El cabo de Matxitxako es un lugar cinematográfico, un plató natural. Son muchos los turistas que lo visitan, y en especial sus dos faros: el primigenio y el actual. Pero Bermeo ha contado hasta tres. Los citados y el de Errrosape (o de Rosas) en la punta de Lamiar.
Las imponentes vistas naturales sobre un calmo Cantábrico, la historia y la arquitectura marítima complementan la jornada brillante bajo cielo bravo azul.
A un lado, la isla cinematográfica de Izaro que contó con un convento de monjes en su geografía. En el centro, la plataforma petrolífera Gaviota. Y en el otro costado la imponente Gaztelugatxe, península donde tras cruzar un curioso puente de tres arcos deja paso a los 241 escalones que hay que ascender para alcanzar la ermita. Un joven instagramer tailandés se graba con su móvil con un trípode. Se llama Pam y ha recorrido más países que años tiene. “Estoy grabando Dragstone, Roca Dragón, de Juego de Tronos”, detalla educado haciendo referencia a Gaztelugatxe y la serie que la hizo famosa mundialmente. “Es maravilloso”, sonríe quien residió en Estados Unidos donde aprendió “un poco” de castellano.
A pocos metros, unos jóvenes franceses se asombran al ver en cien metros dos faros. “No lo sabíamos, pensábamos que el faro de Matxitxako era solo uno”. Otra familia, también gala, aporta un dato más: “Hemos leído en el viaje que en 2024 se cumplirán diez años de cuando el faro viejo se convirtió en observatorio de aves y cetáceos”, detallan.
Y así es, ubicado en un terreno anexo al viejo, cedido en aquel momento al Ejecutivo de Lakua por la Autoridad Portuaria de Bilbao para 20 años, el mirador permanece ubicado en un edificio en forma de media luna que sirve para resguardar a los observadores naturalísticos de las inclemencias del tiempo. Complementa el conjunto un panel explicativo sobre la fauna marítima que incluye ballenas.
Esta construcción antigua data de 1852 y se encuentra en desuso actualmente. Solo la torre permanece en pie. Fue construido con piedra sillar extraída de las canteras que han dañado el paraíso natural vizcaino de Durangaldea. Durante su funcionamiento, guio a los intrepidos navegantes hasta 1909. Aunque ya no está activo, su historia y arquitectura siguen causando fascinación al visitante.
El faro moderno está ubicado a tan solo 110 metros más arriba que el anterior. Sigue en funcionamiento. El inmueble consta de la casa de los torreros, almacenes y un depósito de efectos. La torre, situada en el extremo, tiene una planta octogonal construida en mampostería y una cúpula de hierro fundido laminado que alberga la luz del faro.
Pasan las horas en Matxitxako. Una pareja de Bermeo sube “a fumar”, resumen. Aportan al periodista que les gusta “el misterio que tiene la zona. Hoy todo está en calma. Si te quedas, sin embargo, no se oyen pájaros. Sí alguna gaviota. Y de pronto esto puede cambiar y convertirse con lluvia y viento en un sitio de película de miedo”, se ríe Igor.
Guía práctica
¿Cómo llegar? Para llegar a los faros de Matxitxako tomamos la carretera BI 3101 desde Bermeo saliendo por el barrio Arene y a la altura de la planta de gas, a mano derecha podemos dejar aparcado el vehículo, y accediendo por un sendero y descendiendo llegamos hasta los faros. El acceso por este sendero requiere subir una cuesta con bastante pendiente para la vuelta. No obstante, también se puede llegar conduciendo hasta el lugar. También existe un recorrido por la montaña desde Bakio o Gaztelugatxe.
Para personas con movilidad reducida. Una vez en el faro antiguo es posible pasear en silla de ruedas, ya que el firme es de asfalto. La carretera está regulada con un límite de velocidad de 30km/h teniendo preferencia el paso de los peatones, lo que facilita el acceso a personas con movilidad reducida. La pendiente es suave pero larga, a la vuelta del faro puede ser un poco cansada para sillas sin motor. No hay baños públicos adaptados.
Y esa impresión lleva a la mente a recordar, por ejemplo, la batalla de Matxitxako durante la Guerra Civil que con el paso de los años ha ganado en épica bajo una jornada lluviosa acontecida el 5 de marzo de 1937. El combate se libró entre el crucero más grande la flota franquista, Canarias y cuatro precarios bous vascos (atuneros). El envite duró más de hora y media y terminó cuando un disparo fascista alcanzó las calderas del republicano bou Nabarra, lo que obligó a abandonarlo. Veinte de sus 49 tripulantes embarcaron en los botes salvavidas. Según valoraciones del momento, el comandante y el primer oficial (Enrique Moreno y Ambrosio Sarasola, respectivamente) decidieron quedarse a bordo y hundirse con su barco antes que caer prisioneros de los franquistas y entregar la ikurriña que portaban.
Todo ello aconteció a escasas millas del viejo faro de Matxitxako y de la famosa isla, que durante años sirvió de imagen a la productora cinematográfica que llevaba por nombre Izaro Films, un conglomerado multinacional, cuyos títulos de películas del destape más conocidos fueron El extraño viaje, Los bingueros o Yo hice a Roque III. Sus dueños tuvieron una mansión que abandonaron junto al actual camping de Laida (Ibarrangelua).
La isla, que desde la playa de Laga recuerda al ratón de Getaria visto desde Zarautz, es alargada y tiene forma triangular, con una longitud de 675 metros y una anchura máxima de 150 metros. Su altura máxima es de 44,5 metros.
En su geografía quedan algunos vestigios de un convento franciscano construido en 1422 y, que los legajos de la época aseguran que fue visitado por tres reyes: Enrique IV de Castilla, Fernando el Católico e Isabel La Católica. Desde Bermeo salen viajes guiados para poder visitarla.