Los datos no dejan lugar a dudas. Según el último estudio sobre despilfarro alimentario de la Fundación Elika, publicado el año pasado, los hogares del País Vasco suponen el 57 por ciento de los desperdicios alimentarios anuales. ¿Cuánto es eso? Pues unos 63 kilos por persona y casi 160 kilos de comida por hogar. Entre las posibles soluciones aportadas destaca una: el consumo de productos de kilómetro cero podría ayudar a solucionar el desperdicio alimentario en Álava

Qué es el desperdicio alimentario

Son aquellos productos agrícolas y alimentarios que se han descartado pero que seguían siendo perfectamente comestibles. Los motivos para desechar esos alimentos pueden ser múltiples: una conservación ineficiente, una mala gestión de los productos frescos, o cuando se prepara más comida de la que se va a consumir.

Todos estos desperdicios generan aproximadamente el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, mientras que según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señalaba que, de no cambiar los hábitos de consumo, en 2050 el mundo podría necesitar 3 planetas para poder mantener el mismo ritmo de vida

Los alimentos de kilómetro 0 como revulsivo

Los alimentos de kilómetro cero, o de cercanía, se presentan como parte de la solución al desperdicio alimentario. La adopción de estos productos implica consumir alimentos que se producen localmente, reduciendo la distancia entre el lugar de producción y el consumidor final. Esto no solo apoya a los agricultores y productores locales, sino que también reduce el impacto ambiental asociado al transporte y almacenamiento de alimentos. 

En Álava, donde la agricultura y la producción local son fundamentales, el consumo de productos de cercanía se alinea con las prácticas sostenibles y puede contribuir significativamente a reducir el desperdicio alimentario. Y existen varias razones para este argumento.

Según Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el mundo desperdicia mil millones de platos de comida al día mientras 783 millones de personas pasan hambre.

Por un lado, los alimentos de kilómetro cero son generalmente más frescos y de mejor calidad, ya que se producen y se consumen localmente. Esto reduce la probabilidad de que los alimentos se deterioren antes de ser consumidos, lo que disminuye el desperdicio. Además, al poder conocer de primera mano al productor o productora, se puede averiguar cómo se ha elaborado ese alimento.

Los productos locales suelen venderse en porciones más pequeñas o adaptadas a las necesidades de los consumidores, lo que reduce el exceso de compras y el desperdicio posterior. Se evita, además, el plástico de envases por raciones o individuales al poder llevar los alimentos en una bolsa o comprarlos a granel.

Además, consumir productos locales promueve la conciencia sobre el origen y el valor de los alimentos, lo que a su vez motiva a las personas a ser más cuidadosas con su consumo y a evitar el desperdicio. 

Uno de los vectores del desperdicio alimentario tiene lugar durante el transporte. Una mala conservación, un fallo en el almacén, puede hacer que el alimento se pierda ya sea en destino o durante el trayecto. Los alimentos de kilómetro cero, no requieren largos viajes para llegar a los consumidores. Esto minimiza la posibilidad de crear desperdicio asociado el transporte y, además, se reduce la huella de carbono. 

Otra forma de consumir es posible

Los alimentos de kilómetro cero son otra manera de consumir con un beneficio añadido: mitigar el desperdicio de alimentos.

Algo a tener en cuenta cuando, en el mundo, se desperdicia el equivalente a 1.000 millones de platos de comida al día (datos de 2022), mientras 783 millones de personas padecían hambre.

Reducir el desperdicio alimentario es posible incorporando los alimentos de cercanía, siendo más conscientes del proceso de elaboración y conservación de la comida e incorporando estrategias para utilizar la comida sobrante

En definitiva, se trata de eliminar una de las grandes paradojas de la sociedad: la sobreexplotación de los recursos naturales y la inmensa cantidad de comida desperdiciada.