Donostia. ¿A estas alturas hay recetas mágicas, o salir de la crisis es cuestión de tiempo?

A esta crisis comenzamos a decirle adiós, pero todavía no podemos decirle ya te hemos perdido de vista. Ha sido tremendamente destructiva, pero hemos aprendido lecciones.

¿Cuáles?

En primer lugar, que hay que hacer caso de las señales de las burbujas, que siempre acaban explotando y nunca lo hacen de forma suave. Hemos aprendido también que nuestro sistema productivo propio es más equilibrado, y hay que apoyarlo, así como que el sector de la energía está llamada a marcar el futuro.

¿Son lecciones realmente aprendidas, o el deseo de que así sea?

Como mínimo, es lo que deberíamos haber aprendido después de estos seis años. Durante mucho tiempo hemos vivido muy bien, pero a costa de sufrir una serie de consecuencias muy severas. Lo ideal sería poner las bases para que el futuro no nos depare una crisis como esta dentro de una década.

¿Pero no cree que hacerse con dinero rápido a costa de lo que sea es casi inherente al ser humano?

Sí, pero de la misma forma que es así, conociéndonos como nos conocemos, nos tenemos que dotar de una especie de contrato social para todos nos podamos ayudar y así progresar. Las instituciones deberían ser las valedoras de ese contrato social que evite corruptelas. El papel de las instituciones es fundamental a la hora de tener una economía nivelada.

¿Cómo analiza los últimos datos de la economía vasca?

Son alentadores, aunque de manera suave. Todo va algo mejor pero queda mucho por hacer, la mejoría es muy paulatina. Todavía habrá que aguardar para generar el empleo suficiente que de respuesta a la gente joven y no tan joven que continúa desesperada. Nos encantaría poder empezar a crecer un 2%, pero eso todavía no es posible.

¿Qué plan acometería si de usted dependiera diseñar la salida?

Lo primero que haría es realizar una reflexión muy profunda sobre la actuación que están llevando a cabo las instituciones, y meditaría mucho sobre si realmente está haciendo lo que tienen que hacer...

¿Recuperaremos un estado de bienestar social sólido y duradero o cual tiempo pasado fue definitivamente mejor?

Mírese Sanidad, Educación, Infraestructuras... Hasta ahora hemos gozado de un elevado bienestar. Me he traslado a vivir recientemente a Bilbao, y la verdad es que estoy sorprendida de la calidad de sus líneas de autobús y metro que, por cierto, no son nada caras. Hemos gozado de un nivel muy elevado que cuesta mantener, no solo por el dinero necesario sino por el nivel de entusiasmo que es tanto o más necesario. El entusiasmo no lo hemos perdido del todo y, desde ese punto de vista, muchas de las cosas que han desaparecido con la crisis volverán en cuanto empecemos a crecer un poco.