Se imaginan la cinta de Mad Max sin coches? ¿O a Marty McFly viajando en el tiempo dentro de un frigorífico? Estas y tantas otras historias para la pequeña y gran pantalla no habrían sido lo mismo sin sus icónicos vehículos. Es de justicia rendirles un merecido homenaje, repasando un total de títulos de películas que no se entenderían sin estos medios de transporte. Seguro que nos dejamos muchos en el tintero, pero estos son los que más nos enamoraron al otro lado de la pantalla.

Mad Max (1979)

En un mundo distópico, en el que escasean el petróleo, el agua y los alimentos, un XB GT Ford Falcon del 73, fácilmente reconocible por su alimentador masivo, recorre las llanuras de Australia. La película que abrió la saga contó con el escaso presupuesto de 350 mil dólares, pero fue tal su acogida a nivel mundial que la obra de George Miller logró recaudar 100 millones de dólares.

Bullitt (1968)

El propio Steve McQueen condujo en gran parte de las escenas al volante de este Ford Mustang GT-390 del mismo año que la cinta, cuya carrera en la bahía de San Francisco se convirtió en una de las persecuciones sobre ruedas más famosas de la historia del cine. Tras el film, el protagonista quiso hacerse con el vehículo, pero este fue subastado y por más que McQueen insistiera a su comprador, este, un coleccionista del motor, nunca accedió. En 2020, este legendario Mustang fue vendido por 3,4 millones de dólares. Mc Queen llegaba tarde.

Ahí va ese bólido (1968)

Nuestro querido Herbie. La factoría Disney nos cautivó con este Volkswagen Beetle modelo 117 Deluxe de 1963, con techo corredizo y color blanco perla. Al igual que un actor de carne y hueso, este adorable escarabajo pasó un casting en el que compitió con otras marcas como Toyota o Volvo. Cuenta la leyenda que miembros del equipo lo acariciaron al verlo y se quedaron prendados de él. El vehículo original no era tan veloz como su personaje, así que sustituyeron el motor por el de un Porche 356.

Goldfinger (1964)

El Aston Martin DB5 real de 1964 no contaba con tantas prestaciones como el de la tercera entrega de James Bond. El del agente secreto más famoso de todos los tiempos incorporaba ametralladoras, asientos expulsables e incluso un sistema de navegación, adelantándose a los tiempos. Uno de los Aston usados en la película se vendió no hace muchos años por 4,6 millones de dólares. ¡Eso sí que es devoción por un coche!.

The Italian job (1969)

En esta ocasión fueron tres Austin Mini Cooper S del 67 en color rojo, blanco y azul los que protagonizaron escenas de persecución inolvidables, siguiendo la estela de Bullitt. La acción tenía lugar en las calles de Turín, donde los pequeños vehículos esquivaban a la policía con maniobras espectaculares como bajar escaleras, saltar por rampas u ocultándose en los lugares más insospechados. No se conservó ninguno de los 16 coches empleados para la realización del film, pero se dice que un coleccionista británico se hizo con las piezas que se salvaron del desastre. En 2003 tuvo su remake.

Starsky y Hutch (1975-1979)

Todos los críos (y no tan críos) de la época soñaron con tener ese Ford Gran Torino del 75 en el que se montaba la pareja de detectives más carismática de California. El mítico coche rojo con su distintiva franja blanca era un personaje más que se dejaba conducir por Starsky (el moreno), acompañado de su compañero Hutch (el rubio). Eso, sí, para llevarse a cabo las escenas de acción, se valieron de distintos modelos del mismo auto, así como de motores V8 mejorados y una serie de retoques en los engranajes. Ford aprovechó el tirón de la serie para lanzar 1300 réplicas.

John Wick (2014)

Keanu Reeves, otro de esos actores amantes de la velocidad sobre ruedas, protagonizó esta película moderna de culto en la que le copia el vehículo a Steve McQueen (solo que este Mustang es del 69). Se volvió a emplear este coche en el episodio 2 de la saga.

Cazafantasmas (1984)

Los científicos cazadores de espíritus viscosos necesitaban un vehículo para acudir a las llamadas de auxilio de los pobres neoyorkinos, así que se hicieron con una ambulancia Cadillac Miller-Meteor Futura de 1959 y la tunearon para adaptar el clásico automóvil a sus necesidades. El Ecto-1, que pesaba más de tres toneladas y medía más de seis metros de largo, les quedó más que apañado. Lamentablemente, el coche dejó de funcionar cuando circulaba sobre el puente de Brooklyn en Cazafantasmas II, ocasionando un aparatoso embotellamiento y una multa al equipo de rodaje por parar la circulación.

Thelma y Louise (1991)

Esta aclamada road movie precisaba un coche que estuviera a la altura de sus protagonistas, Susan Sarandon y Geena Davis, además de facilitar la filmación desde distintos ángulos. El afortunado fue un Ford Thunderbird del 66, que no fue modificado, algo poco habitual en este tipo de películas. Fueron necesarios cinco de ellos para rodar todo el film, incluido el de la escena final que les hizo libres como un pájaro.

El coche fantástico (1982-1986)

David Hasselhoff no estaba mal, pero nada tenía que hacer al lado de su fiel compañero de cuatro ruedas. Este modificado Pontiac Trans-Am (1982-1984) atendía al nombre de K.I.T.T., acrónimo de Knight Industries Two Thousand. El protagonista indiscutible de la serie estaba dotado de una inteligencia artificial que le hacía tomar sus propias decisiones e interactuar con su dueño como un colega más. A lo largo los cuatro años que duró la serie, se utilizaron 20 modelos y a día de hoy solo se conservan cinco. Parece ser que el supuesto revestimiento de material molecular de su carrocería no fue suficiente para resistir el paso del tiempo.

Christine (1983)

La novela de Stephen King fue llevada a la gran pantalla por John Carpenter, que dio vida a este terrorífico Plymouth Fury de 1958, o mejor, dicho, a estos, porque se usaron unos treinta para rodar las escenas (aunque no todos fueron el mismo modelo de coche). Uno de los Plymouth Fury del rodaje fue vendido en 2015 a un coleccionista por unos 200.0000 dólares.

Gran Torino (2008)

El vehículo, más que protagonista, es la excusa de la trama de este film que protagoniza, dirige y produce Clint Eastwood. De nuevo, un Ford Gran Torino aparece en pantalla, al igual que lo hiciera en Starsky y Hutch o en la película de culto El gran Lebowski.

Pequeña Miss Sunshine (2006)

La película no tendría sentido sin la presencia de la furgoneta Volkswagen T2 de 1971, en la que los miembros de esta particular familia emprenden un viaje de 1287 kilómetros, rumbo a Redondo Beach. En el recorrido a bordo de la Transporter amarilla, ganarán mucho más de lo que aporta el premio de un concurso de belleza infantil.

Regreso al futuro (1985)

El DeLorean DMC-12 del 81 es uno de los coches más famosos de la pantalla, pero no tuvo tanto éxito en el mercado real como en la ficción. Claro, los eco-conscientes se llevarían un chasco al comprobar que el verdadero no se alimentaba de compostaje, fruto de una mejora que introdujo Doc, subsanando así el inconveniente de su primera máquina del tiempo sobre ruedas. Al principio, el DeLorean necesitaba plutonio para que funcionara el condensador de flujo, además de gasolina. Si alguien se pasa por Los Ángeles puede ver uno de los de cinta de Zemeckis en el Petersen Automotive Museum. Sí, no pilla de camino, pero es más fácil ir allí que viajar en el tiempo como Michael J. Fox.