Vitoria - La trabajadora social Elena Sagaseta lucía ayer con especial orgullo la camiseta rosa de la undécima edición de la Carrera de la Mujer de Vitoria de la que será de madrina por su doble ejemplo a la hora de afrontar en 2015 el cáncer de mama y de combatir desde su despacho de la asociación Clara Campoamor la desigualdad de género. “Mi día a día es la atención directa a mujeres, niños y jóvenes víctimas de violencia de género y de agresiones sexuales”, explicaba ayer con cierta emoción.
Como añadió, sólo por el mero hecho de ser mujeres, supone vivir en una posición diferente, en desventaja, “donde todavía nos golpean y pueden asesinarnos por el mero hecho de ser mujer”. Por ello, a su juicio, “cuando salimos a la calle con energía y con ilusión, con eventos como la Carrera de la Mujer de este domingo en Vitoria, creamos una especie de hermandad entre las mujeres que es lo que ha provocado cambios y lo que sigue provocándolos. Acciones, como esta carrera, nos dan la oportunidad de que sigamos tomando las calles y permiten que algo cambie en nosotras mismas y en la sociedad”. Pero, sobre todo, para esta trabajadora social es la oportunidad de lanzar un mensaje al unísono para hacer saber que no estamos solas ante la enfermedad contra la desigualdad y la violencia. “Salimos a la calle para compartir cada una de nuestras realidades y dejamos claro que ni una sola mujer enferma, que ni una sola mujer víctima estará sola”, enfatizó.
Ella misma -recuerda-, fue víctima hace tres años de esta cruel enfermedad, que ha diezmado a parte de su familia paterna, pero que logró superar, gracias a los avances médicos. “El impacto que supuso el diagnóstico de la enfermedad generó que se convirtiese en centro de todo y relegó en segundo plano mi vida”. El cáncer, entonces, “incidió en mi vida personal, familiar, social, sexual...”. Y supuso enfrentarse al miedo y la incertidumbre, “al ¿y ahora qué?, ¿qué va a pasar?, ¿me va a matar?”.
Sagaseta, afirma, humildemente, que no es el ejemplo “de nada ni de nadie, ya que esta es mi experiencia, una entre millones”. Asegura que existen tantas reacciones como personas. “Sin embargo, todas tenemos algo en común: necesitamos apoyo. Cuanta más información recopilaba sobre la enfermedad, más seguridad adquirí y ello me permitió centrar mi atención en afrontarla. El compromiso social, como el de esta Carrera de la Mujer, es fundamental para transmitir apoyo”.