NACIONES UNIDAS. "Es momento de que las partes se den cuenta de que no puede haber paz sin concesiones ni seguridad sin un acuerdo", dijo el diplomático en una comparecencia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Sheij Ahmed dijo que viajará a Saná y Riad para volver a reunirse con los dos bandos y consideró que la paz "podría estar cerca", siempre que los líderes se comprometan con "buena fe" y dando prioridad al interés nacional.

El mensaje del mediador llega después de que tanto el Gobierno yemení como los rebeldes hutíes y sus aliados rechazasen la última "hoja de ruta" hacia la paz presentada por la ONU y tras el fracaso de un alto el fuego de 72 horas.

Sin embargo, Sheij Ahmed aseguró que ese plan y los acuerdos diplomáticos ya discutidos previamente "deberían permitir" avanzar hacia "un arreglo completo en las próximas semanas si las partes se comprometen de buena fe y demuestran sentido de conciencia política y nacional".

El enviado de la ONU recordó que su "hoja de ruta" tiene un amplio apoyo internacional y ofrece una solución global al conflicto, con garantías para la representación política de todas las partes.

Ese plan de paz plantea que el presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, entregue el poder a un vicepresidente designado por consenso con los rebeldes, y que los hutíes y sus aliados se retiren de varias ciudades, incluida la capital yemení, Saná, para que se forme un Gobierno de unidad nacional con sede en la ciudad.

Sheij Ahmed denunció que la población yemení está "secuestrada por decisiones políticas personales y temerarias" y confió en que finalmente las partes accedan a firmar un acuerdo político para poner fin a la guerra.

Desde el inicio del conflicto, Naciones Unidas ha intentado mediar entre las partes para detener los combates y ha organizado varias rondas de negociaciones de paz. La última, acompañada de una tregua, se cerró sin éxito en agosto pasado.

La coalición árabe capitaneada por Riad comenzó en marzo de 2015 una ofensiva militar contra los hutíes y en apoyo del presidente yemení, que se encuentra exiliado en el país vecino.

Según datos de la ONU, desde entonces han muerto cerca de 7.000 personas y tres millones se han visto obligadas a dejar sus hogares.