El euskera, aunque a menudo se asocia con otras provincias, tiene una presencia histórica y cultural muy relevante en Álava. No obstante muchas personas desconocen ciertos aspectos curiosos y sorprendentes sobre la lengua vasca en este territorio. Hablamos de una fuerte conexión durante siglos, que aún hoy se mantiene viva.  

Con el objetivo de comprender mejor la naturaleza del euskera, vamos a repasar una serie de datos que muestran su vínculo con Álava. 

En Álava desde hace siglos

Si bien actualmente el uso del euskera es más común en zonas del norte de Álava y Vitoria, hace unos siglos era el idioma predominante en toda la provincia. 

Durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna, la lengua vasca se hablaba de manera natural en buena parte del territorio alavés. 

Este uso extendido del euskera empezó a reducirse a partir del siglo XVI, cuando la influencia del castellano comenzó a expandirse por motivos políticos, sociales y económicos.

Ikurriña en la Plaza Nueva de Bilbao con motivo del Aberri Eguna EFE

Historia de altibajos

Vitoria es una ciudad donde el euskera tiene una presencia creciente, sobre todo en el ámbito educativo y cultural. Aun así, muchos desconocen que el uso del euskera en la ciudad ha experimentado altibajos. 

En el siglo XVIII, el idioma sufrió una grave crisis, pero con el paso del tiempo, y más en en las últimas décadas, ha recuperado fuerza en la capital alavesa, y cada vez más jóvenes lo hablan con fluidez.

Un dialecto alavés 

El alavés es un dialecto particular del euskera que posee algunas características únicas. Este dialecto fue hablado en gran parte del territorio alavés hasta que comenzó a ser desplazado por el castellano. 

En la actualidad, se considera que el batua ha sustituido en gran medida a los dialectos locales, pero algunos pueblos y familias alavesas conservan vocabulario y formas gramaticales derivadas del antiguo euskera alavés.

Varias personas con una Ikurriña durante las horas previas a la celebración del Tour de Francia E.P.

Topónimos en euskera

A pesar de que muchos pueblos alaveses tienen nombres en castellano, también los hay con origen vasco. Los nombres de lugares como Armentia o Zalduondo provienen directamente del euskera.

De hecho, los topónimos en euskera son una fuente de incalculable valor para conocer la historia del idioma en la región, ya que estas denominaciones se mantienen intactas desde hace siglos, incluso en áreas donde el uso cotidiano de la lengua ha disminuido o desaparecido.

La revitalización del euskera en Álava: una historia de éxito 

El resurgir del euskera en Álava en los últimos tiempos es una historia de éxito. A partir de los años 80, se iniciaron importantes esfuerzos para fomentar el uso del euskera a través de la educación, los medios de comunicación y las instituciones públicas. 

Esto ha tenido un impacto considerable en Álava, especialmente en la capital, donde la oferta educativa en euskera ha aumentado y cada vez más familias eligen que sus hijos reciban educación bilingüe o íntegramente en euskera.

En muchos pueblos rurales alaveses, los centros escolares también ofrecen enseñanza en euskera, lo que ha contribuido a que nuevas generaciones crezcan con el idioma. Además, cada año se celebran en Álava actividades culturales en torno a la lengua. 

Imagen de una ikurriña en un puerto Pixabay

Idiomas similares

Aunque el euskera no guarda relación con ningún otro idioma conocido, existen infinidad de teorías que lo vinculan con otros, tanto de Europa como de Asia.

El idioma húngaro

El primer parecido que comparten el euskera y esta lengua de la rama urálica es la formación del plural. El idioma vasco suele incluir una 'k' al final de las palabras en este caso gramatical. A modo de ejemplo, en euskera la fruta ‘manzana’ se dice ‘sagarra’, por lo que su plural sería ‘sagarrak’.

Y, paralelamente, en húngaro su significado es ‘alma’, que en plural sería ‘almak’. Otro punto en común de ambos idiomas es la inclusión de una 'n' al final de los nombres de ubicaciones o lugares. Por ejemplo, tanto en húngaro como en euskera, la ciudad de Budapest se reconoce como 'Budapesten'.

A diferencia de muchas otras lenguas que se hablan en Europa, el euskera y el húngaro comparten palabras complejas. Es decir, la palabra 'primavera', que en euskera se dice ‘udaberri ‘y en húngaro es ‘tavasz’; en vasco, ‘mar’ es ‘itsaso’, y en magiar es ‘tenger’.

En esta última característica, los dos idiomas exponen sonidos muy similares. La lengua magiar tiene 'cz','cs' o 'c' , mientras que nuestro idioma posee los 'tz', 'ts' y 'tx'.

Sobre el armenio

El lingüista vasco-británico Edward Spencer Dodgson en 1884, al igual que el filólogo alemán Joseph Karst en 1928, descubrieron más de 300 coincidencias léxicas, gramaticales y fonéticas entre el euskera y el armenio, como por ejemplo en ‘tegi’ (lugar) y ‘zati / zat’ (porción, parte, en euskera y armenio, respectivamente).

Del mismo modo, el lingüista Vahan Sargsyan identificó en 1998 casi 600 palabras compartidas entre los dos idiomas. Este experto sugiere que se introdujeron mediante la metalurgia y la agricultura gracias a una antigua migración de armenios a tierras vascas.

Otros ejemplos que sostienen esta teoría son palabras en común como ‘ardi’ (oveja), ‘urti’ (agua abundante) y ‘gari’ (trigo en euskera; cebada en armenio).

Bandera de la autoproclamada república armenia de Artsaj, en Nagorno-Karabaj. EP

El georgiano

Hay varias palabras que guardan ciertos parecidos entre la lengua vasca y el georgiano. Un buen ejemplo es el término ‘zari’, cesto en georgiano, que en euskera se llama ‘zara’ u ‘otzara’.

Otra palabra que podemos encontrar es ’ezer’, hermoso en georgiano, y que al euskera se traduce como ‘eder’. Se trata, sin duda, de una muestra más de las curiosas coincidencias que unen a las tierras vascas con las remotas aldeas de Georgia.

Un elemento gramatical común entre estos idiomas es la ergatividad, que diferencia al sujeto intransitivo del sujeto transitivo o activo. En la frase “el hombre viene”, el sujeto en euskera sería ‘gizona’, pero en “el hombre ve”, el sujeto sería ‘gizonak’, añadiendo una -k al final de la palabra.

Por si fuera poco, muchas lenguas de esta zona del mundo contienen en su estructura el concepto de la ergatividad, muy frecuente en la construcción de algunas de sus frases. Otro motivo que conecta al euskera a Georgia.