Juan Antonio Durán de la Colina, director médico del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO), abarca un terreno tan amplio que resulta difícil acotar la conversación con un especialista que, a estas alturas de su dilatada trayectoria, quiere ahondar en el fenómeno del ojo seco porque “hay un tipo de dolor ocular que no es solo un ojo seco”, afirma.
Déjeme que empiece por otro tema recurrente; la vista cansada, que afecta a casi la mitad de la población. Parecía prometedor un colirio que corregía la presbicia durante seis horas que se vendía en Estados Unidos. ¿Ha llegado ya?
Todavía no lo tenemos aquí. Pero te puedo decir que el precio es prohibitivo. Por eso algunos piensan; Me opero y me sale más barato, ¿no? Pero hay gente que lo está usando y sí funciona, lo que pasa que, por el precio, creo que será difícil que llegue aquí y se comercialice.
Habla usted de operarse de presbicia y además parece que está de moda. Pero no cualquiera puede ser candidato. Hace unos años, lo consulté y me dijeron; no, espérate que te va a seguir aumentando. Y efectivamente ha ido a más.
Es fácil ser profeta con la presbicia porque la conocemos muy bien, el tipo de evolución, los síntomas, a la edad que aparece... Pero ahora, en esas operaciones, se están tirando las edades hacia abajo y me parece un poco atrevido. Hay que ver caso por caso pero veo que se está operando gente demasiado joven. El problema de la operación, a diferencia de las lentillas o de las gotas, es que no es reversible. Entonces, si la operación no te va bien, y hay que darle la vuelta a algo es complicado. Aunque hoy hay mejores lentes, las cirugías son más precisas, se conocen mejor las contraindicaciones...
¿Usted la recomienda?
Al final es cuestión de analizar ventajas e inconvenientes. La ventaja de la operación es poder salir de casa sin gafas y se gana obviamente en calidad de vida. Pero indudablemente hay que ver cada caso, explicar la operación, analizar límites y riesgos. No me cabe la menor duda de que estamos muchísimo mejor que hace, pongamos, 8 ó 10 años. Pero bueno, no deja de ser una cirugía y no hay que frivolizarla ni trivializarla.
"A una persona que se opera para quitarse las gafas tienes que dejarle perfecto; es una cirugía exigente"
Tiene sus limitaciones.
Sí porque hay algunos casos donde el resultado no es el que esperaba el paciente. Algunos quieren ver como cuando tenían 20 años y eso no es posible. Es como la señora que se hace una cirugía estética y quiere parecer su hija.
¿Esa cirugía protege de la catarata? Quiero decir, si se hace, ya no se tiene que operar de cataratas que creo es una de las intervenciones más frecuentes.
Sí, lo que haces es adelantar la operación de la catarata. En lugar de intervenir la catarata, que se produce porque el cristalino se enturbia, operas esto. Es un cambio de concepto. Cuando se pierde la transparencia del cristalino se opera la catarata y cuando se pierde la función de enfoque, operas la presbicia. Lo que ocurre es que la exigencia de resultados mucho mayor. Una persona que no ve por la catarata y le queda una dioptría, no es un drama. Pero a alguien que se opera para quitarse las gafas, tienes que dejarle niquelado, perfecto. Por eso digo que es una cirugía más exigente.
Sin embargo cada vez tiene mayor demanda.
Sí porque cada vez hay más gente del baby boom, y vivimos más. Es un volumen de población muy alto y exigente que se siente joven y vital. Quiere viajar, hacer deporte, ver bien los mensajes en el móvil, y no quieren andar siempre encima con las gafas que hay que usar como una especie de muleta, y sentimos como una limitación. Hay gran demanda de esa intervención porque a esas edades, la gente también suele tener más capacidad económica que una persona joven porque ya tiene sus ahorrillos.
"El dolor ocular crónico es un totum revolutum muy difícil de encuadrar y los pacientes están muy abandonados"
Pero ahora quiere usted centrar su trabajo en el dolor, en las molestias oculares y en el ojo seco... Casi nada porque es el motivo de consulta más común.
