Una de las formas más eficaces de conservar en buen estado los alimentos es congelándolos. Gracias a este recurso, logramos alargar su vida útil y que así no se contaminen. Aun así, no es oro todo lo que reluce: no hacerlo adecuadamente puede provocar riesgo de enfermedades.
Todo esto se debe a que la congelación no acaba con las bacterias, pues solo frena su desarrollo. Esto implica que cuidar los alimentos sea fundamental para evitar contratiempos, ya sea a nivel de salud general o para cuidar la comida.
Congelar no significa matar bacterias
Según indica el portal especializado ‘Cuídate Plus’, el hecho de congelar alimentos tan sólo para la actividad de las bacterias. A diferencia de lo que muchas personas creen, los parásitos y otros microorganismos no se eliminan por completo.
Asimismo, congelar un producto que lleva varios días en la nevera y está a punto de caducar es sinónimo de riesgo total. Al momento de descongelar la comida, y si no se hace correctamente, puede pasar que las bacterias proliferen y estropeen su estado.
Cómo congelar y descongelar con seguridad
Visto lo visto, lo mejor para ahorrarse sustos es seguir una serie de pautas básicas. Primero de todo, es imprescindible congelar los alimentos cuanto antes, como la carne, incluso cuando se mantienen frescos: de lo contrario, habrá más riesgo de contaminación.
El alimento en cuestión se debe descongelar siempre en el interior del frigorífico para medir la temperatura correctamente y que sus microorganismos no vayan a más. Tras descongelarlo, se tiene que cocinar en un plazo máximo de un día, con una cocción completa.
También tenemos otra alternativa: utilizar el microondas para descongelar alimentos. No obstante, cabe recordar que este paso solo sirve si la comida va a cocinarse justo después. Si no, podría afectar a las propiedades y nutrientes del alimento.
Tiempo de conservación en el congelador
No todos los alimentos tienen que permanecer el mismo tiempo en el congelador. En el caso de las verduras, pueden aguantar hasta un año. Si hablamos de pescados: en función de la grasa, podrán durar dos o tres meses, e incluso seis, según el tipo.
Por otro lado, la carne grasa podría resistir cuatro meses; las magras, en cambio, hasta un año. En cuanto a las aves, pueden estar hasta seis y nueve meses. Sin embargo, los guisos no se deberían conservar más de dos o tres meses.
Ultracongelados: mejor textura y mayor duración
Uno de los mayores motivos por los que los ultracongelados industriales aguantan mejor es por su propio proceso de elaboración. La comida industrial está sometida a un sistema de congelación que reduce su temperatura a temperaturas extremas en poco tiempo.
Como consecuencia, las placas de hielo que se forman no afectan ni a la textura ni a las propiedades del alimento, pudiendo soportar mejor en cualquier circunstancia.
Dentro del hogar no ocurre lo mismo. Aunque pueda parecer muy útil, no siempre asegura el mismo resultado, porque el proceso es mucho más lento y las temperaturas no son tan bajas. Algo que, como es evidente, puede afectar al sabor del alimento.