Cuando llega el último trimestre del año asoman en el horizonte dos periodos vacacionales que animan a muchos viajeros a liarse el petate para hacer una salida de pocos días para visitar esa ciudad o ese país que, por los motivos más variados, tiene entre ceja y ceja.
El puente de diciembre entre el 6 y el 8 de diciembre con un fin de semana, y que en Navarra comienza unos días antes, el 3, con la celebración del Día de Navarra, suele ser muy goloso, mientras que las Navidades suponen, además de una tentación turística, la vuelta a casa por unos días de muchos estudiantes y trabajadores. Todos ellos necesitan hacer una maleta para unos pocos días para ir y volver de forma cómoda y a precio razonable.
Para facilitar el proceso de hacer esta maleta, que no necesita facturar y que técnicamente se llama equipaje de mano o maleta de cabina, de forma eficiente y que no dé más problemas que el tener que mirar el tamaño que cada compañía aérea tiene establecido para este tipo de equipaje.
No hacer la maleta en el último minuto
A no ser que se sea una persona extremadamente organizada y con mucha experiencia, hacer la maleta en el último minuto no es una buena práctica. Lo más normal es que se incluyan cosas que no van a hacer falta, “por si acasos” que nunca llegan a hacer falta y que nos acabemos olvidando algo realmente necesario.
Por ello es necesario tomarse su tiempo en hacer una lista con cosas que podemos llevar y a partir de ahí tachar las cosas que no sean realmente necesarias. El truco de los tres montones también sirve: consiste en dividir en tres montones el equipaje del último viaje, lo imprescindible, lo que se usó poco y lo que no se usó. Meter en la maleta solo el primero.
Comprar ligero
Dos motivos para hacer un equipaje ligero: lo fácil que es pasarse de peso y tener que pagar por ello, y por comodidad propia además de evitar posibles lesiones. En el primer caso, adecuarse al peso permitido por cada compañía, entre 10 y 14 kilos para el equipaje de mano, es la forma de evitar pagar por exceso de peso o por tener que facturar. En el segundo, una maleta pesada es incómoda por mucha rueda que tenga. Siempre habrá momentos en los que hay que levantarla, arrastrarla o empujarla desde posiciones incómodas.
Por ello hay que comprar ligero. Es decir, empezar por buscar una maleta ligera y elegir bien el equipaje que se lleva. Puede que en un principio esto implique pagar un poco más, pero se amortiza en sucesivos vuelos y se evitan sustos. Y esto es aplicable a las compras que se hagan en destino, que luego hay que meter en la maleta para volver a casa.
Aprovechar la tecnología con inteligencia
Las pesadas guías de viaje, los libros, los mapas, parte de la documentación del viaje han encontrado su cómodo refugio en los dispositivos electrónicos. ebooks, aplicaciones y archivos en el móvil han reducido drásticamente el peso del equipaje. Pero ojo, no nos volvamos locos y metamos más componentes electrónicos de los necesarios. La mayor parte de las cosas que podemos hacer con una tablet o con un ordenador portátil se pueden hacer desde un smartphone. También hay que acordarse de que estos aparatos llevan asociados elementos auxiliares como cargadores, cables, adaptadores y baterías, que ocupan lo suyo.
Pero tecnología no es solo electrónica. Elegir ropa y complementos técnicos también es una ayuda, con tejidos de secado rápido o toallas absorbentes ultraligeras.
Planifica tu outfit
Saber dónde se va, qué se va a hacer y qué tiempo vamos a tener ayuda a decidir qué ropa vamos a llevar y qué nos vamos a poner. Ello permite preparar piezas de ropa combinables entre sí, versátiles y sufridas, que nos permitan llevar dos pantalones en lugar de cuatro o un jersey en vez de dos y una chaqueta. Además, organizarlas de manera que puedan ponerse en capas si hace falta abrigarse. El calzado también tiene su punto, por lo que hay que elegirlo con mucho tino para que sea lo suficientemente cómodo, versátil y todoterreno.
No llevar ropa para más de cinco días
En el mundo exterior también hay lavadoras y lavanderías públicas. Por este motivo, para viajes de más de cinco días no es necesario llevar mucha más ropa. En el hotel suele haber servicio de lavandería, el apartamento contará con una lavadora y también hay lavanderías en la calle. Con esto en mente, no hace falta llenar de más la maleta. Y en el peor de los casos, a mano y en el lavabo se puede salir del apuro.
No llenar la maleta
Hay que tratar de hacer la maleta sin llenarla del todo. Dejar espacio libre garantizará dos cosas: que podamos meter los regalos y los recuerdos que compremos, y que cuando metamos la ropa usada, que solemos plegar con cierta displicencia y da la sensación de que ocupa más, no tengamos problemas para cerrarla una vez añadamos los extras.
Advertencia: fuera también se puede comprar lo necesario
Reconozcámoslo, el mundo civilizado no acaba en la puerta de embarque del aeropuerto. Tras esta reflexión se encuentra la realidad de que, salvo contados ejemplos y algunos destinos muy concretos, allá donde vayamos podremos encontrar eso que se nos ha olvidado y que necesitamos. Vale, hay cosas que son más difíciles de encontrar o que nuestra capacidad idiomática sea algo limitada, pero la mayoría de lo que necesitemos lo podremos adquirir sin mayores problemas.