Italia vivió ayer su primer día con medidas sociales y de movilidad restrictivas que buscan contener el avance del coronavirus, que ha dejado al menos 631 fallecidos en el país y alrededor de 60 millones de ciudadanos en aislamiento, mientras Estados como España, Malta, Austria y Serbia han anunciado acciones de bloqueo de sus conexiones con el país.

España ha prohibido la totalidad de los vuelos procedentes de Italia, Malta ha suspendido toda conexión por aire o mar y Austria y Serbia han anunciado que impedirán temporalmente la entrada a su territorio desde Italia.

Medidas de contención que se suceden después de que el lunes el Gobierno italiano anunciara que todo el país se convierte en “zona protegida” y ya no hay una “zona roja”, como había ocurrido hasta ahora con localidades del norte, las más afectadas por el COVID-19.

La gente en Italia puede salir a la calle y moverse por el territorio, pero solo si puede justificar que lo hace por motivos laborales, de salud o de necesidad.

La intención es frenar la propagación del brote, que amenaza con colapsar el sistema hospitalario, con casi 8.000 contagiados actualmente, según el último balance oficial.

China se dispone a enviar a Italia en las próximas horas 2 millones de mascarillas, adelantó ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio.

El consejero de Sanidad de la región de Lombardía, la más castigada, Giulio Gallera, ha avisado ya de que ese territorio “no soportará otros quince o veinte días con un aumento de las personas en urgencias o en cuidados intensivos”. “No lo aguantará ni Lombardía ni el resto de Italia”, alertó.

Pero si en este sentido preocupa el próspero e industrializado norte, más se teme por el sur, donde las instalaciones son más precarias, hay menos plazas y encima reciben enfermos de las zonas más perjudicadas para liberar espacio y arrimar el hombro.

Además en los últimos días muchos ciudadanos del norte, el área más afectada por la epidemia, han puesto rumbo al sur. De hecho esa es una de las razones por las que el Gobierno italiano extendió la pasada noche las restricciones de movilidad a todo el país.

El presidente de Lombardía, Attilio Fontana, ha pedido al Ejecutivo de Giuseppe Conte que apruebe acciones aún más estrictas, como “el cierre de todas las actividades comerciales no esenciales” y “del transporte público local”.

“Los doce alcaldes de Lombardía me han pedido que recurra al Gobierno para solicitar un mayor endurecimiento de las medidas, y vamos a presentar hoy esta propuesta”, señaló Fontana, en una entrevista en la cadena de televisión Sky 24.

El gobernador de Véneto, Luca Zaia, se ha mostrado en la misma línea al asegurar que “sería mejor el cierre total para bloquear la infección de forma permanente”, en lugar de “alargar la agonía durante meses”.

Medidas en el vaticano La decisión del Gobierno de extender las medidas restrictivas a todo el país ya ha tenido las primeras consecuencias: El Vaticano ha cerrado la plaza y la basílica de San Pedro hasta el 3 de abril y se han pospuesto las elecciones regionales en el Valle de Aosta, previstas para abril, y las municipales de Trentino Alto Adigio, que iban a celebrarse en mayo.

Pero los efectos no se limitan solo al país. Las aerolíneas British Airways y Ryanair anunciaron ayer que cancelan sus vuelos hacia y desde Italia, la primera hasta el 4 de abril y la segunda hasta el día 8 de ese mes.

El Gobierno español ha acordado prohibir todos los vuelos directos desde Italia hacia España durante catorce días, a partir de las 00.01 hora local de hoy hasta las 00.00 del 25 de marzo, una medida que podrá prorrogarse por periodos adicionales de catorce días con el acuerdo de la Comisión Europea (CE), en función de la evolución de la epidemia.

Austria prohibirá, desde hoy, la entrada al país a cualquier persona si procede de Italia, a excepción de aquellas que presenten un certificado médico o tengan un lugar donde puedan permanecer totalmente aisladas durante dos semanas.

Malta ha interrumpido desde ayer toda conexión por aire o mar con Italia y Serbia también ha vetado la entrada a su territorio de personas desde Italia, Corea del Sur, Irán y algunas zonas de Suiza y China.

Además de por la contención del virus, Italia está preocupada por el impacto económico que se derivará de esta situación.

Por eso, ayer el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, mantuvo una conversación telefónica con la presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, para dialogar sobre posibles medidas europeas en relación a la emergencia, según un comunicado de la Jefatura del Gobierno italiano.

Conte ya avisó el lunes de que Italia estudia pedir mayor margen para incrementar su déficit previsto para 2020, después de haber solicitado recientemente una desviación del gasto público del 0,3% del producto interior bruto (PIB), que incrementa el déficit para 2020 del 2,2% estimado en septiembre al 2,5%.