VITORIA - La octogenaria Maruja Ruiz Fernández lanzó ayer al mediodía un respiro de alivio contenido durante 82 años al abandonar el monolito historiografiado que se encargó de destapar, junto al alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran. Ella fue la protagonista del segundo capítulo del plan municipal de memoria que ayer rindió tributo y homenaje a las mujeres represaliadas durante la dictadura franquista, que dieron con sus huesos en la cárcel ubicada en el solar que hoy ocupa el colegio Sagrado Corazón. “Han sido muchos años aguantando la tristeza, y hoy (por ayer) siento al fin satisfacción, aunque habéis tardado muchísimo en hacer este homenaje”, reconoció y espetó Maruja, a sus 88 años, a la representación de las formaciones municipales y a la teniente de diputado general, Pilar García de Salazar, que estuvieron arropándola en una soleada mañana a la altura de la confluencia de las calles Manuel Iradier y Fueros.
La jornada de ayer le llevó a Maruja a retroceder más de ocho décadas en su vida para situarse en el 16 de septiembre de 1936 cuando acudió a visitar a su madre, Columba Fernández Doyague, interna en la prisión. “Ésa fue la última vez que la pude ver. Regresé al día siguiente, a la hora de la cena, y los guardias nos dijeron que ya no estaba allí y que no sabían nada de ella”, relató con una asombrosa entereza. Maruja era en aquellos meses iniciales de la Guerra Civil en España una niña de 6 años, que vio como en la jornada de su séptimo aniversario se produjo la trágica desaparición de su progenitora y de la que nunca ha vuelto a tener noticias ni rastro para recuperar sus huesos y darles la oportuna sepultura. “Llegamos a comprar un panteón, pero no hemos recuperado nada”, admitió Maruja, acompañada durante todo el acto por su hija María Luisa Díaz, que también recordó a su desaparecida abuela. Columba, de 28 años y conocida militante anarquista de la época, fue detenida el 31 de julio de 1936 y durante dos meses estuvo en la prisión de Gasteiz y otra situada en Laguardia. El 12 de septiembre regresó a la capital para ser sometida a un “juicio sumarísimo por un Consejo de guerra” que la condenó a cuatro años de cárcel. Cinco días después y, ante la sorpresa de sus tres hijos, se perdió cualquier pista de Columba.
“Fue fusilada el mismo día, el 17 de septiembre de 1936, que el diputado general de Álava, el republicano Teodoro Olarte, y siempre hemos oído que arrojaron los cuerpos en un ribazo de las Conchas de Haro, aunque no se ha encontrado nada en estos 82 años”, relató con toda crudeza Maruja. Con 7 años recién cumplidos, ella era la menor de tres hermanos que tenían también reo a su padre en la antigua cárcel de la calle La Paz. Esta dramática situación hizo que dos de sus hermanos fueran a vivir con diversos familiares, mientras ella fue acogida en el hospicio de Vitoria de donde aún conserva un “grato recuerdo de sor Rosario, por lo que bien que me cuidó”, recalcó ayer. “Todavía queda mucho” Ante semejante relato de desgarro familiar, Urtaran puso en valor el “sentido homenaje y reconocimiento”, a todas las mujeres de aquella época que pasaron por el “centro de retención” y destacaron por su “lucha contra la violencia y se negaron a asumir el rol secundario de no intervenir en la vida política”, concretó el regidor jeltzale. Ilustró ese relato con situaciones a las que se sometió a las mujeres hace ocho décadas, “obligándoles a ingerir aceite de ricino y rapándoles con un corte de pelo que las señalaba y marcaba”, enfatizó con seriedad.
La inauguración de este monolito permanente junto a la antigua prisión, y en una zona transitada por escolares y universitarios, es un paso más de los acordados por el trabajo de todos los grupos municipales para que aquellos años y vivencias no caigan en el olvido. “Todavía queda mucho tramo”, significó Urtaran en relación a estas acciones, iniciadas el pasado 21 de febrero con la inauguración de otro monolito, en la plaza exterior del cementerio de Santa Isabel, y obra del artista Iñigo Arregi Elorza. La placa cuenta con una descripción de lo que fue el centro penitenciario en castellano, euskera, inglés y francés.
El evento congregó a ediles del PNV Itziar Gonzalo y Nerea Melgosa; al teniente de alcalde Peio López de Munain, e Isabel Martínez (PSE), Blanca Lacunza (PP), Iratxe López de Aberasturi (EH Bildu), Juan Cerezuela (Podemos) y Óscar Fernández (Irabazi).
Dos monolitos más. Tras la inaguración de ayer se ha completado la mitad de los actos de reconocimiento contemplados en el plan de memoria del Ayuntamiento de Gasteiz. A las esculturas ya presentes en la plaza exterior del cementerio de Santa Isabel y la descubierta ayer en la confluencia de Manuel Iradier y Fueros, le seguirán el próximo miércoles la que se inaugure en la calle La Paz en lo que fue la antigua cárcel masculina, y el jueves 15, la cuarta, en la plaza junto a la iglesia de El Carmen.