Gasteiz. Hay tiendas que ofrecen a Vitoria más de lo que reciben, iconos que dan sentido a la ciudad, tan cálidos que es imposible no repetir visita. La crisis y la falta de relevo acabaron con algunos antiguos locales, pero otros han sido capaces de capear los temporales y resisten, generación tras generación, ganándose a pulso el calificativo de emblemáticos. Casi todos nacieron en el corazón de la ciudad y allí siguen latiendo, con sabor a tradición pero adaptados a los nuevos tiempos, dedicados a distintos sectores entre los que destaca, sin lugar a dudas, el alimentario. Un detalle que debería de tener en cuenta la nueva Capital española de la Gastronomía.
Si hay un símbolo goloso en la Vitoria de ayer y hoy es la pastelería López de Sosoaga. Abierta en 1868 en la calle Arkatxa, es conocida muy especialmente por sus trufas, truchitos y txapelas. No se queda atrás Confituras Goya. Los vasquitos y nesquitas son compra obligada en el número 6 de Dato, tienda fundada en 1886. Adentrarse supone un placer para todos los sentidos, como sucede también en La Peña Dulce, establecimiento que lleva funcionando en Correría desde 1929, con especialidades tan renombradas como el pastel vasco, el Vid&Vinci y la almendra medieval. Sin duda, Gasteiz va servida de postres, pero también se nutre de tradición para el resto del menú. Victófer, en Cuchillería, lleva ya 91 años despachando las mejores conservas y productos de la tierra, asesorando siempre sobre sus propiedades y formas de elaboración, con un trato deliciosamente cercano que los nietos han sabido heredar.
A lo largo del cogollo vitoriano, y puntualmente en otras zonas de la ciudad, emergen y resisten establecimientos igual de antiguos o más, nacidos a principios y mediados del siglo XIX, con el encanto que solamente da el paso del tiempo. La farmacia Puente, ubicada a las faldas de la cuesta de San Francisco, es sin duda la botica más antigua de Vitoria, fundada en 1826. De 1840 es la platería Arróyabe, que asoma en Cuchillería 45. La Vascongada, ubicada en Postas, y Pompas Fúnebres Lauzurica, en avenida del Mediterráneo, son de 1850. También tiene sello decimonónico la óptica Mendia, que lleva observando el devenir de la plaza de la Virgen Blanca desde 1856. Y cómo no mencionar el Círculo Vitoriano, de 1864.
En la calle Dato se enclava otro comercio histórico, la Joyería Anitua, que abrió sus puertas en el año 1878 a un ambiente único, rodeado de piezas hermosas y de espacios que invitan a sentirse especial. Y siguiendo el camino por el Ensanche se llega al número 20 de la céntrica Manuel Iradier, el local de Carrión Música, la tienda de instrumentos con más solera de Gasteiz con sus 134 inviernos. También de 1880 es la relojería Mendoza y de 1885 Sucesor de Junguitu, la casa de telas que asoma en los soportales de la Plaza Nueva.