Es que la córnea es la parte más sensible del organismo. Eso la hace muy vulnerable al dolor. Por eso, las molestias oculares son bastante frecuentes y una causa habitual de consulta. En las molestias oculares hay una especie de cajón oscuro que no tiene explicación. Porque además del ojo seco, la blefaritis, los problemas en la película lagrimal, hay muchos casos en los que no se encuentra ningún tipo de causa obvia para explicar esas molestias crónicas. Y muchas veces es difícil llegar a un diagnóstico porque hay que hacer muchas exploraciones.
Es un terreno poco espectacular. No es una cirugía en la que el profesional pueda lucirse.
Absolutamente. A los profesionales no nos gusta ver patologías que no entendemos, pacientes que se quejan de algo a lo que no podemos dar explicación. Yo digo que se parecen mucho a los que sufren de fibromialgia, porque parece que no se encuentra explicación a lo que tienen. Es un tipo de paciente que no tiene el enfoque adecuado porque va dando bandazos por distintos especialistas y se encuentran muy abandonados.
Dadas las largas listas de espera en Oftalmología, imagino que ustedes verán en su clínica muchos pacientes de este tipo.
Sí, claro. Pero son difíciles de tratar porque, en general, sus molestias van asociadas a otro tipo de dolores, y requieren mucho tiempo, que es lamentablemente, lo que no tenemos. Por eso, considero que tiene que haber alguien que les haga caso, que los escuche, que investigue y que trate de mejorar su situación. Muchas veces estas molestias crónicas de los ojos se asocian a lo que se llama patología de fibra fina, post covid etc...
¿Hay que indagar mucho para ver el origen de la dolencia?
Sí. Es más complejo de lo que parece. Puede haber historias de estrés postraumático. Se mezclan elementos emocionales con dolores de otro tipo, alteraciones neurológicas, gente que tiene fatiga crónica... Son pacientes que han ido al reumatólogo, al neurólogo, al psicólogo y cada uno le da un enfoque porque está todo entremezclado. Igual tienen depresión y sus tratamientos antidepresivos les causa más sequedad en los ojos. Hay que hacer bastantes pruebas antes de poder determinar por qué son esas molestias y a veces encontramos la explicación y otras, no. Este dolor ocular crónico es una especie de totum revolutum muy difícil de encuadrar y hay que dejar de mirar a la pantalla de la historia clínica y mirar al paciente y que él te cuente.
Habla del dolor crónico y ustedes también trabajan en estudios para conocer, cómo afecta la fibromialgia a la visión. No imaginaba un impacto tan directo.
Es que el ojo es ahora uno de los campos que más se está explorando. La córnea provoca dolores y a través del estudio de los nervios del ojo, con un microscopio especial, a veces se pueden ver alteraciones que ayudan en el diagnóstico de enfermedades neurológicas. Por eso, la córnea también está siendo un lugar de interés para los neurólogos porque pueden confirmar algunas enfermedades.
"Aún se necesitan córneas porque la inmensa mayoría de los trasplantes requieren una córnea donante"
¿Se consigue mejorar?
Desde luego. No da muchas alegrías en el sentido de que son pacientes difíciles. Son patologías crónicas donde tú no puedes dar un tratamiento y olvidarte. Es como una enfermedad reumática, en la que necesitas terapias largas. Hay tratamientos para mejorar esto, pero resulta muy latoso.
¿Todavía se siguen necesitando córneas para trasplantar o se ha solucionado ya ese problema?
Sí, por supuesto. Hoy en día, aunque haya corneas artificiales, son para casos limitados y concretos. El trasplante de córnea ha evolucionado una barbaridad. Se puede hacer entero o por capas. Depende la capa que esté dañada de la córnea y esto trae muchísimas ventajas, pero la inmensa mayoría de los trasplantes requieren una córnea donante.