La herramienta AMBI (AZTI’s Marine Biotic Index), desarrollada por el centro tecnológico AZTI, ha sido adoptada por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos como sistema oficial de evaluación de la calidad del medio marino. El software permite evaluar la afección sobre las comunidades marinas y la calidad de las aguas del impacto medioambiental producido por las actividades humanas.

El país americano utilizará de forma oficial esta herramienta, cuyo uso está siendo considerado en algunos países y que ya se encuentra establecida de forma oficial en toda Europa y en algunas zonas de África, América y Asia.

SISTEMA OFICIAL mundial

En el caso de EEUU, la EPA ha sido el organismo que ha decidido adoptarlo como sistema de medición oficial de las aguas para asegurar su limpieza y proveer información al Gobierno Federal sobre la salud ambiental del Océano Atlántico, el Golfo de México y el Pacífico.

A lo largo de su trayectoria, AZTI ha desarrollado diversos métodos de evaluación del estado ecológico y ambiental del medio marino. Entre ellos sobresalen en la actualidad las herramientas AMBI y M-AMBI (multivariate-AMBI) para la determinación del estado de la fauna de fondos blandos.

Ambos sistemas, que destacan a nivel mundial frente a otros, exploran cómo las comunidades y la calidad marina responden a los cambios naturales y humanos (como el cambio climático o actividades como los vertidos o dragados, entre otros), integrando condiciones medioambientales a largo plazo.

‘Software’ ecológico

Esta herramienta, según cuenta Ángel Borja, experto en gestión ambiental de mares y costas de AZTI y creador de AMBI, es un software que permite determinar, a partir de muestras de los organismos que viven en el fondo marino, en qué estado ecológico se encuentran.

Para ello se comparan las muestras con un listado de más de 11.000 especies, en la que cada una se asigna a uno de los cinco grupos ecológicos de respuesta ante las presiones humanas (por ejemplo, si es una especie sensible, tolerante u oportunista). En función del porcentaje de cada grupo, el software calcula su estado.

Creación

En AZTI llevan haciendo vigilancia ambiental desde los años 80 y los gestores pedían siempre, tal y como cuenta el creador de AMBI, una herramienta robusta basada en datos científicos, pero que fuera fácil de interpretar por ellos y por la sociedad.

En concreto, con la aprobación de la Directiva Marco del Agua europea, en el año 2000, se publicó el método AMBI, en principio para la Agencia Vasca del Agua (URA), y luego lo fueron expandiendo a otros lugares. La herramienta se creó en el marco de los trabajos que el centro realizaba desde 1994 para URA que, en línea con esa Directiva Marco del Agua europea, permitió definir las líneas de una correcta planificación hidrológica que promoviera la protección de los recursos hídricos disponibles en Euskadi.

Su uso está extendido por todo el mundo, desde los polos al ecuador, habiendo miles de publicaciones al respecto.

Herramienta inspiradora

Oficialmente se utiliza en casi todos los países de Europa (España, Portugal, Francia, Reino Unido, Irlanda, Italia, Rumanía, Bulgaria, Alemania, Holanda...), y en algunas zonas de África y Asia, como China, Marruecos, Argelia, Irán, Arabia o India, por poner algunos ejemplos, y ahora en Estados Unidos. En estos momentos cuentan también con un proyecto en Chile.

El éxito de AMBI frente a otras herramientas se debe a la sencillez del software, a la capacidad de transmitir la información a la sociedad, a la robustez de su respuesta bajo diferentes presiones humanas y en muy diferentes ámbitos geográficos (soportadas por miles de referencias publicadas), a la comparabilidad de los resultados y a su intercalibración entre diferentes países.

MÉTODO AMBI

Aplicación

SECTORES. La herramienta se ha utilizado especialmente en administraciones públicas, agencias de medio ambiente, consultoras y centros de investigación, así como en empresas de energías marinas, de minería, acuicultura, químicas y petrolíferas.

Beneficios

ecológicos. Entre sus beneficios destacan los de conocer y predecir la distribución de los impactos que puede producir una empresa, minimizándolos antes de que se produzcan; determinar la capacidad de carga de un lugar para evitar que se produzcan impactos, y cumplir con la legislación vigente que obliga a la determinación del estado ecológico.