Washington. La economía se ha erigido en el punto central del mensaje electoral de los republicanos en la carrera hacia la Casa Blanca, con el virtual candidato Mitt Romney concentrado en subrayar la incapacidad del actual presidente, Barack Obama, para recuperar la senda de crecimiento. En un acto de campaña en Powell, en el estado clave de Ohio, Romney insistió ayer en que el mandatario dibuja un panorama económico "maravilloso", pero los votantes "no tienen que escuchar sus palabras, sino fijarse en sus acciones".

"Y si se fijan en eso, le sacarán del cargo y pondrán en su lugar a gente que de verdad vaya a devolver el pulso a Estados Unidos", afirmó el republicano. Así, una vez más, la frase Es la economía, estúpido, una de las más conocidas en el argot político estadounidense, vuelve a convertirse en el eje del enfrentamiento electoral entre demócratas y republicanos. Esa frase fue una de las tres ideas básicas que James Carville, uno de los asesores políticos del entonces candidato demócrata Bill Clinton, anotó en 1992 como guías de la campaña que finalmente le otorgaría la victoria frente al republicano George H. Bush, que optaba a la reelección.

Entonces, el desempleo en Estados Unidos era del 7,5%. En los últimos meses, los historiadores recuerdan constantemente que ningún presidente ha logrado la reelección con una tasa de desempleo superior al 7,2%. Y actualmente, según el último dato de julio de este año, el paro ronda la cifra del 8,3%. Por ello, y pese a ser una frase de origen demócrata, Romney y su equipo de campaña han cargado toda la munición en el frente económico, convencidos de que será en esa área donde se decidirá el ganador de las elecciones del próximo noviembre.

Trayectorias El nombramiento por parte de Romney del congresista Paul Ryan, presidente de la Comisión Presupuestaria de la Cámara de Representantes y uno de los mayores críticos de la política económica del presidente Obama, como su compañero de fórmula en las elecciones no ha hecho más que afianzar esa línea. Por su parte, Romney ha insistido en su historial como directivo de varias empresas privadas y Ryan, considerado su látigo fiscal, ha cargado contra el abultado déficit federal de Estados Unidos que se ha visto agravado por las políticas "europeas" de excesivo gasto público de Obama.

"Una de los principales ventajas de concentrarse en las cuestiones económicas es que los votantes tienden a creer que los republicanos tienen un mejor manejo de la economía", explica Jennifer Marsico, investigadora del American Enterprise Insitute, un centro de estudios vinculado al partido republicano. "De este modo", agrega Marsico, "enfatizan uno de los aspectos en los que tienen ganada la confianza de los votantes".

Un reciente sondeo de NBC/Wall Street Journal de junio destaca que el 40% de los votantes cree que los republicanos harían un mejor trabajo controlando el gasto público frente a un 23% a favor de los demócratas. Romney recuerda constantemente su exitosa trayectoria como ejecutivo de la firma de inversión Bain Capital en la década de los 80 y su labor como presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno en Salt Lake City (Utah) en 2002.

El exgobernador de Massachusetts se ha autoproclamado defensor de la iniciativa privada y los emprendedores, en oposición a las propuestas de aumentar el papel y tamaño del gobierno federal que proclama Obama. "No creo que sea el gobierno quien debe crear las empresas. Creo que la gente libre de Estados Unidos debe crear las empresas que nos mantienen fuertes y en buena situación para fortalecer nuestra economía", aseguró esta semana en un acto electoral en Hobbs, Nuevo México.

A ello, Romney opuso "la incapacidad del presidente Obama para valorar la iniciativa individual, el trabajo duro y la toma de riesgos. Su falta de entendimiento de qué es lo que dirige nuestra economía le ha llevado a poner en práctica una serie de políticas que no han funcionado". Como celebración de este espíritu empresarial, la Convención Nacional Republicana que se celebrará a partir mañana en Tampa (Florida), acogerá varios actos con destacados representantes del sector empresarial. Entre ellos, figura un homenaje al billonario y fundador de Koch Industries, David Koch, uno de los principales financieros de la campaña republicana bajo el título nada ambiguo: "Un saludo a los emprendedores que construyen Estados Unidos".

Convención republicana Con la meta de la cita en las urnas en noviembre cada vez más cerca, la campaña electoral se prepara para iniciar su fase clave, que comenzará con las convenciones que tanto demócratas como republicanos celebran en los próximos días para consagrar oficialmente a sus candidatos a la Casa Blanca. Siguiendo la tradición de las últimas décadas, el partido en la oposición, en este caso el Republicano, será el primero en realizar su convención nacional, a partir mañana y hasta el jueves en Tampa, si la tormenta tropical Isaac no tuerce sus planes, algo que ha puesto en alerta a todos los responsables locales y nacionales.

La cita nacional demócrata tendrá lugar apenas unos días después, en la primera semana de septiembre, en Charlotte, Carolina del Norte. Pese a la gran publicidad, fanfarria y festejos que acompañan este tipo de encuentros, no caben esperar grandes sorpresas de estas dos citas nacionales. Y es que aunque en Tampa se producirá la "coronación" oficial, está claro desde hace meses que Mitt Romney será el candidato republicano a la Casa Blanca, tras haberse impuesto a sus rivales en el proceso de primarias.

La única duda que quedaba, quién lo acompañará en la dupla electoral como aspirante a la vicepresidencia, también fue resuelta el pasado 11 de agosto, cuando Romney confirmó a Paul Ryan, el favorito del Tea Party, como su apuesta para recuperar la Casa Blanca tras el mandato demócrata de Obama. Menos sorpresas aún habrá en Charlotte, donde el actual mandatario y su vicepresidente, Joe Biden, comparecerán para revalidar su fórmula de cara a intentar repetir mandato por otros cuatro años. Las convenciones deberían servir para fijar algunas de las líneas políticas a defender por los candidatos, así como para recibir un nuevo impulso que les dé suficientes energías como para asumir el sprint final hasta noviembre. Una carrera intensa aún, ya que los dos últimos meses estarán cargados de mítines y de enfrentamientos cara a cara en los debates ya concertados entre los aspirantes a la presidencia y vicepresidencia, respectivamente.