El confinamiento decretado por el Gobierno español debido a la pandemia de coronavirus se está flexibilizando paulatinamente. Cuando apenas quedan unos días para entrar en la fase 1 , cada vez son más las actividades que se permiten hacer al aire libre.
La nueva normalidad se ve ya en el horizonte, lo que no significa que el coronavirus vaya a desaparecer de las vidas de la ciudadanía. Por ello, con el verano a la vuelta de la esquina son muchas las preguntas que surgen: ¿qué pasará con playas y piscinas? ¿se puede transmitir el virus a través del agua?
Para despejar toda duda, los científicos del CSIC han publicado un artículo en el que inciden en que la principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 son las secreciones respiratorias que se generan con la tos y los estornudos y el contacto de persona a persona. Por ello, insisten en que la medida de prevención más eficaz es la misma que en el resto de los ambientes: mantener las recomendaciones generales de distanciamiento social.
Y es que las aglomeraciones que pueden darse en las piscinas y playas, así como los objetos de uso común pueden continuar sirviendo de mecanismo de contagio. Sin embargo, no en todas las situaciones el riesgo de contagio es igual.
En piscinas o spas, por ejemplo, el riesgo (más allá de las aglomeraciones) es prácticamente nulo. Como explican los investigadores, "el uso de agentes desinfectantes" como el cloro del que se hace uso en situaciones normales con el fin de evitar la contaminación microbiana de las aguas "debería ser suficiente para la inactivación del virus".
Un estudio publicado en 2005 en la revista Journal of Virological Methods reveló que tanto el cloro como el dióxido de cloro inactivaban el virus SARS-CoV, causante del síndrome respiratorio agudo severo, tras 30 minutos de desinfección.
En las playas son varios los factores que favorecen que el SARS-CoV-2 no se contagie, ya que aunque los investigadores admiten que no no existen estudios experimentales al respecto, son favorables para la inactivación de los agentes patógenos:
- La sal del agua de mar
- La radiación ultravioleta solar
- La alta temperatura que puede alcanzar la arena
La acción conjunta de estos tres agentes podría actuar como un desinfectante natural en la arena de las playas.
Según el virólogo Javier Cantón, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), los coronavirus al entrar en el agua salada tienden a deshidratarse por la diferencia en salinidad en un proceso denominado plasmólisis, algo que "podría inactivarlo".
En el caso de los balnearios, saunas y los baños de vapor, la temperatura del agua será determinante. Debido a la alta temperatura (> 60 ºC), se prevé que la supervivencia del virus se reduzca.
Sin embargo, según subraya el CSIC, la supervivencia del virus en agua de ríos, lagos, pozas de agua dulce y no tratada es superior en comparación con las piscinas y el agua salada, y por tanto recomiendan que se extremen las medidas de precaución para evitar aglomeraciones, ya que son "los medios acuáticos más desaconsejables en relación con otras alternativas".
En conclusión: la infección por SARS-CoV-2 por contacto con el agua de condiciones estándar para el baño es muy poco probable. ¿El peligro? Estas actividades generalmente implican una pérdida de las medidas recomendadas de distanciamiento social.