- La propuesta de pacto migratorio y de asilo, que pretende ayudar a gestionar las llegadas de inmigrantes irregulares a la Unión Europea, se ha encallado nada más comenzar, pese a los esfuerzos de Alemania, que ayer pasó el relevo a Portugal para que trate de lograr avances entre enero y junio del próximo año, cuando presidirá el Consejo de la UE.
El secretario de Estado alemán, Stephan Mayer, indicó que pese a las diferencias en muchos puntos, todos los países consideran que la propuesta es “una buena base” y que ahora todos los países creen que la inmigración irregular “es un problema europeo”.
En septiembre Bruselas presentó su propuesta. Aunque la Comisión sabía que no iba a gustar, las consultas previas mantenidas durante meses con las autoridades de todos los países hacían confiar en que se podían vencer más fácilmente las resistencias del pasado.
Por un lado, los países que soportan una gran presión migratoria insisten en que hace falta más solidaridad de todos los Estados miembros y piden una reubicación obligatoria de los solicitantes de protección internacional.
La propuesta de pacto descarta las cuotas obligatorias de refugiados y permite optar entre su acogida, el apoyo logístico a los países donde llegan los flujos o participar en las llamadas “devoluciones patrocinadas”.
En ese último caso, el pacto prevé que los Estados que se comprometan a gestionar y financiar expulsiones, se queden con los migrantes que, por algún motivo, no consigan repatriar en el plazo de ocho meses (cuatro meses en situaciones de crisis).
El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, insistió ayer ante sus homólogos, en la necesidad de un “reparto equitativo de la responsabilidad frente a la inmigración irregular”.
Los países en primera línea critican que no haya más claridad acerca de la manera en que se va a trabajar con terceros países para promover acuerdos para hacer frente a la inmigración ilegal y definir claramente los instrumentos financieros para apoyar ese esfuerzo.