Desde aquellos tiempos hasta hoy, la ciudad de Cajamarca no ha cambiado mucho, por lo menos en lo que respecta a su antigua función de cruce de caminos, ya que continúa encabezando la principal y casi exclusiva vía de comunicación que une la Sierra Norte con el resto del país. Ya que tres de las cuatro carreteras que parten desde esta localidad (al norte, al oeste y al sur) desembocan en la franja costera comprendida entre Chiclayo y Trujillo y la cuarta (hacia el este) se adentra en la región Selva hasta Chachapollas y Moyobamba, capitales respectivas de los departamentos de Amazonas y San Martín, desde donde aún puede continuarse un poco más hacia el interior hasta la amazónica ciudad de Yurimaguas.
Pese a ser región andina, su paisaje no viene definido por grandes alturas y sí por suaves pendientes que dejan paso a bastantes valles y quebradas. El clima es semiseco y templado. La temperatura media anda entre los 22 grados la máxima y los 5 grados de mínima. En cuanto a las lluvias, su temporada va de octubre a abril.
Un poco de historia
Los quechuas cuzqueños iniciaron una rápida e increíble cadena de conquistas que, en pocas décadas, les permitió establecer su poder a lo largo de amplísimos territorios que abarcaban en el momento de su máxima extensión desde el sur de la actual Colombia hasta la región central chilena; o sea buena parte del extremo occidental de Sudamérica. A todo aquello se le llamó Tahuantinsuyo, el fastuoso imperio inca (el mundo tiene cuatro direcciones, cada uno de estos puntos de la rosa de los vientos es en quechua, un suyu; Tahua significa cuatro; o sea Tahuantinsuyu, es el imperio de las cuatro partes.
Sin embargo, el esplendor de este imperio no alcanzará el siglo de existencia, 94 años después de su formación, Atahualpa, el último de los incas , trataba de mantener unido a su pueblo tras una cruenta guerra civil en la que había eliminado a su máximo oponente, su hermanastro Huáscar, con el que mantuvo dura pugna por el poder del Tahuantinsuyo. Estas luchas internas por el incanato debilitaron sustancialmente el imperio, descomposición que fue campo abonado para la conquista española. Así las cosas, en 1532, Francisco Pizarro, al mando de un puñado de conquistadores, derrotó en Cajamarca a un atribulado Atahualpa, hombre de 30 años que no supo reaccionar convenientemente. Apenas un año más tarde, Pizarro entraba en Cuzco. Con la caída de esta ciudad, todo el Perú quedaba prácticamente en sus manos.
Con el advenimiento de los conquistadores, la localidad sufrió un nuevo cambio, convirtiéndose en una esplendorosa ciudad colonial, de la que aún subsisten numerosas muestras arquitectónicas de rancio sabor.
Durante los tiempos de la colonia y posteriormente, Cajamarca fue sobre todo importante por su producción textil, pero el descubrimiento en el siglo XVIII de las minas de plata de Hualgayoc dio gran relevancia económica a la ciudad y al territorio adyacente. Actualmente la ganadería es el primer sector sin olvidarnos de las sustanciosas cantidades de oro que se sacan de la mina de Yanacocha.
Dentro de la ciudad podemos destacar la Plaza de Armas, vestigio de lo que fue en el pasado la enorme plaza de la antigua ciudadela incaica donde Atahualpa fue apresado. Por lo general mantiene una ambiente muy animado ya que los cajamarquinos utilizan este lugar como sitio preferido para congregarse, charlar, o simplemente disfrutar descansando. En el centro geométrico de su superficie encontramos una hermosa fuente modelada en 1692 para conmemorar el bicentenario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. También hay que resaltar La Catedral, iglesia matriz de Santa Catalina. Joya del barroco con tres naves construidas(1682) sobre lo que fue la casa de justicia. Son de gran valor artístico tanto el altar mayor como el púlpito. Con la Iglesia de San Francisco mantiene dos cosas en común: la primera es que se encuentra una frente a otra en la Plaza de Armas: y la segunda, que ambas comenzaron a construirse a finales del siglo XVII y tardaron más de 200 años en estar acabadas. En el caso concreto de la catedral, permanece incompleta, pues carece de campanario.
Más lugares
El Cuarto del Rescate, desnudo y sencillo, es el único vestigio arquitectónico que permanece en pie en Cajamarca del periodo de dominación inca. En él pueden apreciarse las típicas hornacinas y puertas trapezoidales propias de las construcciones cuzqueñas, así como el habitual alineamiento incaico de los sillares en sus paredes. A pesar de que sus dimensiones no son excepcionales, podemos imaginarnos la enormidad del botín que recaudaron los españoles al llenar este cuarto hasta el techo con piezas de oro y plata.
