Laudio dijo ayer adiós a sus fiestas patronales en honor a San Roque con la celebración del Día de la Cofradía. Una tradición que se remonta a 1599 y que consiste en la comida que, en torno a 400 personas, comparten bajo el pórtico de la iglesia de San Pedro de Lamuza y siempre con el mismo menú; es decir, sopa de ajo con guindillas, garbanzos con tocino, vainas, berza y tomate, zancarrón con tomate, pollo con pimientos verdes fritos y una pera, todo ello para acompañar una hogaza de pan para cada cuatro comensales y regado con una jarra de cuatro litros de vino, “en agradecimiento popular perpetuo a la milagrosa intersección del patrón por haber librado al pueblo de la peste bubónica de finales del siglo XVI”, explica el investigador local y cofrade de San Roque, Félix Mugurutza.

Con todo, pocas personas recuerdan ya que el broche de oro a este ágape lo ponía antaño el denominado aurresku de los cofrades o de anteiglesia. “La más solemne de nuestras danzas, y la que el mismo alcalde bailaba hasta no hace tanto en la plaza principal contigua, aunque hoy día sólo se baila el banangoa y son pocos los cofrades que, al finalizar la comida, arrancan a bailarlo al son del txistu y el tamboril”, matiza. El aurresku de anteiglesia es anterior y el último alcalde en escenificarlo fue José María Urquijo Gardeazabal en su mandato entre los años 1948-1966, aunque su homónimo actual -Natxo Urkixo- se ha esforzado por recuperarlo y acercarlo a la Herriko Plaza, a través de varias decenas de dantzaris locales, de los que pudo disfrutar la población el pasado miércoles durante la celebración del Berakatzaz Egun o día de ajos.

El propio Natxo -ataviado con capa- y acompañado por el jefe de la Policía Municipal (vestido de gala y portando una pica) y otros miembros de la Corporación, encabezó la comitiva tras la pareja de txistularis, que se encargó de interpretar la vieja melodía que iba a rescatar del olvido la ancestral danza. Se trata de un curioso aurresku colectivo y en cadeneta, aunque también mezcla otros ritmos y melodías tales como el arin-arin o jota que, según explicó el propio Urkixo por los micrófonos, “era tradicional de los pueblos de todo el entorno hasta finales del siglo XIX que, con la abolición de los fueros, se empieza a ver mal todo el costumbrismo euskaldun e incluso se prohíbe”.

Sin embargo, en muchos municipios “hubo grupos de vecinos que se saltaron esa norma a la torera y siguieron bailando ese aurresku tradicional en días especiales. En el caso de Laudio fueron los cofrades de San Roque los que lo mantuvieron, convirtiéndolo en la danza que sellaba su comida anual, aunque con el tiempo también se fue perdiendo y, de aquí que estas fiestas lo hayamos querido recuperar”, explicó el regidor laudioarra, que se ha basado en escenas de cuadros del pintor José Arrúe (enterrado en este municipio y muy vinculado a él) a la hora de escenificarlo.

“Nuestro atuendo no es casual y el baile tampoco, está muy bien documentado en obras de Arrúe. Tengo referencias de al menos tres cuadros en los que se ve a gente bailando este aurresku en la plaza y con las autoridades delante, y cómo los dantzaris van sacando a más gente a sumarse a la soka. Y mi intención es esa, mantenerlo y que cuanta más gente lo aprenda y se sume mejor”, subrayó el alcalde.

De hecho, para la primera representación de este año se hizo llamamiento tanto a los grupos de dantzaris locales y cofradía, como a particulares interesados, “y han estado ensayando durante más de cinco meses” para preparar lo que se vio en el Día de ajos. En este sentido, la intención desde el Ayuntamiento “es seguir manteniendo estos cursillos de danzas tradicionales, tales como el aurresku de anteiglesia o la jota de Arratia que es más parecida a la que se bailaba antaño en Laudio, de cara a dar pasos para que la población conozca y mantenga nuestro folklore y pueda disfrutar del baile en la plaza, participando de forma activa, sin tener necesariamente que pertenecer a un grupo de danzas vascas”, avanzó.

Danza femenina Entre los pioneros en esta primera representación recuperada del aurresku de anteiglesia en Laudio se encontraban integrantes de grupos de danza locales tales como Untzueta o Itxarkundia (pregoneros de la presente edición festiva), que invitaron a toda la población a aprenderlo para bailarlo en años sucesivos. Con todo, no fue la única pieza del folklore local que rescataron, ya que varias decenas de dantzaris femeninas, acompañadas desde el escenario de otro grupo de comadres que pusieron la música, interpretaron otra olvidada danza que, según explicaron, “era costumbre entre nuestras etxeko andre, tras un día de trabajo o comida festiva. Cantaban hasta bertsos en los que no dejaban títere con cabeza. El año próximo traeremos unos cuantos preparados”, prometieron.

Las fiestas de San Roque también han servido para recuperar otras tradiciones, aunque de índole deportiva. Es el caso de la exhibición de bote luzea (una antigua modalidad de pelota a mano), que acercó la agrupación pelotazale Herriaren a la Avenida Zumalakarregi el día de San Rokezar (17 de agosto), con gran éxito de público. Otros fuertemente aplaudidos esta edición festiva y con los que el Ayuntamiento espera volver a contar el año próximo, fueron los jóvenes integrantes de Sorginlarren. La asociación local de gigantes y cabezudos mitológicos que, pese al poco tiempo transcurrido desde su creación, regalaron a su pueblo el día de San Roque llamativas y coloridas kalejiras, para las que lograron la participación de las comparsas foráneas Ostargi, Bidasoa y Txantrea. En total, fueron cerca de cien personas y figuras las que desfilaron por las calles dando a conocer los personajes de la mitología euskaldun, para regocijo de pequeños y mayores.