Este lunes día 3 se celebra el Día Internacional de las Reservas de la Biosfera, una jornada impulsada por la Unesco para recordar la importancia de estos espacios naturales donde la humanidad busca convivir en equilibrio con la naturaleza. En Euskal Herria existen dos ejemplos excepcionales de esta filosofía: la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en Bizkaia, y la de Bardenas Reales, en Navarra. Dos paisajes opuestos -uno verde y húmedo, el otro árido y lunar- unidos por un mismo propósito: proteger la vida en todas sus formas y enseñar a vivir de manera sostenible.
¿Qué es una reserva de la biosfera?
Las Reservas de la Biosfera son espacios reconocidos por la Unesco dentro de su programa Man and the Biosphere (Hombre y la Biosfera). Se definen como zonas de aprendizaje y ensayo para el desarrollo sostenible, lugares donde se experimentan nuevas formas de relación entre la sociedad y la naturaleza.
Cada una de ellas representa un ecosistema de gran valor ecológico, cultural y paisajístico. Su meta no es solo conservar la biodiversidad, sino también promover un modelo de desarrollo respetuoso con el entorno, integrando la economía, la educación y la participación ciudadana.
El corazón verde de Bizkaia
La Reserva de la Biosfera de Urdaibai, declarada por la Unesco en 1984, se extiende a lo largo de unas 22.000 hectáreas en la costa de Bizkaia, entre Gernika-Lumo y Mundaka. Es la única reserva de la biosfera de la Comunidad Autónoma Vasca y uno de los humedales más valiosos del norte de la península. Su territorio abarca acantilados, marismas, playas, bosques y zonas agrícolas, formando un mosaico natural de gran diversidad ecológica.
Su protección se debe, en gran parte, a las movilizaciones ciudadanas surgidas en 1968, cuando la Diputación de Bizkaia impulsó el Plan Especial de Aprovechamiento de la Ría de Mundaka, que pretendía desecar y urbanizar la zona entre Gernika y Mundaka. Este proyecto provocó una fuerte respuesta social que acabaría siendo decisiva para su conservación.
Urdaibai se encuentra en la comarca de Busturialdea, compuesta por 20 municipios, de los cuales 19 están dentro de la reserva. En total, el territorio protegido incluye 22 municipios. En conjunto, en Urdaibai viven unas 45.200 personas, concentradas principalmente en Bermeo y Gernika-Lumo, que reúnen el 74% de la población total.
El área destaca por su gran biodiversidad, especialmente por la presencia de aves migratorias que encuentran aquí un refugio durante sus desplazamientos entre Europa y África. En otoño e invierno llegan especies procedentes del norte, como espátulas, garzas reales, águilas pescadoras o chorlitejos grandes, mientras que en primavera y verano predominan especies como el alcaudón dorsirrojo, el alcotán, el águila culebrera, el milano o el carricero. La espátula común es una de las especies más emblemáticas, y su observación regular ha llevado a incluir Urdaibai en la Convención Ramsar sobre humedales de importancia internacional.
En los hábitats mejor conservados habitan mamíferos como el zorro, la garduña, la comadreja, la gineta y el gato montés, junto a especies vulnerables como el visón europeo y el lirón gris. También están presentes numerosos micromamíferos, entre ellos topos, musarañas, musgaños y topillos. En el río Oka, que forma el estuario de Urdaibai, se encuentran especies acuáticas como la trucha de río, la locha, la anguila, el barbo o la platija. Entre los anfibios destacan la rana bermeja y la rana patilarga, y entre los reptiles, el lagarto verde, el lagarto verdinegro, la lagartija de turbera y el lución. Además, se han identificado 77 especies de arañas y 250 especies de insectos, algunas de ellas protegidas por convenios internacionales.
Urdaibai combina naturaleza, cultura e historia. Su paisaje, atravesado por el Camino de Santiago del Norte, incluye enclaves como el Mirador de San Pedro de Atxarre, la playa de Laga, el Cabo Matxitxako o el Bosque Pintado de Oma. Este territorio es hoy un modelo de gestión ambiental en el que la conservación, la investigación, la educación ambiental y el turismo sostenible se integran con la vida local, convirtiendo a Urdaibai en un símbolo de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza.
El desierto que respira vida
A más de 200 kilómetros de Urdaibai, en el sureste de Navarra, se extiende la Reserva de la Biosfera de Bardenas Reales, declarada por la Unesco en el año 2000. Con una superficie de 41.845 hectáreas, este territorio único se encuentra en la depresión del valle del Ebro, con altitudes que varían entre los 280 y los 659 metros sobre el nivel del mar. Su paisaje, formado por la erosión del viento y el agua sobre materiales arcillosos, areniscos y yesíferos, ofrece un escenario casi lunar, con planicies, barrancos y cabezos que parecen esculpidos por el tiempo.
Aunque a primera vista pueda parecer un desierto, Bardenas Reales albergan una sorprendente biodiversidad. En este entorno semiárido viven más de 28 especies de mamíferos, entre ellos el zorro, el gato montés, el jabalí y la liebre ibérica, además de pequeños micromamíferos y murciélagos. Es también un refugio importante para las aves rapaces y esteparias, como el águila real, el buitre leonado, el cernícalo primilla, el alimoche o la ganga ortega, especies emblemáticas del ecosistema bardenero. Su fauna se completa con reptiles, anfibios e invertebrados perfectamente adaptados a las condiciones extremas del clima seco y a la escasez de agua.
La vegetación es igualmente representativa de los ambientes semiáridos del valle del Ebro. Predominan los matorrales de romero, tomillo, ontina y esparto, junto a zonas de sabinares, coscojares y pinares dispersos, que salpican el terreno árido y aportan refugio a la fauna. Esta flora resistente cumple un papel esencial en la lucha contra la erosión y en la conservación del suelo.
El territorio bardenero combina distintos usos y actividades humanas: la ganadería trashumante, que ha modelado el paisaje durante siglos; la agricultura extensiva en zonas más fértiles; y un creciente turismo rural y naturalista que encuentra en la reserva un lugar para el senderismo, la fotografía o la observación de aves. Además, una parte del territorio está destinada al uso militar controlado, lo que supone un desafío añadido en la gestión sostenible de este espacio protegido.
El paisaje de las Bardenas Reales ha inspirado a artistas, fotógrafos y cineastas de todo el mundo. Su aspecto casi marciano ha sido escenario de producciones internacionales como Juego de Tronos. Sin embargo, más allá de su atractivo visual, las Bardenas representan un ejemplo de convivencia entre el ser humano y un entorno frágil, donde la conservación y el uso responsable se equilibran con esfuerzo y compromiso.
Aprender a vivir con la naturaleza
Tanto Urdaibai como las Bardenas Reales son ejemplos de que la sostenibilidad no es una utopía, sino una realidad que se construye día a día, con compromiso, conocimiento y respeto. En un momento en que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad amenazan nuestra supervivencia, las Reservas de la Biosfera se alzan como faros de esperanza y aprendizaje para un mundo más consciente y equilibrado.
src="https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/statics/js/indexacion_Trebe.js">