iniciarse el trabajo arqueológico sólo eran visibles una decena y está documentada la existencia de otras dos tumbas antropomorfas bajo la carretera Leza-Elciego, que se estudiaron, fotografiaron y quedaron bajo la calzada.