Por su parte, el Conjunto Monumental de Belén es un complejo histórico que se encuentra en la calle del mismo nombre. Consta de un hospital y una iglesia que datan de la segunda mitad del siglo XVII. El dispensario, que se construyó para uso exclusivo de mujeres, estaba regido por monjas y originalmente contaba con 31 celdas para los enfermos. La iglesia barroca colindante posee una hermosa cúpula y un interesante púlpito tallado en madera así como diversas muestras de idéntica calidad. El monumento atesora un museo médico (en el exhospital de varones) y un museo arqueológico y etnográfico.
Otro sitio destacable en la ciudad es el Mirador Natural de Santa Apolonia. En la cumbre del cerro de Santa Apolonia, un elevado cúmulo rocoso situado al sur de la ciudad, se encuentran una serie de piedras labradas durante tiempos prehispánicos. Los más antiguos pertenecen a lo que los arqueólogos denominan el Horizonte Chavín, aunque la mayoría fueron tallados en tiempos del Incario. La roca más conocida del conjunto es la llamada Trono del Inca, en la que supuestamente se acomodaba el monarca quechua para contemplar el horizonte cajamarquino; o sea la ciudad y el valle. También hay unos jardines y la capilla de la Virgen de Fátima.
El Carnaval de Cajamarca
En febrero o marzo, según el calendario, se celebra el Carnaval de Cajamarca, tal vez el más famoso de Perú, que atrae a miles de visitantes cada año. Su protagonista es el rey Momo y no faltan bailes folclóricos, gastronomía, bebida y mucho bullicio.
Alrededores de Cajamarca
Una de las mejores maneras de visitar los enclaves arqueológicos de la campiña cajamarquina es siguiendo los senderos que parten desde la ciudad hasta todas las ruinas de sus alrededores. A muchos de estos lugares se puede llegar sin mayor complicación en transporte público, en taxi o en una excursión caminando.
Los Baños del Inca
A 6 km al este de Cajamarca. Es uno de los balnearios más conocidos de todo el Perú. El interés de este enclave radica en sus fuentes termales, cuyas aguas medicinales surgen de un lecho volcánico a 74 grados centígrados. En torno al manantial se ha construido un excelente complejo hotelero. Los baños pueden tomarse en alguna de sus 20 pozas individuales (con capacidad para dos personas) o en piscinas comunales. Las aguas que bullen a 72 grados centígrados, tienen bastante valor terapéutico y están recomendadas para numerosas afecciones y sobre todo para calmar enfermedades crónicas de origen nervioso.
Las ventanillas de Otuzco
A unos 8 km al noroeste de Cajamarca. Se trata de una enorme necrópolis efectuada en tiempos preincaicos, consistente en cientos de nichos cuadrados o rectangulares excavados en la pared volcánica de una pequeña colina. El estado de conservación de las tumbas es admirable y su estudio ha dado pie a un buen número de especulaciones.
Complejo arqueológico de Cumbemayo
A unos 23 km al suroeste de Cajamarca. También hay caminatas organizadas de cuatro horas de duración desde la ciudad hasta este lugar. En este hermoso paraje hay una magnífica obra hidráulica (acueducto) para la canalización del agua que data de tiempos preincaicos(1000 a.d.C) y que fue descubierta en 1937. El trabajo de ingeniería resulta tan asombroso que el nombre de este lugar parece venir de la expresión quechua Kumpi mayo, que significa precisamente “cañería bien construida”. Cerca de los canales hay también unas cuantas cuevas que muestran en su interior intrincados petroglifos. Como curiosidad, en el bosque de piedras se adivinan los perfiles de unos frailes de piedra o frailones.
Kuntur Wasi
Está a 93 km al noroeste de la ciudad de Cajamarca, y este trayecto también puede realizarse en un espléndido treck de cuatro días a través de las montañas, cruzando magníficos parajes andinos en dirección al oeste, hasta la población de San Pablo, que se encuentra a unos 4 km del templo. El centro ceremonial de Kuntur Wasi, estudiado por la Universidad de Tokio, se asienta sobre el Cerro Copa, nombre por el que también se conoce a estas ruinas. El complejo consta de una construcción piramidal de unos 10 m de altura, edificada a base de plataformas superpuestas. Todo el recinto esta completamente rodeado por amplias terrazas de cultivo. La decoración lítica del lugar es pródiga en esculturas del tipo huanca (monolitos alargados cuya decoración esta labrada para ser vista a la redonda) así como en estelas. Su motivo iconográfico principal es el característico hombre-felino, que en la mayoría de las figuras muestra una especie de taparrabo que le cubre sucintamente la entrepierna. En las inmediaciones del templo también se hallaron gran cantidad de restos de cerámica, que se guardan en la actualidad en el Museo Nacional de Lima.
Hacienda La Colpa
Se trata de un conocido rancho donde cada tarde los ganaderos encierran a sus reses, una por una, llamándolas por su nombre propio. Increíblemente, las vacas obedecen sin rechistar retornando pacíficamente a sus cuadras siempre que se las reclama. Buenos quesos y productos lácteos.